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Santa Vacuna versus Santa Libertad

29 de marzo de 2021 22:26 h

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La cuarta ola de la pandemia, sea grande, mediana o pequeña, ya está llegando, y no podremos decir que haya sido por sorpresa. Nos la hemos ganado a pulso entre todos, administradores y administrados. Algunos, como la Comunidad de Madrid presidida por Isabel Díaz Ayuso, con especial ahínco: con los datos de este lunes (255 casos nuevos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, con lo que la región vuelve a estar en riesgo muy alto) y con los de muchos días y semanas y meses anteriores, bien podría decirse que su proclama de “Libertad” se está convirtiendo en otra de “Libertad de contagio”.

Los epidemiólogos nos venían advirtiendo de la cuarta ola desde hace muchas semanas. Pedían nuevas medidas de restricción de la movilidad, no relajarse, no dar prioridad a la economía sobre la salud, no hablar de “salvar la Semana Santa” -como antes advirtieron de que no se hablara de salvar el verano, y luego el puente del Pilar, y después el de los Santos, y más tarde el de la Constitución, y por último la Navidad... y siempre sin éxito-. Ni los políticos han sido capaces de consensuar el coraje suficiente para tomar esas medidas ni el conjunto de la opinión pública de presionarlos lo suficiente como para que lo hicieran.

Los llamamientos cayeron en saco roto. Las administraciones lanzaron algunas ideas de medidas restrictivas más duras, pero no acabaron de concretarlas. ¿Globos sonda? Ha llegado la Semana Santa, la campaña de vacunación ha cubierto por ahora a poco más del 5% de la población española y la cuarta ola está empezando a despegar ante nosotros cuando aún estamos muy lejos de conseguir una cierta inmunidad de rebaño. Las cifras de contagios y de fallecimientos van a seguir creciendo. La esperanza de los expertos es que lo hagan a un ritmo muy inferior al de hasta ahora, especialmente el de las muertes, pues las vacunas sí han cubierto a buena parte de la población que por edad, patologías previas o contacto con ya contagiados corrían mayores riesgos.

Sobre la cuarta ola, hay cierta esperanza entre los observadores consultados de que puede ser menos intensa que la tercera, con picos de incidencia en los últimos 14 días no tan altos, pero existe también el temor de que pueda también ser más duradera, extenderse más en el tiempo.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha anunciado este domingo que el ritmo de suministro de vacunas se triplicará a partir de abril, y abril está a la vuelta de la esquina. ¿Será con ello suficiente para cumplir el objetivo que se puso el Gobierno de Pedro Sánchez de que “para el verano” (o “para el final del verano”, hay distintas versiones oficiales de esta previsión) el 70% de población estará protegida por la vacuna? Evidentemente, si el ritmo de suministro de vacunas solo se triplica en abril, y en los meses sucesivos se estanca, no será suficiente. Si en mayo y en junio no se sigue aumentando de modo significativo tanto la provisión de vacunas como su administración a la población, el objetivo no se cumplirá. “Todo dependerá de la llegada y disponibilidad de las distintas vacunas. El 15 de abril llegan más de 5 millones de la vacuna de Janssen que se suman a las anteriores de AstraZeneca, Pfizer y Moderna. Ya veremos”, comenta un experimentado epidemiólogo.

En conclusión: ya metidos en Semana Santa y en la cuarta ola, y a cinco semanas de las elecciones en la Comunidad de Madrid, con lo que ello supone de freno en las administraciones central y autonómica para tomar nuevas medidas de control aunque fueran necesarias, y a tres meses del comienzo del verano, parece evidente que las esperanzas de salir de la pandemia están más depositadas en Santa Vacuna que en Santa Libertad.

La cuarta ola de la pandemia, sea grande, mediana o pequeña, ya está llegando, y no podremos decir que haya sido por sorpresa. Nos la hemos ganado a pulso entre todos, administradores y administrados. Algunos, como la Comunidad de Madrid presidida por Isabel Díaz Ayuso, con especial ahínco: con los datos de este lunes (255 casos nuevos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, con lo que la región vuelve a estar en riesgo muy alto) y con los de muchos días y semanas y meses anteriores, bien podría decirse que su proclama de “Libertad” se está convirtiendo en otra de “Libertad de contagio”.

Los epidemiólogos nos venían advirtiendo de la cuarta ola desde hace muchas semanas. Pedían nuevas medidas de restricción de la movilidad, no relajarse, no dar prioridad a la economía sobre la salud, no hablar de “salvar la Semana Santa” -como antes advirtieron de que no se hablara de salvar el verano, y luego el puente del Pilar, y después el de los Santos, y más tarde el de la Constitución, y por último la Navidad... y siempre sin éxito-. Ni los políticos han sido capaces de consensuar el coraje suficiente para tomar esas medidas ni el conjunto de la opinión pública de presionarlos lo suficiente como para que lo hicieran.