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Asturias rastrea la pista de los deportados a campos de concentración nazis: “Mi padre fue en uno de los trenes de la muerte”

Entrada de las tropas norteamericanas en el campo de Mauthausen. Los prisioneros saludan a la 11ª División Acorazada de los EEUU por su liberación.

Pilar Campo

Oviedo —
24 de noviembre de 2024 22:36 h

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El Grupo Deportados Asturias investiga desde hace cuatro años cualquier pista, por pequeña que sea, en registros civiles, ayuntamientos, archivos españoles, franceses y alemanes sobre la trayectoria vital de los asturianos y asturianas que, después de pasar las penurias de la Guerra Civil, fueron deportados a los campos de concentración nazis.

Los hombres fueron recluidos en los campos de Mauthausen-Gusen, en Austria, así como en Dachau, Buchenwald y Neuengamme en Alemania, mientras que las mujeres eran trasladadas como prisioneras al campo de concentración de Ravensbrúck, en el norte de Alemania.

No se han constituido en asociación y, por tanto, sus integrantes no reciben subvención alguna, por lo que toda la documentación que logran reunir y los viajes que realizan para recabar la información que puede resultar más útil tienen que costearla de su propio bolsillo.

No obstante, admiten que es “muy gratificante” cada vez que consiguen encajar los puzles de una de las biografías y se convierte en un acicate para continuar en esta ardua tarea porque significa que han dado un paso más para honrar su memoria y que su nombre no caiga en el olvido.

Un listado, un libro y un Muro

El Grupo cuenta con casi 200 nombres de asturianos y asturianas que sufrieron hambre, torturas e incluso murieron durante su permanencia en los campos de concentración. Estima que es “una obligación de la sociedad” llegar a tener una lista completa y cuenta con la ayuda de varios historiadores que están muy involucrados en el proyecto.

La publicación de un libro donde se reúnan todos los casos, la colocación de los Stolpersteine —adoquines de la memoria— en sus lugares de origen y llegar a tener un Muro, en un lugar visible, donde puedan estar inscritos todos los nombres de las víctimas junto a sus lugares de nacimiento y de fallecimiento o liberación son otros objetivos y el motor que les mueve a seguir en esta titánica tarea totalmente altruista.

La divulgación es imprescindible para que no se pierda esta parte de la historia y compartirla, entre otros colectivos con el de los estudiantes, es vital. De ahí que las charlas en institutos se conviertan en una de sus funciones principales.

La investigación de Maribel Luna

Una de las principales promotoras del grupo es Maribel Luna, que lleva tras de sí una larga lucha por sacar los restos de su abuelo Aquilino de Cuelgamuros. Relata a elDiario.es Asturias que llegó a la investigación sobre los temas relacionados con la deportación después de llevar mucho tiempo vinculada a los temas relacionados con la memoria por su interés por encontrar datos sobre la vida de su abuelo. A partir de ahí, decidió investigar sobre la deportación porque creía que era un tema que no estaba suficientemente tratado en Asturias y estaba convencida de que las historias de los deportados debían ser investigadas para que no cayeran en el olvido.

Así fueron los inicios y la labor que están desarrollando actualmente: “En enero de 2020 coincidimos cinco personas en una charla que impartía Antonio Muñoz, experto en el tema de deportados, en el Archivo Histórico de Asturias. La conferencia nos unió a gente que estábamos investigando a nivel individual. Barajamos la idea de hacer un proyecto conjunto para averiguar quiénes eran los asturianos que habían estado deportados donde incluimos tanto a los que habían nacido en el Principado como a aquellos que eran de otras comunidades pero tenían relación con Asturias, bien porque habían venido a vivir o tenían familia en la región”, explica.

Maribel consiguió que se recuperaran varios objetos personales de un deportado y la hija de éste los depositó en el Archivo Histórico. Ahí empezaron a constituir el Grupo Deportados Asturias.

La investigación es el trabajo más complejo porque la información suele ser escasa y tienen que acudir a archivos no solo de España, sino también del extranjero. Una vez que logran acceder al valioso testimonio de sus vidas, aún les faltan otros paso: buscar a familiares y escribir su historia.

Reconstruir la vida de su abuelo

En su caso particular, Maribel quería saber dónde se encontraban los restos de su abuelo e inició una lucha tenaz en busca de algún superviviente que pudiera aportarle algún dato fiable sobre su vida.

“Fue terrible porque sabíamos poco. Yo quería buscar los restos de mi abuelo. Gracias a la colaboración de Luis Miguel Cuervo, que siempre me ayudó muchísimo, pude saber cosas de él. Íbamos todos los sábados por las montañas de la zona del concejo de Belmonte. Un día en un pueblo que tenía cuatro casas encontramos a un 'paisanín' al que le conté que era la nieta de Aquilino y él se sorprendió”, describe.

Este vecino le dijo que seguramente a su abuelo lo habrían llevado al concejo de Salas, donde había un hospital, pero que era complicado porque era 'rojo'. “Más tarde nos enteramos de que el mismo día de su ingreso había muerto. De ahí lo llevaron a un prado donde enterraban a los que no eran uno de los de ellos. Y en el año 1959 ya lo llevaron al Valle de los Caídos”, afirma.

Sin apenas información oficial

Su abuela nunca les contaba cómo había sido la vida de su abuelo. Solo una vez, al saber que su nieta estaba investigando dónde podían encontrarse sus restos, le dijo que si lo encontraba “se lo llevara con ella”. “Pasó el tiempo, mi abuela murió y está enterrada en Asturias. Mi deseo es traer a mi abuelo y enterrarlo con ella”, asegura Maribel. Un deseo que aún no ha podido cumplir, aunque no cejará en su empeño para hacer efectiva la última voluntad de su abuela. “Seguimos peleando. Estamos en una lucha terrible porque nos tienen a los familiares muy poco informados”, lamenta.

Recientemente, visitó el Valle de los Caídos y pudo comprobar por sí misma el trabajo de los forenses. Era la única manera que tenía de suplir la falta de información oficial. “Los familiares desconocemos si siguieron sacando cajas. Nuestra intención es enviar escritos para que, por lo menos, haya alguien que nos diga 'pues mira, vamos a hacer esto o vamos a hacer esto otro', porque antes sí nos informaban algo, pero es que ahora estamos desesperados por esa falta de información”, dice.

Los recuerdos de Balbina Rebollar

Balbina Rebollar conoció a Maribel Luna en una de las habituales charlas sobre esta temática a las que ambas acudían por su interés como familiares de deportados y entre ellas surgió una amistad que aún perdura. Maribel la animó a que escribiera una pequeña biografía con los datos que se acordaba que le había contado alguna vez su padre e hilvanó una historia con retazos de sus recuerdos.

El siguiente paso fue crear un grupo de WhatsApp. Ambas, junto a otros familiares, comenzaron a movilizarse a través de las redes sociales como punto de arranque a lo que finalmente acabaría convirtiéndose en todo un grupo organizado de investigación.

Su trabajo, que inicialmente tenía la pretensión de conocer las historias de sus familiares, finalmente se ha convertido en toda una labor de investigación que, cuatro años después, está perfectamente consolidada y se extiende a toda una comunidad asturiana.

Escribir sus biografías

Las dos amigas decidieron dar un paso más y acudieron con su proyecto bajo el brazo a ver a la entonces directora general de Emigración y Memoria Democrática, Begoña Serrano, ya fallecida. En ella encontraron un gran apoyo y su propuesta se convirtió en la base de lo que es en la actualidad el Grupo Deportados Asturias.

“Nuestro proyecto consistía en buscar a esas víctimas, hacer una lista, empezar a investigar los nombres y escribir sus biografías. Pero nuestra idea era también pedir ayuda a las instituciones y hacer una labor de divulgación en colegios e institutos”, corrobora Balbina.

Evaristo, el prisionero 32042

El interés de Balbina por conocer paso a paso la trayectoria vital de su padre, Evaristo, fue en aumento y gracias a su tenaz esfuerzo de investigación consiguió encajar todas las piezas que le permitieron reconstruir la vida de su progenitor, un superviviente del campo de concentración de Neuengamme.

Evaristo nació en 1917 en el pueblo pesquero de Tazones, perteneciente al concejo asturiano de Villaviciosa, y falleció en Gijón en 1996. Su familia siempre tuvo ideas progresistas, demócratas y republicanas. Evaristo estaba afiliado a la CNT y su hermano Salvador a la UGT. 

Las ideas políticas de la familia paterna tuvieron un alto coste. Así, su abuelo paterno fue represaliado y fusilado en el cementerio del Sucu en Gijón el 3 de marzo de 1938. A su tía Flor, que apenas era una niña, le raparon el pelo, fue detenida y encarcelada en la prisión de Villaviciosa, donde la amenazaron con asesinarla igual que a su padre. Su tío Salvador, el hermano mayor, luchó defendiendo el Gobierno legítimo de la República como marino en el destructor “Antequera” y murió en 1943 en el norte de África (Susse) durante un bombardeo alemán. 

Lucha contra el Ejército franquista

Evaristo se incorporó a la lucha en el Frente Norte contra el Ejército franquista sublevado. Tras la caída de Asturias en octubre de 1937 pasó a Cataluña con 20 años. Combatió con la 56ª Brigada mixta de infantería y fue herido por un obús en Torres del Segre y perdió dos dedos de un pie. Durante la contienda fue ascendido a sargento del Ejército Republicano. Ante el avance de las tropas franquistas, Evaristo formó parte de los 500.000 exiliados republicanos en la retirada hacia Francia y cruzó la frontera el 6 de febrero de 1939 por Portbou con sus compañeros supervivientes de la Brigada. 

Refugiado en Francia, Evaristo fue recluido en el campo de Argelès-sur-Mer. El 29 de abril de 1939 se alistó en la 10ª CTE (Compañía de Trabajadores Extranjeros) destinada al macizo de “Parpaillon” en los bajos Alpes para la construcción de una carretera. De aquí fue llevado a reforzar la línea Maginot en el norte de Francia. Hasta el 14 de junio de 1940 estuvo trabajando en el refuerzo de las fortificaciones francesas y, en esta fecha, abandonó la compañía y se dirigió a Marsella, donde fue acogido en el Consulado de México. En mayo de 1941, Evaristo abandonó el Consulado y se dirigió hacia la zona ocupada por los alemanes en el norte de Francia.

La detención

El 22 de julio de 1941 fue detenido y Evaristo durante el interrogatorio no dio su verdadero nombre sino su apodo: “Tomás Sáez Zapata”, con el que siguió su itinerario de deportación por Francia y Alemania.

El 29 de julio de 1941 lo trasladaron a la prisión de máxima seguridad de Clairvaux y un año después pasó al campo de concentración francés de Rouille y posteriormente al campo de Voves. En este campo se produjo una fuga de 42 prisioneros y las SS tomaron el control del campo. El resultado fue que el 9 de mayo todos los prisioneros fueron trasladados al campo de Compiègne-Royallieu y con ellos Evaristo Rebollar.

Su ingreso se produjo el 11 de mayo de 1944 y lo registraron con el número 35388 bajo su nombre de guerra “Tomás Sáez Zapata”. Diez días después lo cargaron en uno de los denominados “trenes de la muerte”, en el que iban más de 2.000 hombres con destino al campo de concentración de Neuengamme, cerca de Hamburgo. Al cabo de tres días de un penoso viaje llegaron al campo “extenuados, deshidratados y muchos de ellos muertos”, explica Balbina. 

El ingreso en el campo de Neuengamme

En Neuengamme, Evaristo pasó a ser el preso con el número 32042 y fue destinado a realizar trabajo esclavo en el movimiento de tierras y empujando vagonetas, para la construcción del canal del río Elba. “A través de un historiador, entré en contacto con la hija de un deportado que vive en Talavera de la Reina y hablando de algunas anécdotas nos dimos cuenta de que su padre y el tío habían ayudado a mi padre a sobrevivir una vez que estuvo enfermo”, cuenta con un toque de emoción en la voz.

Posteriormente, a su padre lo trasladaron al Komando de Beendorf-Helmstedt, cerca de Hanover, en unas antiguas minas de sal. Allí los SS habían establecido, dentro del proyecto secreto denominado “Bulldogge”, unos talleres subterráneos para la producción de armas para las fuerzas aéreas alemanas, la “Luftwaffe”.

“Era un trabajo agotador y las condiciones de las galerías fueron tan perjudiciales para los ojos y las vías respiratorias que al final de su vida estaba casi ciego por las lesiones”, corrobora. 

La liberación

El 10 de abril de 1945 el Komando fue evacuado ante la inminente llegada de los aliados y los prisioneros fueron transportados en vagones de carga en una de las llamadas “marchas de la muerte”. Llegaron al subcampo de Wöbbelin al cabo de seis días.

El 2 de mayo de 1945 fue una fecha para enmarcar. Ese día, fueron liberados por el Ejército norteamericano. Evaristo no podía regresar a la España dominada por la dictadura franquista y fue repatriado a Francia el día 19 de mayo. Consiguió regresar a España en noviembre de 1949, gracias a las gestiones y avales conseguidos por su hermana Flor y a una orden por la que se permitió la vuelta a España de aquellos que no tuvieran delitos de sangre, como era su caso. 

El reconocimiento a las víctimas

Su biografía ya ha dejado de ser únicamente patrimonio familiar para formar parte de la lista del Grupo Deportados Asturias.

Pese al poco tiempo que lleva funcionando, tiene entre sus logros el haber conseguido que se celebrara un acto de reconocimiento a las víctimas en la Junta General del Principado.

El 3 de febrero de 2023, se celebró el acto oficial. En la fotografía que acompaña a estas líneas se puede ver al entonces presidente del Parlamento regional Marcelino Marcos Líndez, y al presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, junto a Esther Martínez, del Grupo Deportados Asturias y a José Manuel López Alonso, nieto de un deportado que intervino en representación de los familiares.

Esther Martínez incidió en la importancia del reconocimiento de la sociedad y las instituciones para que las nuevas generaciones sepan que “El niño del pijama de rayas” también pudo ser un asturiano.

El presidente del Principado, Adrián Barbón, pidió perdón en varios momentos de su intervención por el olvido sufrido durante años por estas personas y sus familias y recordó que el homenaje debe servir como una advertencia contra “el totalitarismo, la intolerancia, el racismo y la xenofobia”, así como, una reafirmación del compromiso de reivindicar y promover la vigencia y la memoria de todas aquellas personas que lucharon por la libertad y la democracia.

Desde el inicio del proyecto, el Grupo Deportados Asturias ha instado al Principado para la colocación de un Muro, en un lugar visible, donde se escriban todos los nombres de las víctimas. En el acto de febrero insistieron en su necesidad y lograron el compromiso del presidente Barbón. 

El equipo de trabajo, que se formó el 1 de febrero de 2020, está integrado por Maribel Luna Baragaño como coordinadora, Balbina Rebollar Fernández, Esther Martínez Álvarez, Begoña Álvarez Cienfuegos, José Luis Villaverde Amieva, Lourdes Cuetos y Luis Miguel Cuervo Fernández.

Como colaboradores se encuentran, entre otros, Patricia Martínez, Antonio Muñoz, Juan Pedro Rodríguez, Carlos Barrio, Lucía Rodríguez, Flor Menéndez, Virginia Gil Torrijos, Ana Santamaría y Claudine Allende.

Otra 'pata' muy importante es la de los familiares de deportados y deportadas que ayudan al Grupo al encaje de todas las piezas para ir formando sus biografías.

Los adoquines de la memoria

El proyecto Stolpersteine es obra del artista alemán Gunter Demnig. Son cubos de cemento que en la parte superior llevan incrustadas una placa de latón de 10 por 10 centímetros, donde se encuentran grabados los datos esenciales de la persona que se conmemora.

Para su instalación en la vía púbica es necesario el permiso del ayuntamiento porque se colocan en la acera, delante de la casa donde nació o vivió, y si estos datos no se conocen puede ser en el lugar de trabajo o en un sitio público de la localidad.

La petición puede hacerse de forma individual, a través de una asociación o del propio ayuntamiento. Se solicita por correo, especificando el número de stolpersteine que se desea colocar y en las localidades en las que se van a poner.

Los familiares de deportados asturianos querían que uno de los stolpersteine se colocase en el parque de San Francisco, en Oviedo, pero sus portavoces indican que apenas encuentran receptividad en el equipo de gobierno de la capital asturiana que lidera el alcalde Alfredo Canteli, por lo que tratan de encontrar apoyos en el Principado para ver cómo se podría gestionar.

El aniversario de la liberación de Mauthausen

El 5 de mayo es la fecha en la que se conmemora la liberación del campo de concentración de Mauthausen. En 1945, las banderas republicanas sustituyeron a las banderas nazis y a la entrada una gran pancarta recogía la frase: “Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras”.

Hace cuatro años, Eldiario.es publicaba una información sobre el documental 'Los últimos españoles de Mauthausen y del resto de campos nazis' que recogía el testimonio de 18 supervivientes que hablan del horror entre las alambradas nazis de Mauthausen, Auschwitz, Ravensbrück y Buchenwald.

Entre los homenajes de recuerdo destaca igualmente el que se realizó el 27 enero de 2023 en Mieres, donde se celebró un acto por el Día Internacional de Conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto que incluyó un homenaje a los mierenses deportados a los campos de concentración nazis donde se tenían documentadas a 15 personas, tanto liberadas como fallecidas.

Para que no caigan en el olvido

La implicación de las administraciones públicas es uno de los retos del Grupo Deportados Asturias. Desde el principio, la anterior directora general de Memoria Democrática del Principado de Asturias, Begoña Serrano, llegó a convocar a sus integrantes a reuniones, videoconferencias, y otros eventos relacionados con la Memoria Democrática.

A instancias del grupo, se creó en la página web de este organismo un apartado dedicado a los Deportados, con cada historia que les enviaron. Muchos de ellos tuvieron que exiliarse a Francia y allí, tras la ocupación alemana, fueron detenidos y trasladados a campos de concentración nazis. Figuran los nombres de asturianos y asturianas deportados a campos de concentración como Mauthausen, Gusen, Dachau o Buchenwald.

También las familias aportan fotografías, cartas y recuerdos que les ayuda mucho en la investigación. Gracias a este trabajo, se ha tejido una extensa red de familiares, en toda España, Europa y América, para compartir ese pasado común y tratar de encajar las piezas de esas historias familiares que constituyen un capítulo de la historia reciente por la que el Grupo Deportados Asturias trabaja sin descanso para que todos los deportados y deportadas no caigan en el olvido. Es su aportación a la reparación.

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