El Instituto de Salud Carlos III alerta en un estudio epidemiológico de que Asturias es una zona de riesgo emergente para la babesiosis humana. Se trata de una infección similar a la malaria causada por un parásito y transmitida por la picadura de una garrapata. Por ello insta a las autoridades sanitarias a que aumenten la vigilancia ante el riesgo que supone esta enfermedad para la salud pública.
El estudio, que ha sido publicado en la revista Parasites & Vectors, desvela un mayor riesgo en personas que anteriormente han contraído la enfermedad de Lyme, también causada por la picadura de garrapatas, lo que confirma la posibilidad de contraer ambas zoonosis de forma consecutiva o simultánea en áreas geográficas donde las dos enfermedades son endémicas.
Los autores principales del trabajo, Estrella Montero y Luis Miguel González, que trabajan en el Laboratorio de Referencia de Investigación en Parasitología del Centro Nacional de Microbiología del Instituto, han contado con la colaboración de los médicos Víctor Asensi y Julio Collazos, así como los equipos científicos de diferentes hospitales de Asturias, el Hospital de Galdácano de Vizcaya y la Universidad de Helsinki, en Finlandia.
Los autores han evaluado de forma retrospectiva la seroprevalencia de la babesiosis entre la población asturiana que había sido diagnosticada antes de enfermedad de Lyme. Se han analizado datos entre 2015 y 2017, periodo que abarca los años intermedios en los que se produjeron dos casos graves de babesiosis humana en Asturias.
Advierten de que la alta seroprevalencia de esta zoonosis en estos pacientes anteriormente infectados con Lyme sugiere que Asturias “es una zona de riesgo emergente, por lo que es recomendable aumentar la vigilancia”.
En concreto, la seroprevalencia de la babesiosis entre personas anteriormente infectadas con enfermedad de Lyme (que aumenta el riesgo de coinfección tras picadura de garrapata) se ha cifrado en un 39,2 % tras realizar análisis para detectar el parásito Babesia divergens, causante de la enfermedad.
Este porcentaje se traduce en una prevalencia de esta infección en Asturias de más de 7 personas por cada 100.000 habitantes, cifras que superan la seroprevalencia estimada previamente para la babesiosis en diversos países europeos.