Yván Pozuelo no da crédito a las ironías de la vida. Acaba de obtener la cátedra de Francés en el CIFP Hostelería y Turismo de Gijón con una nota de 10, la máxima calificación posible y la misma con la que puntuaba a su alumnado cuando trabajaba como profesor de esta asignatura en el IES Universidad Laboral de la Villa de Jovellanos a través de su método denominado 'La Rebelión del 10'.
Su sistema de incentivar a los estudiantes al valorar su esfuerzo derivó en la apertura de un expediente sancionador por cinco faltas -tres de ellas muy graves y dos graves- que se tradujo en una suspensión de empleo y sueldo durante ocho meses. Tras recurrir las sanciones, cuatro de ellas fueron anuladas y sigue adelante la que le impusieron por motivar al alumnado con un diez.
Paradójicamente, la administración ha apreciado ahora la validez de su modelo de enseñanza al incorporarlo como positivo dentro de los méritos.
“Lo que me ha ocurrido es para reflexionar porque la misma gente que me criticaba y me sancionó por poner dieces a mis alumnos ahora me pone un diez a mí. Me puntuaron incluso el libro donde explico mi método, que es el que desencadenó todo, y me lo califican como bueno para los méritos. Algo no funciona”, explica.
Yván reconoce que no se esperaba obtener la máxima calificación porque no desempeñó puestos de dirección ni de inspección, que son los que realmente daban mucha puntuación.
“Es todo una locura”, asegura
“En la oposición creo que fueron dosier a dosier mirando los certificados, los libros que hicimos, si fuimos jurado de algunas oposiciones... porque incluso durante el expediente que me abrieron me hicieron ser miembro de un tribunal de oposiciones y estaba evaluando a los profesores para tener una plaza fija. Es todo una locura. Algo se les escapó y es una ridiculez porque al final siguen adelante con la sanción e incluso diciendo que yo daño al alumnado de Asturias. Es una cosa de locos”, señala.
Están diciendo a un catedrático que no tiene libertad de cátedra. Están pisoteando 150 años de historia, de lucha por la libertad de cátedra y me parece increíble
“En la consejería tendrá que dimitir o rendir cuentas alguien porque lo que me ha pasado a mí clama al cielo. Aquí hay un problema, porque ahora le están diciendo a un catedrático que no tiene libertad de cátedra. Están pisoteando 150 años de historia, de lucha por la libertad de cátedra y me parece increíble”, comenta a elDiario.es Asturias.
El expediente sancionador
Yván se plantea un interrogante: “¿Yo tengo que cobrar lo mismo teniendo un diez que los que tienen un seis?. Esto es lo que me pregunto a raíz de que una de las cosas que me decían era que un diez o un seis de un alumno no era lo mismo”, reflexiona.
Asegura que él siempre fue partidario del diálogo en contraposición a la postura del Principado que, según afirma, nunca quiso dialogar con él.
“Yo entiendo que los académicos son personas que investigan y los catedráticos somos académicos que estamos en el diálogo académico, no estamos en la sanción. Y esta gente de la consejería vino a sancionar y además de una forma un poco bruta y con poca elegancia”, resalta.
Su modelo de enseñanza centrado en la evaluación por competencias ha chocado frontalmente con la administración del Principado. El Servicio de Inspección Educativa de la Consejería de Educación le incoó un expediente en 2020, que se saldó con la imputación de cinco faltas -tres de ellas muy graves y dos graves- que derivó, un año más tarde, en una suspensión de empleo y sueldo durante ocho meses.
'La rebelión del 10'
Yván lleva desde entonces recurriendo las sanciones, primero por vía administrativa ante la propia consejería y posteriormente en los tribunales de justicia. Ya ha conseguido que se anulen cuatro de las cinco faltas, pero aún queda pendiente la resolución del recurso de apelación que interpuso ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) para que deje sin efecto los dos meses de suspensión que lleva acarreada la falta calificada muy grave que hace referencia a 'la rebelión del 10'.
Afirma que ya cumplió tres meses de sanción por lo que el Principado le “debería” un mes. La sanción está ahora recurrida en el TSJA, que ratificó la primera sentencia de la jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, que anulaba tres de los cuatro cargos que pesaban sobre él y que conservan solamente uno, el de que pone todo dieces.
No obstante, resalta que también vio contradicciones en la resolución judicial: “En la propia sentencia pone que no puse todos los dieces al alumnado. Llevo cuatro años con una vida un poco surrealista con lo que tengo enfrente. No se aclaran. No hay lógica, no hay razón. Y solamente hay dedazos”.
Recurrir al Supremo
Yván valora actualmente con sus abogados si agotará todas las instancias judiciales y sopesa si recurrirá la sanción ante el Tribunal Supremo (TS).
“Yo tiraría adelante, porque entiendo que esto es algo importante para mucha gente, no solamente para todos los profesores que hay en España, sino también para las familias porque es un tema de educación clave. En el mundo entero se está reflexionando sobre la evaluación de forma permanente. Porque hay algo que pasa con la evaluación que no está muy claro. Y en ese diálogo, el pensamiento crítico de unos y de otros, surge y nos enriquece. Pero claro, aquí no consideraron que yo era una persona apta para pensar y dialogar”, corrobora.
Esto que me ha pasado a mí es un poco la lucha desigual entre un individuo y la todopoderosa administración. Por eso me alegra mucho más por toda la gente que me apoya y que me ha defendido desde el principio. Moralmente es una inyección de motivación. La familia está un poco más aliviada y todos mis amigos, los que trabajaron y los que trabajan conmigo saben que nada de lo que se ha puesto en ese expediente sobre mi mala praxis de evaluación es verdad
Obtener la cátedra con la máxima calificación le ha animado moralmente no solo por él mismo, sino también por su entorno familiar y social que, según asegura, ha sufrido mucho desde que comenzó su contencioso con el Principado.
“Esto que me ha pasado a mí es un poco la lucha desigual entre un individuo y la todopoderosa administración. Por eso me alegra mucho más por toda la gente que me apoya y que me ha defendido desde el principio. Moralmente es una inyección de motivación. La familia está un poco más aliviada y todos mis amigos, los que trabajaron y los que trabajan conmigo saben que nada de lo que se ha puesto en ese expediente sobre mi mala praxis de evaluación es verdad”.
Yván sigue convencido de que su método de enseñanza es bueno y, por ello, seguirá poniéndolo en práctica: “Me queda todavía una década para seguir disfrutando de lo que es la enseñanza, porque yo la disfruto y a lo mejor también es algo que molesta ya a algunos, porque hoy en día ya sabes que molesta hasta ver personas que saben disfrutar de su profesión, que funcionan bien, que no tienen peleas con los alumnos, que los alumnos están a gusto, que aprenden”.
El diálogo es fundamental. Ahora hay problemas con esta famosa Ebau porque no saben cómo evaluar por competencias. ¿Es que no saben hacerla?. Es casi imposible saber hacerla con la ley en la mano, porque es una ley donde precisamente la propia evaluación conlleva un diálogo con el alumno y en la Ebau no hay diálogo con el alumno. Solamente hay selección y guillotina
La evaluación
Está convencido de que la educación es clave para sacar adelante todos los problemas sociales, políticos y económicos que hay en la sociedad y dice que va a seguir desde la tolerancia, el compromiso cívico y el diálogo.
“El diálogo es fundamental. Ahora hay problemas con esta famosa Ebau porque no saben cómo evaluar por competencias. ¿Es que no saben hacerla?. Es casi imposible saber hacerla con la ley en la mano, porque es una ley -continúa- donde precisamente la propia evaluación conlleva un diálogo con el alumno y en la Ebau no hay diálogo con el alumno. Solamente hay selección y guillotina. Es un poco como diciendo hasta aquí hemos llegado, ya no cuentas, ahora contamos nosotros. Vamos a ver, vamos a cuantificar lo que has memorizado, Bueno, pues eso es contradictorio y por eso hay todos estos problemas que sufre la juventud española”.
El catedrático apoya sin fisuras las manifestaciones de los estudiantes porque considera que es “lo más fresco, lo más oxigenante que hay en la sociedad española desde hace tiempo”.
La apuesta por la juventud
Reniega de la mala imagen que se proyecta sobre la juventud creyendo erróneamente que no se interesa por nada.
“Todo es mentira. Estoy un poco harto de que en muchas noticias que aparecen en la tele, en la radio, en la prensa, vayan siempre contra los jóvenes, como si todo lo que hacen es malo, con comentarios como si fueran adictos a absolutamente todo. Giremos hacia el mundo adulto para ver las adicciones. No quiero decir los problemas serios de verdad. La juventud es el presente y el futuro de un país, de una sociedad, independientemente del continente en el que está. Y lo que están haciendo ahora es precisamente algo tan claro como diciendo 'si todo lo que nos exigís vosotros lo estáis incumpliendo' y hay que creer en la juventud”.
Yván siempre reivindicó la idoneidad de su método y cree que la obtención de la cátedra así lo demuestra: “He pasado de ser casi el enemigo número uno de Educación en Asturias a lograr un diez”.