El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, siempre ensalzó la relación institucional que mantenía con Adrián Barbón, desde su llegada al Principado allá por el año 2009. Una relación que se caracterizaba, según sus palabras, por “una muy buena sintonía”. Sus reuniones se enmarcaban en un ambiente de cordialidad ya desde la etapa en que el político estaba al frente de la alcaldía de su concejo natal, en Laviana (entre 2008 y 2017). Una empatía que se vio reforzada cuando asumió la presidencia del Principado de Asturias y era frecuente verle acudir a la Basílica del Real Sitio de Covadonga el 8 de septiembre, Día de Asturias.
En diciembre de 2019, el arzobispo elogiaba a Barbón, resaltando de él que “es cristiano y político, no siempre es fácil compaginar ambas realidades, pero ni una cosa puede condicionar la otra ni se deben romper las buenas relaciones”.
El presidente también lo demostraba con gestos. Él mismo explicó, a través de la red social X, las razones que le llevaron a besar la Biblia cuando prometió su cargo como diputado de la Junta General del Principado: “Como creyente que soy, cogí la Biblia con respeto, la besé y la retiré para, a continuación, prometer el cargo de diputado con la mano en la Constitución y el Estatuto de Autonomía que es lo que en mi opinión procede”, afirmó.
En su argumentación deja una frase que cobra hoy más sentido: “Se trata de no mezclar las creencias religiosas personales de cada uno con la política y respetar la aconfesionalidad del Estado”.
Un vuelco en la relación de 'sintonía'
Con el mismo escenario de fondo y los mismos protagonistas, la situación ha dado un vuelco que ha dejado tocada esa “muy buena sintonía” en la relación institucional. La razón: las polémicas “perlas” que el arzobispo acostumbra verter desde el púlpito utilizando las homilías, especialmente, en la misa del 8 de septiembre, Día de Asturias, en la Basílica del Real Sitio de Covadonga para expresar sus opiniones personales con un profundo tufo ultraderechista.
Barbón 'explotó' el año pasado cuando admitió haberse sentido “ofendido” por unas palabras muy críticas de Sanz Montes sobre feminismo y ecologismo que calificó como “desafortunadas” y con las que, dijo, “ofendió a muchos creyentes y gente de fe”.
A preguntas de los periodistas sobre si acudiría el próximo año -es decir, este 2024- a Covadonga, el presidente regateó la cuestión: “Esta pregunta hay que hacérsela al arzobispo. ¿Pretende que no vaya más a la misa?”, interpeló.
Barbón ya puntualizó entonces que a la misa en la basílica de Covadonga no acudía como creyente: “Voy como presidente en una tradición que no instauré yo, lo hizo Rafael Fernández en 1980, y acudieron todos los presidentes desde entonces”.
La polémica con Adriana Lastra
El presidente asturiano cogió unos días de vacaciones el pasado mes de julio y, coincidiendo con esas fechas de descanso, saltó de nuevo la polémica en torno a la representación institucional prevista para la cita anual en Covadonga del 8 de septiembre.
Una polémica en la que participó directamente la recién nombrada delegada del Gobierno en Asturias Adriana Lastra. El 22 de julio, anunciaba su intención de no asistir a Covadonga, si Sanz Montes mantiene sus homilías “de confrontación”. Pedía al arzobispo de Oviedo que “recapacite y abandone su discurso ultraderechista el día de Asturias” porque, según argumentaba, esa debe ser “una jornada donde todos los asturianos estén representados”.
Al día siguiente de tomar posesión del cargo en la Delegación del Gobierno, Lastra anunció que no iba a tener conversación alguna “ni pública, ni privada” con la extrema derecha negacionista de la violencia de género e incluso negacionista de la ciencia.
“Yo he sido una de las primeras personas que cuestionó siempre los mensajes del arzobispo”, afirmó, especialmente porque se caracterizan por buscar la confrontación y no el acuerdo.
"Habitualmente el discurso del arzobispo es no institucional, no católico de concordia, ni de encuentro, ni de acuerdo, ni para recordar lo que es la Santina para todos los asturianos, sino profundamente despectivo, de confrontación, político y ultraderechista. Tiene que valorar si lo que pretende es que la mayoría de los asturianos no se sientan representados ese día. Yo intentaré ir allí donde me inviten, pero donde tengo claro que no voy a ir es donde sepa de una manera anticipada que se nos va a insultar a la mayoría de los asturianos y de los españoles
“A mí no me importa que Jesús Sanz en cualquier otra misa, en cualquier otra homilía, cualquier otro día, diga lo que le apetezca”, indicó la delegada, pero le ha pedido que especialmente el día de Asturias abandone el contenido político en su homilía para que todos los ciudadanos se vean representados.
Lastra opina que habitualmente Sanz Montes, desde el púlpito, lanza un discurso “no institucional, no católico de concordia, ni de encuentro, ni de acuerdo, ni un discurso para recordar lo que es la Santina para todos los asturianos, sino un discurso profundamente despectivo, de confrontación, político y ultraderechista”, por lo que, a su juicio, “tiene que valorar si lo que pretende es que la mayoría de los asturianos no se sientan representados ese día”.
“Yo intentaré ir allí donde me inviten, pero donde tengo claro que no voy a ir es donde sepa de una manera anticipada que se nos va a insultar a la mayoría de los asturianos y de los españoles. Y espero que en esa conversación -en referencia a una posible reunión con el arzobispo tras su nueva responsabilidad en la Delegación del Gobierno- acordemos que el día de Covadonga vuelva a ser lo que nunca tuvo que dejar de ser, que es un día de acuerdo, de encuentro entre todos los asturianos”, concluyó.
La respuesta del arzobispo
Sanz Montes no se quedó callado y respondió al día siguiente. Pero su contestación añadió más leña a la polémica. En su caso, eligió la red social X para rebatir la argumentación de la delegada.
“Viene la seño con consignas. Marcando el paso desde su ideología. Atrevida ignorancia que impone temas, censuras amenazas y agenda. Lecciones quien puede, no quien quiere. Amo demasiado la libertad, esa que se deriva de la Verdad, como para encogerme ante etiquetas sincronizadas”, dice textualmente.
Trabajamos para que el día de Asturias sea de unidad y el presidente siempre ha expresado respeto y cariño a la Santina, como hacen todos los asturianos. El Gobierno lo tiene claro. La decisión de asistir es de Adrián Barbón y le corresponde a él decidir
La vicepresidenta del Gobierno regional, Gimena Llamedo, sustituyó a Barbón en julio como presidenta en funciones, pero eludió cualquier pronunciamiento oficial sobre la polémica que fuera más allá de una declaración sobre la importancia de que el Día de Asturias fuera una celebración que transcurriera por los cauces de la concordia.
“Trabajamos para que el día de Asturias sea de unidad y el presidente siempre ha expresado respeto y cariño a la Santina, como hacen todos los asturianos. El Gobierno lo tiene claro”, indicó. Preguntada directamente sobre si el Gobierno regional valoraba no acudir el 8 de septiembre a Covadonga, Llamedo dijo en aquel momento que “la decisión de asistir es del presidente, le corresponde a él decidir”, indicó.
Una vez reincorporado de nuevo a la sede de Presidencia, Barbón tampoco expresó en voz alta si ya había adoptado una decisión sobre su asistencia o no al acto religioso, si bien dejó abierta la puerta a no acudir a la misa el 8 de septiembre.
La hemeroteca
A continuación, reproducimos algunas de las frases más controvertidas de Sanz Montes que han puesto en riesgo la buena sintonía que presidía las relaciones institucionales por su reiteración en expresar opiniones políticas personales.
El 8 de septiembre de 2023, calificó el caso Rubiales como “sainete jaleado con estrategias calculadas” y aprovechó la presencia del presidente autonómico en la misa celebrada en Covadonga para cargar contra la Agenda 2030 y el derecho al aborto.
En su homilía, rechazó la existencia de “frivolidades teledirigidas en noticias amañadas para distraer la atención, eclipsar las vergüenzas y manejar bajo cuerda pretensiones y apaños a cualquier precio y con la habitual mentira como arma política”.
Relató la historia de Irina, una mujer ucraniana que perdió a su esposo y a uno de sus hijos durante el bombardeo de Kiev y que, según comentó, no está “manipulada en su condición femenina”, cuando tiene que “afrontar los zarpazos más hirientes no dejándose arrastrar por tanto postureo, tanto empoderamiento y tanta zafia mediocridad”.
“Era inevitable la comparanza con otras noticias de estas últimas semanas que yendo de aquí para allá hojeaba en la prensa cada día. Dejemos la Leyenda del beso -en referencia al beso no consentido que el entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol le dio a la futbolista de la Selección Española Jenny Hermoso- para la preciosa zarzuela de Reoyo, Silva y Paso con la música de los maestros Soutullo y Vert. Mejor esta zarzuela que los recientes sainetes jaleados con estrategias calculadas”, recalcó en la homilía.
Sanz Montes incidió también en que los jóvenes son “nuestro presente”, como dejó patente la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, un encuentro en el que “no se dieron borracheras, ni destrozos urbanos, ni violaciones en manada, ni toneladas de basura”, aseveró.
La Agenda 2030 y el ecologismo
En esta cita también se habló de “la ecología de la que tantos hablan, pero sin la carga ideológica de la Agenda 2030, ni el paseíllo manido por las pasarelas de tanta monserga vacía, aunque tan bien subvencionadas que terminan siendo subversivas”, continuó el arzobispo.
“Porque hablar de ecología es hablar de que nos importa la vida, toda la vida, evitando caer en la trampa engañosa de salvar solo algunas floras y faunas clasificadas por ciertas corrientes ecologistas que acaban siendo ecolojetas, mientras dejamos al pairo la vida humana más vulnerable”, mantuvo.
Asimismo hizo referencia a la vida “no nacida aún” o “la que precipita su final con la ayuda matarife de una eutanasia letal sin la asistencia paliativa censurada, o la vida de quien sigue su camino con mil dificultades al perder el trabajo”.
Sanz Montes, que deseó un “ilusionado y animoso” inicio de curso político, apostó por abrir “cauces viables” en lugar de “levantar muros que nos separan, trincheras que nos enfrentan reabriendo heridas o manipulando la realidad con noticias falsas o malbaratando a capricho un Estado de derecho que nos asimilaría a una república de banana malhadada rompiendo la convivencia”.
“Estos son los retos nada fáciles de solventar cuando se conculcan derechos, se retuerce la cordura dejando que salte por los aires lo que fuimos construyendo en la convivencia democrática”, subrayó en la homilía.
La amnistía y los independentistas
El 6 de noviembre de 2023, el arzobispo de Oviedo volvía a entrar en temas políticos para arremeter contra la amnistía que ultimaban el Partido Socialista y Junts con el fin de acordar una futura investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
Para Sanz Montes “la amnistía no es un borrón con cuenta nueva”. El arzobispo lamentaba que “los que delinquieron grave y violentamente contra la convivencia”, en clara referencia al movimiento independentista catalán, se conviertan ahora en quienes “determinan con su moneda de cambio el futuro de un pueblo”.
Pero los reproches no se limitaron a los partidos catalanes y el movimiento social que llevó a los altercados de 2017. Bajo su criterio, existen “cómplices que venden lo ajeno por un plato de lentejas para seguir en el poder”. Una afirmación que apuntaba veladamente al entonces presidente del Gobierno en funciones.
Gobierno y protestas frente a sedes socialistas
El 17 de noviembre de 2023, el arzobispo de Oviedo calificaba de “inmoral” el nuevo gobierno y como “pacíficas” las protestas frente a las sedes del PSOE que en varias ocasiones finalizaron con cargas policiales. Sanz Montes veía en el acuerdo de investidura con los independentistas y “terroristas” un “horizonte de destrucción de la familia” y “una homicida manipulación de la vida”.
“La patológica aspiración continua de una poltrona de gobernanza por quienes en su delirio egocéntrico pagan cualquier precio para ello sufren una amoralidad indigna del recto gobernante. Esto no es de derechas ni de izquierdas, sino inmoral, al carecer de la solidez moral que les falta”. Con estas palabras concluía la tribuna de opinión publicada por el arzobispo en el diario ABC.
Para el arzobispo, “la espontánea comparecencia en calles y plazas de una inmensa sociedad quiere decir pacíficamente que hay algo no compartido, acusando como traidores a quienes pretenden formar gobierno desde programas políticos contradichos y burlados por otros intereses espurios que terminan siendo bastardos”.
Equilibrio entre comunidades autónomas
El arzobispo analiza igualmente el equilibro entre comunidades autónomas y denuncia “la insolidaridad chantajista entre regiones como moneda de cambio para inconfesables prebendas”. Algo que según él “divide y crispa”.
Para el prelado, el pacto político alcanzado “acorrala y manipula la Judicatura y la Fiscalía para amañar la ley impunemente y poner en riesgo la democracia” y además se lleva a cabo con quienes “han delinquido con golpismo independentista, corrupción insidiosa, malversación económica” e incluso habla de “quienes mercadearon con sangre inocente en acciones terroristas”, en alusión a Bildu.
La regularización de inmigrantes
El 10 de mayo de 2024, el arzobispo de Oviedo arremetía esta vez contra la regularización de inmigrantes: “Aquí no caben todos”.
En una entrevista concedida a Infovaticana, suaviza el posicionamiento de la Iglesia al abordar los casos de pederastia, al remitirse a la estadística de la Fundación Anar que calcula que no superan el 0,2 por ciento, y se pronuncia sobre otros temas como el cambio climático o insiste en que es imposible la regularización de 500.000 inmigrantes en España, como recoge la Iniciativa Legislativa Popular, porque “aquí no caben todos”.
De nuevo se reafirma en que nuestro país no puede acoger a todos los inmigrantes que llegan sin papeles: “Caben los que caben y no podemos decir buenistamente, sin fronteras, que vayan pasando porque no caben físicamente todos”.
“Dentro de esta especie de apertura buenista, se nos puede colar gente que son indeseados. Porque vienen con su carnet terrorista, porque vienen con su tráfico de cosas, tráfico de blancas, tráfico de drogas, tráfico de armamento...”, contesta .
Se muestra partidario de fijar criterios para decir cuántos se pueden admitir y con qué reglas del juego: “Si hay una ley que lo regula en este sentido, lo apoyamos. Ahora, no cayendo en esa especie de populismo acogedor que termina recogiendo lo que no deseamos”, incide.
Los abusos sexuales en la Iglesia
Sanz Montes encabezaba con el titular “La matraca acusadora” una de sus cartas pastorales donde abordaba la cuestión de los abusos sexuales de la Iglesia y se ratifica en todo su contenido.
“Este Gobierno desentierra muertos, traslada a difuntos y hace amenazas y siempre tienes el comodín de la Iglesia que en un país como España tiene un pequeño recorrido. Por tanto, esta especie de focalización tiene como trasfondo la distracción y el despiste. Pero yo criticaba esta especie de estribillo -dice- porque me parece profundamente injusto. Si lo que nos importa, y así debería ser, son las víctimas de este crimen deleznable, deberíamos atender a todos y a todo aquello que ha cometido el delito, el crimen y el pecado”.
Pero va más allá. Asegura que se está focalizando mal el tema, porque la Iglesia aparece en la estadística de la Fundación Anar referida a la pederastia con apenas un 0,2%.
“Con ese 0,2%, si realmente te interesan las víctimas y no la focalización de algunos victimarios, deberías dar una respuesta y crear cauces para el 100%. Por tanto, el que se centren en el 0,2 que representamos los hijos de la Iglesia y omitas el 99,8, eso tiene una intencionalidad política e ideológica de distracción y despiste”, argumenta.
Siempre que puedo, hablo. Creo que deberíamos tener esta especie de proactividad para decir que tenemos algo que decir y tenemos algo que mostrar además de pedir perdón, que una vez que lo hemos hecho ya está bien. Porque si estamos continuamente pidiendo perdón hemos caído en ese bucle por el que continuamente nos han metido en esa especie de espiral de la que no sabemos salir
Justifica que él sea partidario de expresar sus opiniones públicamente y que en sus intervenciones “tanto en palabra como por escrito” se rebele contra el mutismo impuesto y contra esa invisibilidad de catacumba: “Siempre que puedo, hablo. Creo que deberíamos tener esta especie de proactividad para decir que tenemos algo que decir y tenemos algo que mostrar además de pedir perdón, que una vez que lo hemos hecho ya está bien. Porque si estamos continuamente pidiendo perdón hemos caído en ese bucle por el que continuamente nos han metido en esa especie de espiral de la que no sabemos salir”, afirma.
El cambio climático
El arzobispo analiza también el cambio climático. Sostiene que pertenece a una explicación “puramente física de las cosas que suceden de nubes para abajo y tiene su interrogante” y recuerda que hay escuelas ecologistas que lo ponen en el entredicho.
“Que haya personas de la Iglesia, en general, que estén apoyando el cambio climático y que hagan incluso del cambio climático una cita indispensable, casi magisterial, nos parece que es un exceso y puede ser muy arriesgado”, explica.
La situación política actual
La política es otro de los temas recurrentes en todas sus intervenciones y especialmente son conocidas sus críticas hacia el Gobierno socialista. Y, en este punto, se explaya ante la pregunta sobre si le preocupa la situación política actual “tras el amago de dimisión” del presidente, Pedro Sánchez, ante los cinco días de reflexión que pidió ante las acusaciones a su mujer, Begoña Gómez, y el acoso de la derecha a su entorno familiar.
“¿Por qué me preocupa la política en España? Porque está destrozada. Porque cuando la política toma la mentira como arma y como gobernanza, toma la insidia para reabrir heridas, toma la falsedad para reescribir una historia que no sucedió, toma la división en una confrontación que nos enfrenta, es enormemente arriesgado”, responde.
“Cuando además esta política, en nombre de una modernidad pretendida y de un progresismo así promulgado, se está cargando la vida del no nacido, la vida del terminal y la vida del que está en el medio de estas dos citas. Cuando estás cargándote la familia; cuando estás manipulando la educación, cuando estás pervirtiendo tóxicamente a los adolescentes, incluso a los niños, con cursos que son no solamente obscenos o pornográficos, sino destructivos, dando pie después a determinadas leyes que destruyen la persona de modo irreversible en algunos de los casos. Si esto es hacer política -resume- con el desprestigio internacional en el que está en este momento España, yo en esta política no creo”.
Las elecciones europeas y los partidos
Y si en este repaso faltaba que ya se definiera claramente, se le plantea una cuestión sobre las elecciones europeas del mes de junio donde ya no deja lugar a las dudas.
“¿Son legítimas todas las opciones políticas para un católico?”, le preguntan. Y el arzobispo responde: “No, pero es que no hay ninguna formación política que recoja nuestra tradición. No hay ninguna formación cristiana y la doctrina social de la Iglesia. Ninguna. Por tanto, no hay ningún partido político que sea el brazo político de la Iglesia católica. Sí que hay cristianos en política. Pero claro, no todos los partidos están igualmente de cercanos o de distantes a lo que decimos tradición cristiana y doctrina social de la Iglesia”.
Y dice que él verá “con simpatía” a quienes más cerca estén de esa frontera moral, aunque sabiendo que no le representa en todo. Y quien más se distancie será al que volverá a no votar y hay algunos que nunca ha votado y no lo piensa hacer. Aunque no nombra explícitamente a partido político alguno, están claras sus opciones políticas.
Así, a falta de una semana para que las asturianas y asturianos vuelvan a conmemorar la festividad de la autonomía, el domingo 8 de septiembre, el presidente asturiano, Adrián Barbón, harto de tanta tensión, ha anunciado que no acudirá a la misa del Día de Asturias, que cada año se celebra en la basílica de Covadonga y oficia el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. Barbón huye de la crispación, “quien me conoce sabe que no es mi estilo”, y asegura que no son sus intervenciones las que generan tensión, eludiendo en todo momento mencionar directamente al prelado. No obstante, a buen entendedor, pocas palabras bastan.
La de Barbón es una decisión que viene a sumarse a la ya manifestaba por su socio de gobierno, Izquierda Unida, cuyo coordinador, Ovidio Zapico, abogada a mediados de verano por la separación entre Iglesia y Estado y aseguraba que no acudiría al Real Sitio.
Es la primera vez que un presidente del Principado no acude a la celebración del Día de Asturias en Covadonga, desde que el primer presidente asturiano, el socialista Rafael Fernández, institucionalizara la presencia de la máxima autoridad de la región en esta celebración eclesiástica.