Ayuda en Acción es una Organización No Gubernamental de Desarrollo independiente, aconfesional y apartidista que trabaja en América, África y Asia con programas de desarrollo integral a largo plazo en diferentes ámbitos para mejorar las condiciones de vida de los niños y niñas, así como el de las familias y comunidades a través de proyectos autosostenibles y actividades de sensibilización.
España necesita un cambio: que no haya más candidatos a la pobreza
- La mayoría de los partidos se ha comprometido a tomar medidas que acaben con la pobreza infantil, algo que más de 30.000 ciudadanos y ciudadanas considera prioritario
Eduardo Galeano nos dejó este año y entre su enorme legado hay una frase que retumba en mi cabeza de cuando en cuando: “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. El próximo domingo acudiremos a las urnas a ejercer nuestro derecho a voto. Viviremos unas elecciones históricas, pues nunca antes había habido tal variedad de fuerzas y parece que se avecina un cambio, o al menos cierto equilibrio, en la composición del futuro Parlamento. Las encuestas predicen que el bipartidismo o la polarización social dejarán de ser nuestro único destino. Y el simple hecho de que nuevos partidos y nuevas maneras de hacer adquieran poder, de que se enriquezca el discurso político, de que existan alternativas, es un triunfo para la democracia y para la sociedad. Lo demás, el resultado de las elecciones y el devenir de la próxima legislatura, está por ver.
En Ayuda en Acción, sea cual sea el partido más votado, sea cual sea el color del nuevo Gobierno, pedimos también un cambio: que no haya más candidatos a la pobrezacandidatos a la pobreza. No queremos seguir leyendo en los periódicos o en la Encuesta de Condiciones de Vida del INE que 1 de cada 3 niños y 1 de cada 5 personas están en riesgo de pobreza y exclusión en España. Casi todo se reduce a una cuestión de oportunidades y, especialmente, a la falta de ellas. Algo contra lo que llevamos luchando los tres últimos años en nuestro país, apoyando a través de, por ejemplo, becas de comedor, a niños y familias que están pasando dificultades. Porque queremos que todos tengan las mismas oportunidades.
Irónicamente, la educación y la cultura son las mejores armas para combatir la pobreza, pero hemos empeorado en ambas cuestiones. La ensalada de sucesivas reformas educativas, los recortes en educación y la caída de las becas –la mayor desde 1996–, la subida de tasas universitarias –un 45% desde 2009–, el 25% de jóvenes españoles sin estudiar o trabajar –según la OCDE, son las peores cifras de Europa–; una tasa de paro juvenil que no baja del 50% –el 2014 se cerró con un 51,8% según la EPA–… por no hablar de la cultura, cada vez más inaccesible, sobre todo para las personas con menos recursos. Quizá el hecho de que un 25% de los españoles crea que el Sol gira alrededor de la Tierra se deba a las consecuencias de un sistema educativo que sigue fracasando; a una especulación inmobiliaria y un boom de la construcción que, entre otros motivos, ha provocado unos niveles de abandono escolar que doblan la media de la Unión Europea; a una gestión del Estado español que, lejos de reducir la desigualdad social, ha conseguido aumentar la brecha.
La historia se remonta atrás en el tiempo y sigue sin solución. No se ha hecho lo suficiente y la infancia y la adolescencia siempre es la peor parada. Si hacemos memoria, de los JASP (Jóvenes aunque sobradamente preparados) pasamos a la JSF (Juventud sin futuro) y llegamos a los NINI (Ni estudian, ni trabajan). ¿Cuántos jóvenes hay en el exilio intentando alcanzar un futuro mejor? Otra manera tiene que ser posible. La única salida no puede ni debe ser a costa de la fragilidad del Estado de bienestar. Y la solución tampoco pasa por que las organizaciones sociales, sostenidas mayormente por la solidaridad de la sociedad, asumamos una responsabilidad que le corresponde al Estado, al situarnos al lado de los ciudadanos que están sufriendo las peores consecuencias de una prolongada crisis económica disfrazada de recuperación y brotes verdes.
Por eso creemos que una de las mejores iniciativas para combatir la pobreza infantil es el Pacto de Estado por la Infancia que estamos impulsando (junto a otras organizaciones, a través de la Plataforma de Infancia)... y que exigiremos al próximo Parlamento con el aval de más de 30.000 ciudadanos y ciudadanas que han apoyado nuestra campaña Candidatos a la pobreza. Esta campaña seguirá recabando apoyos entre la sociedad civil tras el 20D, con la intención de colocar la pobreza infantil como un problema urgente y prioritario en la próxima legislatura. Porque nuestros candidatos, los candidatos a la pobreza, no desaparecerán con la celebración de elecciones y, por eso, seguirán de campaña.
El próximo domingo acudiremos a las urnas y no deberíamos permitir que llegue al poder ningún candidato que no haya asumido un firme compromiso con la infancia, que no haya incluido en sus políticas medidas contra la pobreza infantil. Plataformas como Poletika han evaluado los distintos programas políticos en torno a 10 temas, entre ellos la infancia, cuyos resultados se pueden consultar aquí. Así como el especial de este mismo periódico “Pobreza Infantil: La desigualdad del futuro” analizaba cuánto le ha importado a nuestros diputados la pobreza infantil en los últimos cuatro años. Votemos informados para poder exigir responsabilidad. Para poder demandar y reclamar una política comprometida con los más vulnerables: los 2,7 millones de niños y niñas que siguen siendo candidatos a la pobreza y que aún no tienen derecho a votar. Al fin y al cabo, somos nosotros los que teníamos, tenemos y tendremos el poder de elegir la política que queremos. Me he tomado la libertad de tomarle prestadas unas palabras al recientemente desaparecido Eduardo Galeano para comenzar este texto que estás leyendo: “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. Ojalá que el nuevo Parlamento surgido del próximo 20D sirva para cambiar (y erradicar), de una vez por todas, la pobreza infantil en España.
- La mayoría de los partidos se ha comprometido a tomar medidas que acaben con la pobreza infantil, algo que más de 30.000 ciudadanos y ciudadanas considera prioritario
Eduardo Galeano nos dejó este año y entre su enorme legado hay una frase que retumba en mi cabeza de cuando en cuando: “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. El próximo domingo acudiremos a las urnas a ejercer nuestro derecho a voto. Viviremos unas elecciones históricas, pues nunca antes había habido tal variedad de fuerzas y parece que se avecina un cambio, o al menos cierto equilibrio, en la composición del futuro Parlamento. Las encuestas predicen que el bipartidismo o la polarización social dejarán de ser nuestro único destino. Y el simple hecho de que nuevos partidos y nuevas maneras de hacer adquieran poder, de que se enriquezca el discurso político, de que existan alternativas, es un triunfo para la democracia y para la sociedad. Lo demás, el resultado de las elecciones y el devenir de la próxima legislatura, está por ver.