Aerolíneas que contribuyen al cambio climático y se aprovechan de la ola de calor para vender billetes

“38 °C Londres, 26 °C Faro, refréscate en Portugal”. Este es el mensaje publicitario que ocupaba la portada y la contraportada del diario británico Evening Standard el jueves 25 de julio. La misma imagen habitó las páginas de otros periódicos. En plena ola de calor en toda Europa, con temperaturas nunca vistas ese mismo día en ciudades como Cambridge, donde el termómetro se puso en 38,1 °C, la aerolínea low cost EasyJet intentaba así atraer a nuevos clientes dentro de sus aviones para transportarlos hacia lugares más frescos.  

Esta campaña publicitaria, realizada por la agencia VCCP de Londres, plantea una enorme contradicción: el aumento de los viajes en avión es considerado uno de los factores que precisamente pueden incrementar estas olas de calor por el calentamiento global.  

Aunque la aviación aún representa un porcentaje bajo en las emisiones de gases de efecto invernadero que se lanzan a la atmósfera en Europa (3,6%), la tendencia muestra un incremento de los vuelos, lo cual hará que las emisiones aumenten un 21% en 2040, según la previsión de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA). De hecho, el número de vuelos desde y hacia Europa crece por las low cost, que a su vez han ido ganando en cuota de mercado, mientras las aerolíneas convencionales no dejan de bajar.

En el caso de EasyJet, esta contradicción resulta especialmente llamativa, pues la aerolínea fue, junto a Ryanair, la que más emisiones de CO generó de toda la aviación en Europa en 2016. Y la razón está, además de por tratarse de este medio de transporte, en el impacto ambiental del modelo de negocio de las aerolíneas de bajo coste. Así lo reconoce la propia Agencia Europea de Medio Ambiente. En su informe Aviation and shipping – impacts on Europe's environment, este organismo incluso dedica a las low cost un apartado especial: “Ryanair y EasyJet fueron los dos mayores emisores en 2016, con 8,4 millones de de toneladas CO y 5,1 millones, respectivamente. Esto refleja principalmente el crecimiento anual del número de pasajeros”.

Hoy viaja mucha más gente en avión –ojo, solo en los países industrializados– por el aumento de viajeros a bordo de aparatos fletados por compañías de bajo coste como EasyJet. Según el informe ambiental realizado en 2019 por la Agencia Europea de Seguridad Aérea y la Agencia Europea de Medio Ambiente, la cuota de mercado de estas aerolíneas no ha dejado de crecer en Europa (13,7% en 2004, 28,6% en 2014, 31,7% en 2017), debido a sus precios baratos y al mayor número de asientos dentro de sus aviones, lo que permite transportar a más personas en cada vuelo.

Un ejemplo: en 2018, EasyJet compró el primer avión A321neo, con capacidad para 235 personas, más que los 186 pasajeros que acoge el modelo A320neo y más que las 180 de capacidad del A320, según se refleja en su informe anual de 2018.

Si bien transportar a viajeros más apretados por trayecto ha reducido las emisiones de CO por pasajero, la cuestión es que “esto no es suficiente para compensar el incremento del número de vuelos”, según arroja el documento de la Agencia Europea de Seguridad Aérea. Lo curioso es que Easyjet reconoce esto mismo en su página web: “El aumento de las emisiones se ha debido a la continua expansión de nuestras operaciones. En este año financiero [en referencia a 2018], el número de pasajeros se incrementó un 10,2% respecto a 2017”. Las emisiones el año pasado alcanzaron, según expone la aerolínea, 7,6 millones de toneladas, más que los 7,1 millones de 2017.

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