Cumbre del Clima: un macroestudio denuncia que los grandes bancos siguen financiando el carbón

“La señal del sector financiero debe ser más fuerte, pues aún hay mucha inversión en carbón y esto tiene que cambiar, es un asunto capital”. Así reaccionaba este viernes la diplomática francesa Laurence Tubiana, gran especialista de la negociación climática y clave en el Acuerdo de París, a las preguntas de los periodistas en la COP25 sobre una potente paradoja: el dinero que sigue fluyendo hacia la construcción de centrales de carbón, la más dañina de las energías fósiles, cuya quema es la principal causa del cambio climático.

El mayor exponente de esta contradicción en la Cumbre del Clima de Madrid ha sido el banco Santander. Por un lado, siendo uno de los patrocinadores de la COP25 y expresando su firme compromiso en la lucha contra el calentamiento global. Por otro, la publicación de un informe esta misma semana en el que se plasma que la entidad financiera sigue financiando a la industria más contaminante mediante préstamos a compañías con proyectos para construir nuevas plantas.

El documento Global Coal Exit List, firmado por las organizaciones BankTrack, Urgewald, 350.org y el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente, analiza el apoyo indirecto de la banca global al carbón: “Se trata de los préstamos que los bancos conceden a las empresas para el funcionamiento de su actividad global. Y si esta incluye la construcción de nuevas centrales, este dinero se da”, comenta Carlota Ruiz, abogada del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente.

Para su trabajo, estas organizaciones han rastreado las inversiones de la banca mundial a través de la consultora holandesa Profundo, la cual, a su vez, ha utilizado herramientas de análisis financiero. El resultado es que, entre 2017 y 2019, los bancos apoyaron a esta industria con más de 745.000 millones de dólares. Los bancos japoneses Mizuho, Mitsubishi UFJ Financial Group y Sumitomo Mitsui Banking Corporation ocupan los tres primeros puestos. Le siguen en cuarto y quinto lugar el estadounidense Citigroup y el francés BNP ParisBas.

“Aunque los bancos japoneses hayan otorgado el 32% del total de estos préstamos desde 2017, los bancos europeos no se quedan atrás y son responsables de haber concedido el 26% de esos préstamos”. Entre los bancos españoles, el que más dinero ha prestado en este tiempo es el Santander, con 1.410 millones de dólares. Le sigue La Caixa (283 millones de euros), BBVA (207 millones) y Novo Banco Gestión (49 millones).

En el contexto de la Cumbre del Clima, un micromundo en el que cientos de personas hablan cada día durante dos semanas de cómo superar el que ya es considerado por muchos el mayor reto del próximo siglo, la presidenta de este banco, Ana Patricia Botín, argumentaba por qué esta entidad sigue financiando a la industria: “Tenemos un gran banco en Polonia, y Polonia es 80% carbón. Hemos dicho que no financiaremos nuevas plantas de carbón, pero no podemos simplemente parar la financiación de carbón en Polonia, así que, cuando la taxonomía esté hecha, tenemos que considerar el impacto social de la transición energética”, ha lanzado durante la cumbre. Con taxonomía, Botín se refería a uno de los asuntos importantes que el mundo financiero debe abordar para tener un papel en la transición energética: definir qué es banca sostenible y qué principios deben regirla.

El informe pone de relieve los 655 millones de dólares que esta entidad destinó a las empresas polacas PGE, Tauron y Energa, con proyectos para construir 5,7 gigavatios de nuevas plantas de carbón en Polonia, un país que ha bloqueado hasta el último momento el Pacto Verde que en la madrugada de este jueves sacó adelante la Unión Europea para alcanzar una economía neutra en carbono en 2050.

Para Carlota Ruiz, abogada del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente, el argumento de los bancos de sostener a un cliente como Polonia no es válido: “Para demostrar realmente su compromiso en la lucha contra el cambio climático y evitar caer en el 'greenwashing', el Santander debe dejar de apoyar a empresas que planean construir nuevas centrales de carbón y acompañarlas en la transición hacia un modelo de negocio respetuoso con el planeta”.

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