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La paradoja ambiental de esquiar en un parque de nieve con 50 grados en el exterior

Restaurante-cafetería del parque de nieve Snow Oman, en Mascate.

Sebastian Castelier

Omán —

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“¡Imagínate despertarte un día y que Mascate [la capitán de Omán] aparezca cubierta de nieve blanca y reluciente! Explora barcos congelados en el tiempo, desciende en trineo por dunas de arena helada y descubre un mundo apasionante a temperaturas bajo cero”. Este es el reclamo publicitario de Snow Oman, el primer parque de nieve del sultanato del mismo nombre, donde el termómetro llega a sobrepasar los 50 grados en verano. Inaugurado a principios de 2023 y construido por el operador emiratí de centros comerciales Majid Al Futtaim en un terreno de 14.800 metros cuadrados, Snow Oman presume de ser el mayor parque de nieve de Oriente Próximo.

“La primera vez que fuimos había mucha gente, colas de media hora solo para alquilar los accesorios, la ropa de invierno, los guantes, ahora vamos entre semana”, comenta Hamna Arif, quien llegó a Omán hace dos años desde su Pakistán natal con su marido y sus dos hijos, de siete y ocho años.

“En verano, en Omán no se puede hacer ninguna actividad al aire libre, hace demasiado calor, así que lo mejor es venir a la nieve. Es una experiencia única. Además, no hay restricciones de tiempo, una vez dentro puedes quedarte todo el día si quieres, si puedes soportar el frío, claro, porque hace muchísimo frío. Pero como te dejan salir y entrar, puedes ir a comprar al centro comercial y volver”, explica la mujer, que ya ha visitado Snow Oman cinco veces. El parque de nieve ofrece hasta 20 atracciones, entre ellas una pista de patinaje sobre hielo y un pingüinario donde viven pingüinos rey y papúa.

En verano, en Omán no se puede hacer ninguna actividad al aire libre, hace demasiado calor, así que lo mejor es venir a la nieve. Además, no hay restricciones de tiempo, puedes quedarte todo el día si quieres, si puedes soportar el frío, claro

“En cuanto se abrió la puerta me recordó a mi infancia, porque la casa de mis padres está en el norte de Teherán, donde hay nieve y estaciones de esquí. Las instalaciones no son impresionantes, pero cuentan con un reclamo de marketing muy fuerte: el frío. Aunque creo que deberían añadir más animales, como osos polares o focas, por ejemplo”, sugiere Sahar Derakhshani, iraní residente en Mascate.

Nieve para el turismo del desierto

Snow Oman es el último de una serie de parques de nieve que la empresa Majid Al Futtaim está construyendo por todo Oriente Próximo siguiendo la estela de Ski Dubai, el primer concepto de 'ocio bajo cero' lanzado en 2005 y que atrajo a 11 millones de visitantes en sus primeros 15 años. Según el Departamento de Turismo de Dubái, en 2022 el 12% de los turistas internacionales que visitaron la capital del ocio emiratí recalaron en Ski Dubai. “Ski Dubai ha impulsado el crecimiento masivo del turismo deportivo en la región y ha fomentado la aparición de una cultura de deportes de invierno en los Emiratos Árabes Unidos”, resume WAM, la agencia de prensa oficial de la monarquía.

El emirato de Dubái –uno de los siete que componen la federación de Emiratos Árabes Unidos– es una especie de ovni en una región que vive de la extracción y exportación de petróleo y gas a los mercados de consumo, sobre todo en Asia. En Arabia Saudí, la mayor economía del Golfo, los ingresos del petróleo representaron el 62% de los ingresos públicos en 2023. Sin embargo, Dubái ha pasado la página del oro negro. El sector del petróleo y del gas solo representó el 2% del PIB del emirato en 2022, frente a casi el 50% de hace medio siglo. Otros sectores han tomado el relevo, como el comercio, la construcción y el turismo. La ciudad presume de su estilo de vida, con un fuerte consumo energético y de recursos, gracias al cual dice haber atraído a 17,2 millones de turistas internacionales en 2023, convirtiéndose en un modelo a seguir para toda la región.

“Dubái ha sido un ejemplo y ahora todos los países del Golfo están intentando no tanto copiar, sino inspirarse en lo que ha hecho”, comenta Jalal Qanas, profesor adjunto de Economía en la Universidad de Qatar. En Doha, Dubái, Manama, Riad o Kuwait, el patinaje sobre hielo es otra de las aficiones invernales con muchos seguidores. David De Silva, originario de Sri Lanka, vive en la capital de Emiratos Árabes Unidos, Abu Dhabi, donde creció: “Mis padres solían llevarme a la Ciudad Deportiva Zayed al menos una vez al mes para aprender a patinar. Incluso hoy, mi mujer y yo solemos ir a patinar allí a menudo. Y no somos los únicos, el patinaje es muy popular entre los jóvenes de aquí, y es un lugar estupendo para reunirse y socializar”, relata.

El resort de esquí en pleno desierto Trojena, que las autoridades venden como un destino “que ofrece experiencias únicas centradas en el ser humano”, acogerá los Juegos Asiáticos de Invierno en 2029 sobre tres cuartas partes de nieve artificial. Se estima que en 2030 hasta 700.000 turistas puedan acudir a los 36 kilómetros de pistas de esquí que promete Trojena. El frenesí del ocio también se está apoderando de Omán, que sigue los pasos de sus vecinos en un intento de construir una alternativa real a los ingresos del petróleo y del gas tras décadas de fracasos.

La conciencia ambiental preocupa mucho en Europa pero aquí el modo de vida es diferente. Los extranjeros que vienen a vivir al Golfo se relajan, dejan de tener una mentalidad estricta, también en lo que se refiere al uso de la energía

El plan 'Visión Omán 2040' prioriza el turismo, un sector que se espera que represente el 5% del PIB en 2030 y el 10% en 2040, frente al 2,4% de 2022. “Cuando nuestros familiares y amigos vienen a visitarnos solemos llevarlos a Snow Oman y todos se sorprenden porque imaginaban un país más atrasado, sin una verdadera oferta de ocio. Omán quiere ofrecer distintas actividades para desarrollar el turismo, porque hay playas preciosas y lugares al aire libre por los que hacer rutas de senderismo, pero hace tanto calor durante todo el año que no se puede ir”, afirma Hamna Arif.

Al preguntar a Sahar Derakhshani, otro de los entrevistados, sobre el impacto ambiental y energético de un parque de nieve en una de las regiones más cálidas del mundo, resume: “La conciencia ambiental preocupa mucho en Europa pero aquí el modo de vida es diferente. Los extranjeros que vienen a vivir al Golfo se relajan, dejan de tener una mentalidad estricta, también en lo que se refiere al uso de la energía. Después de un tiempo aquí aceptan tener puesto el aire acondicionado las 24 horas del día o ir a pasar una tarde a Snow Oman porque echan de menos la nieve”.

El gasto energético de un parque de nieve

A pesar del poco interés que muestran por el tema las personas que visitan estos parques de nieve, lo cierto es que el coste energético plantea interrogantes. Todos los países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar) figuran ya entre los 15 primeros del mundo en consumo total de energía per cápita. Entre otras razones se debe a la promoción de soluciones tecnológicas, como el ocio a cero grados y a la adicción al aire acondicionado, que buscan ofrecer la ilusión de una vida desconectada de la realidad climática que vive la península.

No podemos seguir malgastando nuestro dinero en edificios lujosos. Preparémonos, aprendamos de las antiguas tradiciones y retomemos los conceptos del patio, de la ventilación y de la iluminación natural

Ali A. Alraouf asesor de la Autoridad de Desarrollo Urbano de Qatar

“La gente del Golfo sigue entusiasmada con los rascacielos de cristal y con el lema de 'haz lo que quieras y nosotros lo climatizaremos'. Pero el cambio climático es una realidad. No podemos seguir malgastando nuestro dinero en edificios lujosos. Preparémonos, aprendamos de las antiguas tradiciones y retomemos los conceptos del patio, de la ventilación y de la iluminación natural”, sugiere Ali A. Alraouf, catedrático de Arquitectura y Urbanismo de la universidad Hamad Bin Khalifa y asesor principal de la Autoridad de Planificación y Desarrollo Urbano de Qatar.

Al igual que ocurre en el resto del mundo, no todos los que viven en el Golfo experimentan el cambio climático con la misma intensidad. Mientras los ciudadanos árabes originarios de estos países y los trabajadores cualificados, sobre todo occidentales, se atrincheran en espacios con aire acondicionado, los inmigrantes extranjeros que llegan de otros rincones de Asia y de África lo sufren en primera línea. Lejos del frío de las pistas de hielo de la capital, Hassan Ahmad, pastor sudanés de 31 años, vive aislado en una caravana en medio de una vasta llanura de Kuwait, donde la temperatura supera con frecuencia los 50 grados en verano. “No tengo aire acondicionado. Mi jefe kuwaití me trajo un enfriador de aire, pero no funciona”, confiesa.

En la ciudad, el espectáculo continúa y el desarrollo de actividades invernales sigue adelante, aunque eso suponga engullir ingentes cantidades de electricidad que la región se resiste a descarbonizar, a pesar de tener acceso directo a uno de los recursos solares de mayor calidad del mundo. La electricidad en Arabia Saudí, que en un 40% se produce quemando barriles de petróleo, es una de las más intensivas en carbono del mundo, con 571 gramos de C02 equivalente emitidos por kilovatio-hora de electricidad en 2021, según la plataforma Our World in Data. Es el doble que en la Unión Europea. En otros países del Golfo la electricidad se produce sobre todo quemando gas natural, incluso en Emiratos Árabes Unidos, donde la proporción de energía nuclear y renovables en el mix energético es cada vez mayor.

Estos países están extrayendo aguas subterráneas a un ritmo cuatro veces superior al que los acuíferos de la región reponen las reservas, y como no bastan, las costas se han poblado de plantas desalinizadoras que funcionan con combustibles fósiles

El consumo de electricidad a partir de combustibles fósiles no es el único coste ambiental de los parques de nieve del Golfo. A esto hay que añadir el líquido necesario para producir nieve artificial. Según Alfa Laval, Ski Dubai contiene 6.000 toneladas de nieve, producidas a partir de agua dulce cristalizada en forma de nieve. Cada noche, la temperatura en Ski Dubai desciende de -1°C a -7°C o -8°C para permitir que los cañones de nieve situados en el techo de la instalación produzcan las 30 o 40 toneladas de nieve que se vierten para sustituir a una cantidad similar y así garantizar la frescura del polvo en el recinto.

La nieve extraída de Ski Dubai se funde y se recicla una vez que entra en el sistema que climatiza el centro comercial, antes de utilizarse al final de su vida útil para regar los parques y jardines. A pesar de este triple uso, el consumo de agua plantea dudas, ya que estamos en la región del mundo más afectada por el estrés hídrico.

Para hacer frente a la falta de lluvias, estos países están extrayendo aguas subterráneas a un ritmo cuatro veces superior al que los acuíferos de la región reponen las reservas, según la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental. Pero estas ya no bastan para hacer frente a la expansión de un estilo de vida que demanda más y más agua. En respuesta, las costas del Golfo Pérsico, del Mar Arábigo y del Mar Rojo se han poblado de plantas desalinizadoras que funcionan con combustibles fósiles.

El atractivo del 'ocio bajo cero' que ofrecen los parques de nieve ya no se limita solo a esta zona del mundo. En 2017, el grupo propietario de los complejos de Dubái y de Mascate inauguró Ski Egypt, la primera estación de esquí cubierta de África. El furor de los cero grados también se extiende por los corredores migratorios que unen los países del Golfo con los pulmones de mano de obra barata del Asia emergente. “En Pakistán también tenemos un parque de nieve. Es más pequeño que Snow Oman, pero también hace mucho frío dentro”, comenta Hamna Arif. Winterland, la primera cadena de parques de nieve de Pakistán, arrancó el año pasado y ya explota dos complejos de ocio bajo cero, uno en Lahore y otro en Karachi, con temperaturas que descienden hasta los -10 grados.

“Nuestra visión es crear un mundo donde las inolvidables aventuras invernales estén al alcance de todos”, escribe la empresa en su página web, indicando que pronto se abrirán varias franquicias de Winterland en Arabia Saudí, el resto de Oriente Próximo y varias ciudades más de Pakistán.

De vuelta a casa para pasar un mes de vacaciones con su familia, Said Valiyamadayi, un keralita de 32 años empleado desde hace cinco como responsable de salud y seguridad en la industria qatarí del gas, optó por uno de los dos parques de nieve de este estado tropical en una salida con un par de amigos. “Tenemos un parque de nieve en Qatar, así que cuando mi mujer y yo nos enteramos de que el concepto había llegado a Kerala decidimos venir a divertirnos”, apunta. “Estoy seguro de que habrá más parques de nieve aquí en el futuro, la gente vendrá a refrescarse cuando haga demasiado calor fuera”.

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