Tras varios meses de investigación, la organización inglesa Global Witness desvela en un informe publicado esta semana el complejo proceso por el que las principales compañías de infraestructuras de gas en Europa se han beneficiado de 4.000 millones de euros en subvenciones para construir conexiones de gas entre países de la Unión Europea.
La principal anomalía por la que este grupo de 44 empresas –entre ellas Enagás y Reganosa– se han embolsado el 87% del dinero público europeo dedicado a infraestructuras de gas está en la propia ley europea, analizan los autores de Global Witness, en la que estas empresas tienen una “influencia inapropiada”.
En 2013, la UE aprobó la ley llamada Trans-European Networks-Enery (TEN-E), con el propósito de mejorar las conexiones de gas entre los Estados y mitigar el impacto de posibles desaprovisionamientos de países como Rusia. Esta regulación define qué proyectos de electricidad y gas son prioritarios para la UE (Proyectos de Interés Común) y los subvenciona con dinero público.
“Este sistema tiene un problema: otorga un excepcional poder sobre la política europea a una oscura estructura de compañías de gas llamada ENTSOG. Según la ley, las empresas de ENTSOG ayudan a la UE a estimar cuánto gas necesita y a la Comisión Europea sobre qué proyectos de infraestructuras de gas apoyar”.
Es decir, las mismas compañías que por ley estiman la demanda de gas son parte de la decisión sobre dónde son necesarias nuevas infraestructuras y después se benefician de las ayudas para construirlas.
“A menos que este tipo de influencia dañina se controle, Europa está condenada a más consumo de energía fósil durante décadas; una catástrofe climática que el mundo puede que nunca sea capaz de revertir. Romper el poder de estas grandes compañías es clave en el compromiso de la Unión Europea de luchar contra la crisis climática”, ha explicado en una nota Murray Worthy, jefe de la campaña de gas en la UE para Global Witness.
Sin embargo, desde ENTSOG se asegura que no existe ningún conflicto de intereses. En las respuestas de esta organización a preguntas de Global Witness, responden: “El proceso de los Proyectos de Interés Común es responsabilidad de la Comisión Europea. ENTSOG simplemente facilita información y solo participa como expertos en este proceso”.
Por su parte, Murray se refiere a que, curiosamente, este grupo de empresas ha sobreestimado sistemáticamente la demanda de gas en Europa. Para el periodo 2013-2019, Global Witness ha analizado que las proyecciones de ENTSOG son entre un 5% y un 21% superiores a la demanda real cuando se comparan con las cifras de la propia Comisión Europea e incluso de BP, que cada año realiza un estudio con la demanda y consumo reales y proyecciones.
“Si la Comisión Europea piensa que la UE usará más gas, entonces lo apoyará, y potencialmente subvencionará proyectos caros e innecesarios”, concluyen los autores de la investigación.
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