El director de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol, es uno de los economistas que más se están posicionando respecto al rumbo que deberían tomar los paquetes de recuperación que preparan los gobiernos para afrontar el impacto económico por la crisis del coronavirus.
Hace unos días se reunió telemáticamente con la comisaria de energía de la Unión Europea, Kadri Simson, y con el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, para asesorar a la UE sobre el papel que a su juicio debe desempeñar la transición energética en la estrategia de recuperación económica que planea Bruselas. Para Europa, Birol pide impulsar la transición a energías limpias y eficientes.
Aunque las emisiones globales de CO2 “es posible que disminuyan” este año a causa de la ralentización de la economía por la pandemia, Birol considera que esto no puede ser motivo de celebración.
Esta crisis sanitaria va a afectar severamente a la industria. ¿Está amenazada también la transición energética?
La transición energética está seriamente en riesgo si los gobiernos no toman medidas. Hay dos razones para pensar esto. Una es que durante la crisis financiera de 2008 las emisiones globales disminuyeron, pero cuando la economía se recuperó vimos un gran crecimiento de las emisiones de CO2. Ahora, podremos ver una tendencia similar si los paquetes de recuperación de la economía que plantean los gobiernos no sitúan la transición energética en el centro.
La segunda razón es que estamos viendo que muchas empresas de energía renovable se están encontrando con enormes dificultades y el apoyo de algunos gobiernos se está contrayendo debido a sus limitaciones presupuestarias. Todo ello al riesgo de que la transición hacia la energía limpia se ralentice o incluso se detenga.
En mi opinión, la probable reducción de emisiones globales de este año no es algo de lo que debamos alegrarnos, pues será a costa de que la gente está muriendo y de que la economía está colapsando. Las emisiones no deben disminuir por esas razones, sino para hacer a la gente más saludable, para lograr una vida mejor, no al contrario.
Aunque las emisiones de CO2 han disminuido, las concentraciones de CO2 en la atmósfera están aumentando.
Sí, eso es correcto. Pero incluso la reducción de las emisiones de CO2 no es una buena noticia para mí. Si no tomamos las medidas adecuadas, las emisiones se recuperarán muy pronto.
En EEUU, la Agencia de Protección Ambiental ha relajado la regulación ambiental; en Europa, las compañías de coches piden lo mismo. ¿Puede haber un receso en las medidas ante la emergencia climática? ¿Qué posición se debe tomar?
La primera gestión de crisis que los gobiernos deben abordar en este momento es el problema médico, la pandemia. En segundo lugar, los gobiernos deberían crear cortafuegos alrededor de sus economías. Esto significa ayudar a la gente que ha perdido su trabajo, a las empresas que han perdido sus clientes y a los bancos que de otra manera se desestabilizarían.
Debemos reconocer que estas son las dos tareas prioritarias. Sin embargo, después de la cuarentena emergeremos en un nuevo mundo y este mundo estará diseñado en buena medida por los nuevos paquetes de estímulo. Estoy hablando con casi todos los gobiernos que están en el proceso de preparar paquetes de estímulo y estos incluyen cantidades de dinero que pueden ser una oportunidad única para esta generación, que determinarán el futuro de las economías del mundo.
Esa es la fase importante en la que debemos poner las políticas energéticas correctas dentro de los paquetes de estímulo. Aquí, en mi opinión, hay varias áreas a las que los gobiernos deben prestar mucha atención. En Europa, una muy importante es el programa de modernización de los edificios para mejorar la eficiencia energética.
Pero esto ya estaba contemplado en el Acuerdo Verde Europeo
Sí, pero yo no daría por sentado que eso siga adelante. Prefiero asegurarme de que sigue adelante y de que se haga con el apoyo de las energías renovables, especialmente la eólica y la solar, que en comparación con hace 10 años son hoy mucho más baratas. Y también es importante mirar a las nuevas tecnologías, desde electrolizadores para el hidrógeno hasta baterías para coches eléctricos.
Una cosa que quiero dejar bien clara es que diseñar los paquetes de transición energética dentro de los enormes programas de estímulo económico no está en contradicción con la recuperación de la economía. Las sugerencias que estamos haciendo a los gobiernos de todo el mundo, incluida la Comisión Europea, comportan una vía de creación de empleo y ayudan a preparar una economía robusta al tiempo que aceleran la transición a una energía limpia.
En EEUU, las compañías aéreas piden ser rescatadas y senadores demócratas piden condicionar esta ayuda a reducir las emisiones. ¿Deben ir por aquí los estímulos de la recuperación de la economía?
Sí, y no solo en la industria de la aviación. Muchas industrias en todo el mundo necesitarán el apoyo del Gobierno. No me sorprendería si en algunas partes del mundo algunas de las principales compañías fueran nacionalizadas. Veremos que el desempleo se disparará y no veo ningún problema en que los gobiernos apoyen a las industrias para paliar este efecto. Ahora bien, ese apoyo debe estar vinculado a la provisión de incentivos a las industrias para que se modernicen, para que innoven sus operaciones y para que sean mucho más eficientes que antes.
En China, la respuesta para relanzar su economía tras el coronavirus apuesta por construir nuevas plantas de carbón. ¿Qué opina usted de esta respuesta?
Creo que la respuesta china no ha quedado clara todavía. Nuestras discusiones con el Gobierno chino nos muestran que China una vez más quiere construir los paquetes de estímulo en torno a su industria pesada y la digitalización, invirtiendo sobre todo en 5G. Y estamos analizando con el Ejecutivo sobre las consecuencias a largo plazo de su actual planteamiento de los planes de estímulo económico. Todos sabemos que China ha realizado muchos esfuerzos en el ámbito de la energía renovable, la eficiencia y la energía nuclear, entre otros.
A pesar de la crisis energética, recientemente hemos visto algunos récords de producción de energía eólica marina. Por ejemplo, en el Reino Unido, y también en Bélgica. ¿Por qué cree que esto ha sucedido ahora?
Creo que la energía eólica marina, vinculada al hidrógeno, puede ser el punto culminante de esta crisis para Europa. El potencial es enorme. Lo bueno es que muchos gobiernos están dispuestos a apoyarlo y Europa tiene todo el interés, el potencial y el conocimiento tecnológico para liderar la revolución de la energía eólica marina después de la crisis. Nuestra recomendación a la Comisión Europea es que apueste por esta tecnología, junto con el hidrógeno, como piedras angulares de la política energética en Europa para salir de la crisis.
El problema con el hidrógeno es que sigue siendo caro. Pero el 60% de su coste se debe a los electrolizadores y solo se necesita más fabricación para reducir ese coste. La UE puede ser líder en términos de fabricación de electrolizadores, bajar el coste de éstos y así abaratar el hidrógeno, proporcionar electricidad limpia y fiable para toda Europa y conseguir una fuerte competitividad de vanguardia.
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