Hola.
Agarra un café y vamos al lío. ¡Buenos días!
Lula para el primer golpe
Lula da Silva ha conseguido contener el primer golpe de su nueva vida como presidente. Vendrán más, porque esto no es una explosión espontánea sino un movimiento reaccionario que viene de lejos, pero por lo pronto las principales autoridades del país han cerrado filas contra el asalto de las sedes del Congreso, del poder ejecutivo y del poder judicial.
El Gobierno ha tomado el control de la Policía de la capital, el gobernador ha sido destituido, se han ‘liberado’ las zonas ocupadas y, ojo a la cifra, más de 1.200 personas han sido detenidas, solo en Brasilia. La mayoría eran integrantes del llamado “campamento patriota”, instalado en octubre y desde el que abiertamente se ha reivindicado un golpe militar. De hecho, estaba instalado delante del Cuartel General del Ejército, para presionar.
Bolsonaro está en EEUU. En Florida. Dicen que de vacaciones, pero lo mismo no vuelve. Anoche nos contaron que había ingresado en un hospital por sus problemas del estómago. Veremos todo eso en qué deriva.
Hoy en el podcast, visitamos la Plaza de los Tres Poderes tras el paso de la turba y analizamos qué Brasil nos deja este primer golpe contra Lula da Silva solo una semana después de su investidura.
- Por cierto, hoy estrenamos un invento: si eres oyente del podcast, puedes mandarnos una nota de voz por Whatsapp. Puedes proponernos un tema que te toque de cerca o, no sé, enviarnos un sonido que te resulte interesante por algo. Lo importante es que sea algo que tenga que ver contigo. A ver qué sale de todo esto. Apunta el número: 699 518 743.
Y lo de aquí
Nos preocupa Brasil por los brasileños, pero admitamos que también nos preocupa Brasil de manera un poco más egoísta. Sabemos que lo de Trump se contagió a Bolsonaro, y que lo de Trump y Bolsonaro a veces se replica también aquí. La actitud de la ultraderecha brasileña tras la victoria de la izquierda en las urnas nos permite analizar cómo de arriesgado es el jueguecito retórico de hablar de “gobiernos ilegítimos”, que hemos visto en EEUU y que también gusta a la derecha española.
La yenka de Feijóo. Es casi cómico. Alberto Núñez Feijóo anda en la misma yenka continua en la que acabó metido Pablo Casado para aparentar ser más de centro, más de derechas, más popular y más hombre de Estado, todo a la vez. El bandazo de ahora se llama Borja Sémper, dirigente vasco que abandonó la política en 2020 porque se sentía demasiado moderado para lo que exigían los tiempos. Ahora vuelve, como portavoz electoral del PP, en un gesto ‘centrista’ de Feijóo en el mismo día en el que señala a Pedro Sánchez a cuenta del golpe de Estado en Brasil. Sémper tendrá que defender su perfil moderado a la vez que hace cuentas de pactos con Vox. Por cierto, el PP anda intentando pescar entre las feministas votantes del PSOE enfadadas con Pedro Sánchez por haber hecho suya la ley trans propuesta por Podemos. Ya te digo: la yenka.
Que no se te pase
- Griñán, el cáncer y la cárcel. El informe médico encargado por los juzgados de Sevilla considera que José Antonio Griñán no debería entrar a cumplir su condena en prisión porque la vida en la cárcel no es compatible con los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer que padece. Ahora la Fiscalía y el PP tendrán que decir qué piensan al respecto. Es cuestión de días.
- La otra versión. Un joven fue acusado en 2020 de haber atacado a un grupo de mossos en Barcelona durante un toque de queda en plena calle. Eso decía el atestado policial, que ya sabemos que siempre dice la verdad, ¿no?. Pero alguien estaba grabando desde un balcón. Y ahora la Fiscalía pide ocho años y medio de cárcel… para los mossos.
- La otra Transición. Documentos confidenciales desvelados por el Diario de Navarra implican a Fraga y a otros cargos del Gobierno de Arias Navarro en un tiroteo con víctimas mortales en Navarra que oficialmente se trató como un enfrentamiento entre carlistas (sic). Los documentos sugieren que fue una operación para proteger a Juan Carlos I.
- Bomba con remitente. De vez en cuando llegan paquetes sospechosos a edificios oficiales que acaban siendo una falsa alarma. Pero lo que no suele ocurrir es que una bomba falsa venga con remitente. Y que ese remitente corresponda con una persona real. Tirando de ese hilo sale esta historia.
Todo es política
- Rumbo (político) a Eurovisión. Como el año pasado se lio la que se lio con Rigoberta, con Tanxungueiras y con Chanel, no está de más adelantarse a la batalla cultural e ideológica de Eurovisión. A ver si este año se produce la unión de la izquierda. Mis compañeras de Cultura se lo han tomado en serio: tienes un análisis de las canciones precandidatas en el Benidorm Fest 2023, una a una. De las que he escuchado ninguna me ha producido aquel “ojo que se lía” que os solté aquí cuando salió la canción de Rigoberta… bueno, hay una que un poco sí: Mi familia.
- Las discográficas de hortelano. Una banda de rock indie creada en los 90, Low, está pidiendo a la discográfica que acabó siendo propietaria del copyright de sus discos que por favor se lo devuelvan. Uno de sus álbumes más aplaudidos está comiendo polvo debajo de toneladas de burocracia en Universal Music. Es una historia que resume bien el estado de la industria.
- Pop cristiano. Ya que estamos, hacemos trío musical con Hakuna, el grupo de chavales jóvenes que lo llena absolutamente todo cada vez que hacen un concierto. Estadios, plazas de toros, salas enormes. ¿Hacen reguetón? ¿Indie? ¿Trap? ¿Electrolatino? No. Hacen pop cristiano, meloso, pasteloso, de catequesis, de canciones de amor que en realidad son de amor a Dios. Que no se presenten a Eurovisión, por favor.
Hasta aquí llegamos por hoy. ¡Mañana más!
Un abrazo,
Juanlu.