Los expertos en Salud Pública José Martínez Olmos, Daniel López-Acuña y Alberto Infante Campos analizan las medidas clave para hacer frente a la pandemia de coronavirus.
Hay que estar alerta y anticiparse al virus con acciones coordinadas a nivel europeo y estatal teniendo en cuenta las lecciones aprendidas
A pesar de la falta de transparencia que dificulta conocer en detalle la situación, se van conociendo datos muy preocupantes sobre la explosión de casos de COVID-19 en China, la cual estaría generando una enorme presión sobre el sistema sanitario, así como un importante número de fallecidos. Todo ello ha generado a su vez inquietud en el conjunto de la sociedad y entre las autoridades sanitarias de muchos países.
El Gobierno de España ha anunciado la inminente adopción de medidas para tratar de anticiparse a los efectos potenciales que puedan derivarse de esta situación epidemiológica que ocurre en China, entre ellas acciones de control sobre las personas procedentes de China (PCR negativas y certificado digital de vacunación con vacunas autorizadas por la OMS), así como la secuenciación continua de las variantes circulantes en el marco de una vigilancia activa que en opinión del Gobierno de España, debería ser coordinada en el conjunto de la Unión Europea.
A ello se une un esfuerzo de coordinación en el marco de la ponencia de alertas del Consejo Interterritorial y un impulso de la vacunación con las dosis de refuerzo que están disponibles para el conjunto de la población.
Aunque estamos convencidos de que la protección que actualmente tiene la población española y europea, tanto por la cobertura vacunal como por la inmunidad adquirida por haber sufrido la infección por COVID-19, nos permite afrontar la situación de una forma más segura que en 2020, no se debe bajar la guardia. El virus sigue presente y no hay que confiarse.
Por eso, desde una actitud de alerta y no de alarma, conviene anticiparse al virus y estar atentos ante la situación con una vigilancia activa que permita detectar la aparición de nuevas variantes. Hay que reforzar el programa de vacunación y desarrollar acciones informativas para concienciar a quienes aún no se han vacunado con la dosis de refuerzo, implicando también a los profesionales sanitarios que al estar cercanos a la población pueden actuar de manera eficaz para hacer consciente a cada individuo de las ventajas que reporta completar la pauta para la protección de su salud.
Las medidas anunciadas por el Gobierno son correctas. Suponen usar el “freno de emergencia” y no esperar a hacerlo cuando resulte demasiado tarde. De hecho, son más valientes que las planteadas ayer en el marco europeo (Comité de Seguridad Sanitaria de la UE). España ha tomado decisiones en la línea de las anunciadas por Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Italia y algunos otros países. Si las medidas anunciadas y otras que puedan ser necesarias son coordinadas tanto en el ámbito estatal como internacional, permitirán anticiparse a eventuales situaciones que puedan acontecer. Pero, independientemente de la situación de China, la relajación en el uso de mascarillas y la menor cobertura vacunal con las dosis de refuerzo en los últimos meses suponían ya antes y suponen ahora un riesgo innecesario para la salud de todos y, en especial, la de los más vulnerables.
Hay que recordar que en España hay todavía 6 millones de mayores de 60 años que no han recibido la cuarta dosis de refuerzo con vacuna bivalente y están desprotegidas. Y hay todavía 15 millones de personas, la mayoría menores de 60 años, que aún no recibieron la tercera dosis y, por tanto, no cuentan con la protección vacunal de la vacuna bivalente que protege también contra Omicron.
Creemos que la Unión Europea debe rectificar y adoptar la posición que han tomado Italia y España con relación a viajeros procedentes de China ya que es previsible ver en aquel país muchos casos, muchas hospitalizaciones, saturación de las UCI y muchos fallecimientos, al tiempo que se incrementa la probabilidad de que surjan variantes amenazantes más virulentas y que escapan a la eficacia vacunal, lo cual constituye un riesgo para los precarios equilibrios mundiales de gestión de la pandemia, especialmente en los países más pobres donde sólo el 25 por ciento de la población ha recibido una dosis de la vacuna.
Sería conveniente que China se abriese a la importación de las vacunas bivalentes (más eficaces) y adoptase una gestión de la crisis sanitaria y social con base en la transparencia de la información y en la intensificación de los programas de vacunación trabajar democráticamente con la población mediante una eficaz pedagogía social, para no bajar la guardia en las medidas de protección necesarias y para mantener una estrategia de prevención de contagios que reduzca este tsunami de infecciones y sus complicaciones que están sufriendo en aquel país.
La labor de la OMS para apoyar a China y conseguir la máxima transparencia en la información epidemiológica se torna así más importante que nunca, aunque somos conscientes de la complejidad de este desafío. No obstante, conviene incidir en esta línea de acción.
Finalmente consideramos que la situación actual es una oportunidad para reforzar las acciones de prevención y protección de la salud que de alguna manera se habían relajado ante una baja percepción de riesgo. Todo ello sin alarmismos infundados, pero monitorizando diariamente la situación, informando puntualmente a la opinión pública, y fortaleciendo los dispositivos de salud, en especial los dispositivos de salud pública y la atención primaria de salud. Demostremos que hemos aprendido las lecciones de lo sucedido en estos últimos tres años.
A pesar de la falta de transparencia que dificulta conocer en detalle la situación, se van conociendo datos muy preocupantes sobre la explosión de casos de COVID-19 en China, la cual estaría generando una enorme presión sobre el sistema sanitario, así como un importante número de fallecidos. Todo ello ha generado a su vez inquietud en el conjunto de la sociedad y entre las autoridades sanitarias de muchos países.
El Gobierno de España ha anunciado la inminente adopción de medidas para tratar de anticiparse a los efectos potenciales que puedan derivarse de esta situación epidemiológica que ocurre en China, entre ellas acciones de control sobre las personas procedentes de China (PCR negativas y certificado digital de vacunación con vacunas autorizadas por la OMS), así como la secuenciación continua de las variantes circulantes en el marco de una vigilancia activa que en opinión del Gobierno de España, debería ser coordinada en el conjunto de la Unión Europea.