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Mujeres, africanas e investigadoras: una triple barrera que se puede derribar

Los Gobiernos, el sector sanitario y —sobre todo— los medios de comunicación, tienden a olvidarse de algunas enfermedades que, a menudo, tampoco tienen el foco de la ciencia y la investigación. Es el caso de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), un problema que persiste desde hace décadas y por el que es necesario dar un paso al frente. Ante este reto, Fundación Anesvad ha presentado La Beca de Todas, un programa de becas para la investigación de las ETD que da oportunidad a investigadoras africanas a aportar su visión y  trabajo para buscar nuevas soluciones a viejos enemigos. 

La Organización Mundial de la Salud tiene marcados en sus objetivos contra las ETD una hoja de ruta para no dejar a nadie atrás, con programas y enfoques transversales que tienen como  meta  reducir en un 90% el número de personas que requieren tratamientos contra las ETD. Dentro de esta hoja de ruta, toma especial relevancia la ciencia e innovación en áreas críticas, como las pruebas de diagnóstico, para saber cómo se transmiten y se detectan este tipo de enfermedades; además de cómo afrontar el estigma que llevan asociadas.

En este planteamiento, la investigación cubre un vacío de conocimiento crítico. Estas becas de Fundación Anesvad esperan dar solución a muchas preguntas sin respuesta en el mundo de las ETD, consiguiendo además dar visibilidad a la comunidad científica africana, donde apenas un 0-6% del gasto sanitario se dedica a la investigación que puede cambiar la salud de las poblaciones olvidadas. 

'La Beca de Todas', un beneficio para todas las comunidades

La Beca de Todas es un proyecto en el que las investigaciones estarán destinadas a contribuir al conocimiento sobre las ETD, becando a personas del ámbito socio-sanitario africano que a su vez estarán mentorizadas por personal técnico especializado. De esta forma, se promueve el intercambio de conocimiento con acuerdos de colaboración equitativos entre organismos científicos africanos y europeos, y todas las conclusiones, descubrimientos y avances científicos obtenidos se cederán de forma libre para que sean accesibles por toda la comunidad científica internacional. 

Solo el 2% de las personas investigadoras africanas son mujeres. El techo de cristal que sufren a lo largo de sus carreras queda reflejado en el documental Think outside the box , un reconocimiento a todas las científicas que investigan enfermedades que casi nadie aborda, y que sufren personas de los contextos más empobrecidos. Ellas, además, tienen el papel de luchar por la visibilidad de las mujeres, e inspirar a las nuevas generaciones a que sigan sus pasos, reflejando una realidad en la que ser mujer, africana e investigadora es una triple barrera que se puede derribar para elevar este porcentaje y mejorar la vida de las comunidades en las que han crecido y se han formado académicamente. 

Las barreras educacionales para las niñas y adolescentes en África

A nivel mundial, solo un tercio de las profesionales de la ciencia son mujeres. La masculinización de la ciencia, los estereotipos sociales y un sistema educativo que tiende a propagar estas ideas, llevan a muchas mujeres a abandonar sus carreras científicas. Otras, además, encuentran en sus entornos un obstáculo para iniciarlas. “Para muchas familias que viven por debajo del umbral de pobreza, el costo de la educación es prohibitivo”, señala Gloria Dada, una de las protagonistas del documental que en la actualidad disfruta de la beca en la Universidad Carlos III de Madrid.

Los gastos escolares se suman a los de uniformes, libros y otros materiales esenciales. “Cuando los recursos son limitados, las familias priorizan la educación de los niños sobre las niñas, creyendo que tendrán más probabilidades de proporcionar retornos económicos en el futuro”, comenta Dada. Esta barrera cultural, el rol tradicional de género, obliga a las niñas a centrarse en las responsabilidades domésticas y prepararse para el matrimonio precoz y el embarazo. “Estas expectativas sociales prevalecen en muchas comunidades africanas, y son barreras importantes para la educación de las niñas. Una vez casadas o embarazadas, se ven obligadas a dejar la escuela”. 

Pero no son solo los obstáculos financieros y culturales los que relegan a las niñas africanas a un segundo plano. Hay una falta significativa de referentes, de visibilidad de líderes y modelos a seguir que las inspiren a continuar y valorar su educación. “Sin ver a las mujeres en puestos de éxito educativo y profesional, las niñas pueden carecer de la motivación para completar sus estudios”, explica Gloria Dada, que además añade que la falta de infraestructura adecuada es también otra barrera educacional: “en muchas zonas rurales, las escuelas están ubicadas lejos de casa. Es inseguro o poco práctico viajar largas distancias. Además, las escuelas también pueden carecer de instalaciones sanitarias adecuadas para las niñas, especialmente durante los períodos menstruales”. 

Para las mujeres que logran superar las barreras educativas de la niñez y la adolescencia, las limitaciones financieras siguen siendo un reto importante, con el elevado coste de los programas universitarios y de formación especializada. “Obtener subvenciones para investigación suele ser más difícil para las mujeres científicas”, comenta Gloria Dada. “Los estudios han demostrado que los sesgos de género influyen en los procesos de revisión de subvenciones, lo que lleva a una menor financiación y menores oportunidades para las mujeres”. Esta falta de apoyo financiero obstaculiza su capacidad para realizar investigaciones, publicar hallazgos y avanzar en sus carreras. 

Y aun llegando a terminar sus carreras y lograr éxito en ellas, todavía quedan barreras que saltar: las que existen entre los científicos africanos y sus homólogos del Norte Global. “Las científicas africanas a menudo trabajan en entornos de escasos recursos donde falta infraestructura básica de investigación, lo que hace que sea mucho más difícil competir en igualdad con investigadores más privilegiados de regiones desarrolladas”. Además, en estos entornos profesionales, las investigadoras enfrentan también problemas de género, prejuicios y estereotipos que cuestionan su compromiso con sus carreras, afectando a sus posibilidades de ascenso y oportunidades de liderazgo. 

La falta de una estructura para poder conciliar, el escaso apoyo institucional para equilibrar la vida laboral y familiar, o el menor número de oportunidades para establecer contactos con redes profesionales en entornos dominados por hombres, también frustran la visibilidad en sus campos. “La falta de modelos femeninos y mentoras en muchos campos pueden obstaculizar aún más los esfuerzos de creación de redes, limitando la orientación y apoyo disponible para las mujeres científicas”, explica Dada.

Mujeres referentes para romper los prejuicios

Esta infrarrepresentación en puestos académicos y de liderazgo de alto nivel, pueden impedir a las mujeres ascender en la escala profesional pese a su cualificación. “La cultura de las instituciones académicas puede ser poco acogedora para las mujeres, con políticas y prácticas que favorecen a los hombres”, comenta Dada. “Se crea un entorno donde se sienten marginadas y sin apoyo. Abordar estos problemas y prejuicios es crucial para garantizar que tengan igualdad de oportunidades para triunfar”. 

Para conseguir que estas barreras no frenen la proyección de las mujeres científicas africanas, existen programas de integración que desempeñan un papel fundamental a la hora de facilitar la transición de la formación académica a la carrera profesional. Estas iniciativas están diseñadas para cerrar la brecha, ofreciendo apoyo esencial, tutoría, oportunidades de networking y ayuda financiera, como el caso de la Beca de Todas de Fundación Anesvad, que tiene el objetivo de empoderar a las mujeres africanas en ciencia, en especial en el campo de la investigación de las ETD que afectan desproporcionadamente a las comunidades marginadas, incluidas mujeres y niñas.

“Involucrar a las investigadoras africanas en la toma de decisiones, garantizaría que las necesidades y desafíos que enfrentan estos grupos marginados se aborden adecuadamente en las agendas de investigación e intervenciones”, comenta Gloria Dada, que fue la primera beneficiaria de La Beca de Todas, un proyecto que, señala, “no solo pretende promover a las mujeres investigadoras en cada campo, sino involucrar a las mujeres africanas investigadoras en la creación de materiales y publicaciones de incidencia”.

Con La Beca de Todas, la Fundación Anesvad busca un avance sostenible de estas profesionales así como la mejora de los resultados de investigación de las ETD que ayude a la sociedad africana en su conjunto.

Los Gobiernos, el sector sanitario y —sobre todo— los medios de comunicación, tienden a olvidarse de algunas enfermedades que, a menudo, tampoco tienen el foco de la ciencia y la investigación. Es el caso de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), un problema que persiste desde hace décadas y por el que es necesario dar un paso al frente. Ante este reto, Fundación Anesvad ha presentado La Beca de Todas, un programa de becas para la investigación de las ETD que da oportunidad a investigadoras africanas a aportar su visión y  trabajo para buscar nuevas soluciones a viejos enemigos. 

La Organización Mundial de la Salud tiene marcados en sus objetivos contra las ETD una hoja de ruta para no dejar a nadie atrás, con programas y enfoques transversales que tienen como  meta  reducir en un 90% el número de personas que requieren tratamientos contra las ETD. Dentro de esta hoja de ruta, toma especial relevancia la ciencia e innovación en áreas críticas, como las pruebas de diagnóstico, para saber cómo se transmiten y se detectan este tipo de enfermedades; además de cómo afrontar el estigma que llevan asociadas.