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El argentino universal

26 de noviembre de 2020 20:11 h

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Minutos después de su muerte, la cobertura televisiva argentina partió la pantalla con Nápoles. Fue la primera señal: no estamos solos. Una ciudad italiana también puede morir un poco. Nápoles es una de las sedes de la religión Maradona. Es esa experiencia la que transforma a Diego en un culto, porque el primer creyente es en realidad el segundo. Por eso la frase convertida en rezo: Ho visto Maradona.

El editor de The Guardian tenía preparado el título catástrofe, “Reino Unido sufre la peor depresión económica en 300 años”, pero tuvo que cederle la tapa a Maradona. Todos los diarios británicos se tatuaron a Diego en la portada. Algunos, como The Sun o Daily Mirror, jugaban con el gol que les hizo con la mano. Inglaterra es protagonista del mito global Maradona. El tributo ante su muerte es, de alguna manera, una confirmación. 

El gol de Diego a los ingleses, que por motivos conocidos fue una reivindicación y un grito de desahogo argentino, fue también latinoamericano, en tiempos en los que la región apenas comenzaba a salir del yugo de los regímenes militares. Un barrilete cósmico en una década perdida. Una pieza del museo latinoamericano del siglo XX. 

“Adiós, compañero”

Las tapas de diarios conmueven, pero las de diarios obreros, como la del socialista L'Humanité (“Adiós, compañero”), conmueven todavía más. Sugieren que Diego es, además, un héroe de la clase obrera. De los “Una persona que sentía y luchaba por los humildes”, como lo despidió Evo Morales. 

Emmanuel Macron, el (último) niño prodigio del multilateralismo, que se encuentra lejos del club de amigos políticos de Diego, lo reconoce en su despedida como “el dueño indiscutido de la pelota, tan amado por los franceses”. 

En Sudáfrica y en Grecia, la muerte de Diego Maradona también se llora. Es el “Sur global”. ¿Hubo otro embajador así? El mito argentino sale de la villa. El global, del tercer mundo. 

Hay algo interesante, dice Alejandro Rascovan, profesor de Relaciones Internacionales, en que Estados Unidos, la principal potencia económica y cultural del último siglo, se haya quedado afuera de la conmoción global por la muerte de Maradona. Allá Diego no es tapa sino recuadro. 

Argentina y Maradona

Gabriel Puricelli escribe: Explicarle ‘soft power’ a los chicos de primer año de RRII (Relaciones Internacionales): Argentina y Maradona”. El soft power es, a diferencia de los poderes duros como el militar o el económico, un poder blando que funciona más por la seducción que por la coerción, y refiere a los valores y la cultura que un país proyecta en el mundo. Según el inventor del término, Joseph Nye, el deporte es una de las principales fuentes de soft power. Michael Jordan, por caso, fue una pieza fundamental del triunfo cultural norteamericano de los noventa, un jugador exitoso y desideologizado que se exporta como símbolo de ciertosvalores. 

Maradona es nuestro Jordan. Aunque muchas veces no sabemos qué hacer con él. 

Minutos después de su muerte, la cobertura televisiva argentina partió la pantalla con Nápoles. Fue la primera señal: no estamos solos. Una ciudad italiana también puede morir un poco. Nápoles es una de las sedes de la religión Maradona. Es esa experiencia la que transforma a Diego en un culto, porque el primer creyente es en realidad el segundo. Por eso la frase convertida en rezo: Ho visto Maradona.

El editor de The Guardian tenía preparado el título catástrofe, “Reino Unido sufre la peor depresión económica en 300 años”, pero tuvo que cederle la tapa a Maradona. Todos los diarios británicos se tatuaron a Diego en la portada. Algunos, como The Sun o Daily Mirror, jugaban con el gol que les hizo con la mano. Inglaterra es protagonista del mito global Maradona. El tributo ante su muerte es, de alguna manera, una confirmación.