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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada
10 de noviembre de 2024 09:00 h

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Cuanto más corre Carlos Mazón, más se acerca al ridículo y quizá al fin de su carrera. Es imposible sentir compasión por él, porque es inevitable pensar en las vidas que se podrían haber salvado si el presidente del Gobierno valenciano hubiera estado en su puesto y tomado las medidas adecuadas a su debido tiempo. 

Todas las grandes catástrofes dejan en mal lugar a los gobiernos. La ayuda nunca llega a la velocidad que necesitan los damnificados. Los daños se multiplican por errores de planificación de años o décadas anteriores. La destrucción de infraestructuras hace aún más difícil la llegada de la ayuda. Existen protocolos de emergencia que no siempre se ejecutan por completo. Y luego está la respuesta por defecto del mal gobernante que comienza a mentir cuando se estrecha el cerco. En esto último, Mazón se ha destacado sobre todos los protagonistas de la crisis. Después de muchas dudas, en el PP han decidido apoyarle por completo. Lo mismo terminan arrepintiéndose.

La actuación de Mazón queda marcada de forma irreversible por lo que hizo el día de la catástrofe, el martes 29 de octubre. Desde primera hora de la mañana, la AEMET había declarado la alerta máxima con un mensaje que no era difícil de interpretar: “El riesgo es extremo”. Ya se sabe que la situación no le hizo alterar su agenda. Tenía que recibir un premio que en realidad sólo era una certificación de AENOR sobre el turismo valenciano. Es decir, un diploma enmarcado. Se fotografió fingiendo que mordía la parte superior del marco, como si fuera Rafael Nadal después de ganar en Roland Garros o Wimbledon. Lo peor estaba por venir. A las 13.00 anunció que las lluvias se iban a alejar de la comunidad en unas horas, lo que daba a entender que no había mucho que temer. Tuvo una reunión con el presidente de la patronal regional que finalizó a las 14.30 y después se fue a comer.

Ahí comienza un espacio de cerca de cinco horas que estaba envuelto en un cierto misterio. Se supo que incluía una comida privada, pero más tarde Mazón afirmó que se trataba de “un almuerzo de trabajo”. Uno muy misterioso, porque no quiso contar con quién comió en un restaurante cercano al Palau de la Generalitat en una cita que no aparecía en su agenda oficial. No salió de él hasta las 18.00. Fue una comida casi tan larga como la de Rajoy en el día de la moción de censura. La diferencia es que Rajoy no tenía en sus manos el destino de la Comunidad Valenciana ante una tragedia inminente.

Este viernes, se supo que la larga comida fue con la periodista Maribel Vilaplana a la que ofreció la dirección de la televisión pública valenciana. Ahí se vio por qué Mazón no había querido informar sobre esa cita, que resultaba ser más importante para él que la DANA que se cernía sobre Valencia. Resulta que el PP montó en cólera el miércoles 30 de octubre cuando el PSOE decidió que se celebrara la parte del pleno del Congreso en que se aprobaba el decreto de la reforma del sistema de elección del Consejo de RTVE. El día antes, con una alerta roja declarada por la AEMET, Mazón consumió varias horas en intentar convencer a la persona a la que quería al frente de À Punt. Cómo te quedas, Tellado.

A las 17.00 de ese martes comenzó una reunión del Cecopi, el centro que coordinaba la emergencia por la DANA. Ya sabemos por qué Mazón no estaba allí. Si como dice, estaba perfectamente informado de la situación, tenía que saber que había una alerta roja, que existía el riesgo de desbordamiento de los barrancos del Río Magro y del Poyo –estaba avisado por la Confederación Hidrográfica del Júcar–, y que la delegada del Gobierno había necesitado llamar cuatro veces a la consellera de Justicia antes de comer para que le atendiera y pudiera ofrecerle la ayuda que necesitaran.

Según contó una fuente del PP a eldiario.es, el equipo de Mazón no pensaba que fuera a haber problemas serios. “Hasta que no fue irremediable, no tomaron conciencia de la gravedad de la situación. Ahí ya no había nada que hacer, mandaron la alerta a la desesperada”, dijo. Mazón apareció en la reunión de la Cecopi más allá de las siete y media de la tarde. Tuvieron que consumir tiempo en explicarle todo. A las 20.12, se activó la alarma que sonó en los móviles. Ya era demasiado tarde para que sirviera.

Mazón también es responsable de la gestión de sus consejeros, básicamente, de su incompetencia. En su momento, Nuria Montes, consellera de Industria y Turismo, dio muestras de su falta de humanidad cuando ordenó a los familiares de los desaparecidos que se fueran a sus casas a esperar noticias. Más grave ha sido lo de la consellera de Justicia, Salomé Pradas, que era quien presidía la reunión de la Cecopi a la que Mazón llegó tarde. Se ha hecho famosa por su confesión de que fue un técnico el que le avisó en la tarde del martes que existía el sistema ES-Alert, de alerta a los móviles de los ciudadanos. El Gobierno valenciano lo presentó hace dos años y ya estaba activo en la comunidad desde este año. 

A las 12.23 del martes la delegada del Gobierno ofreció por primera vez a Pradas la intervención de la UME. Días después, Pradas lo negó. Estaba mintiendo para salvarse a sí misma y a su jefe. Una cámara de TVE había grabado el momento de esa misma mañana en que la consejera comentó esa oferta con sus colaboradores. “Y por ejemplo la UME. Se ha puesto a disposición de poder desplazarse allí”, se le oye decir. A las 14.00, Pradas acepta la oferta de la UME, pero está destinada sólo para la localidad de Utiel. 

En esa reunión de la Cecopi sin Mazón, el ambiente era caótico. “La situación de allí dentro era un caos total. La consejera no sabía dónde tenía una mano y dónde la otra”, ha dicho un testigo a El Mundo. Pradas salía de la sala con frecuencia, se supone que para intentar contactar con Mazón. La gravedad de la situación ya no se podía ocultar. 

La intervención militar también es motivo de otras mentiras de Mazón. En días posteriores, afirmó que desde las 15:21 estaba pedida la UME. “Una vez se activa, nadie necesita Gobierno Autonómico pida más refuerzos” (la sintaxis atropellada es porque lo escribió en Twitter). La primera duda es que si pidió que la UME apareciera a esa hora, ¿por qué tardó hasta las 20.12 para emitir la alarma a todos los ciudadanos? Porque la presencia militar sólo fue requerida para Utiel. Desde luego que se necesitaba informar a la UME de cuáles eran los otros puntos a los que debía acudir.

Lo cierto es que Mazón dijo el 1 de noviembre que los efectivos militares presentes en la comunidad eran “los que había pedido”. En ese momento, no le parecía que hubiera ningún problema con el número de soldados desplegados.

El intento de Mazón de escaquearse de su responsabilidad había quedado patente días atrás en la rueda de prensa del jefe de la UME. “La situación operativa 2 implica que es la comunidad autónoma quien dirige la emergencia y que en ese momento todas las herramientas del Estado se ponen a su servicio, y es lo que se ha hecho”, dijo el general Francisco Javier Marcos.

Su testimonio reveló hasta qué punto era conveniente adelantarse a los acontecimientos. Frente a los que, como en el PP o en círculos de extrema derecha en redes, acusan al Gobierno central de no haber enviado antes al Ejército y que Defensa no hubiera ordenado un despliegue masivo, el general recordaba que las órdenes directas provenían del Gobierno valenciano y que las dificultades para llegar a las zonas afectadas eran máximas: “El peor enemigo de una emergencia es la improvisación. Inicialmente actuamos con 250 militares, de los que consiguieron llegar cien por las inundaciones. Hubiera sido imposible que llegaran 7.800. Hubiera sido descabellado”.

Pedro Sánchez no puede tirar cohetes con la desgracia política ajena. Fue un error no haber asumido la gestión de la emergencia cuando se fue consciente de sus dimensiones. Con las nuevas revelaciones sobre la conducta de Mazón, ese error es aún más evidente. El Gobierno sostiene que todos los técnicos y expertos en catástrofes les desaconsejaron apartar a las autoridades autonómicas de la gestión de la crisis. “Es la Generalitat quien mejor conoce los recursos, el territorio y las necesidades. Y lo que tiene que hacer el Estado es apoyarla”, dijo Sánchez. 

En cualquier caso, forzar que la Generalitat adoptara el nivel 3 de emergencia o declarar el estado de alarma sólo podría haberse hecho a partir del miércoles o jueves. En ese momento, ya no se podía salvar ninguna vida.

Los dirigentes del Partido Popular han realizado tantos giros en relación a la gestión de Mazón que deben de tener el cuello destrozado. Al principio, Feijóo le apoyó con una visita a Valencia y sugirió que la culpa era de los organismos públicos estatales como la AEMET. Luego, el PP se dio cuenta de que la causa de Mazón era perdedora y lo ignoró centrándose en la responsabilidad del Gobierno central. Acusaba a Sánchez de no haberle arrebatado la dirección de la gestión de la crisis, aunque sin mencionar a Mazón. En la prensa de derecha, se aventuraba que su destino era muy oscuro y se recordaba que había sido Pablo Casado quien lo había promocionado. En los últimos días, el PP ha vuelto a mostrar su apoyo a Mazón. Y de forma rotunda. “De lo que no hay ninguna duda es que el presidente Mazón y toda la Generalitat se ha volcado con todo lo que tenían desde el primer día”, dijo Cuca Gamarra. 

El viernes, Feijóo celebró una reunión por videoconferencia con los barones regionales. “Ha habido buen rollo entre Feijóo y Mazón”, dijeron las fuentes del PP a El Mundo. Parece que el PP se ha resignado a apoyar al valenciano hasta el final y más adelante ya se verá qué hacen con él. En sólo unas horas se supo que puede ser un gran error. Ahora que se sabe a qué dedicó Mazón varias horas el día de la DANA, mientras los organismos del Gobierno central y autonómico miraban al cielo temiendo lo que podía pasar, podemos deducir que al PP le queda un último giro de 180 grados por hacer.

Si hay alguna duda al respecto, sólo hay que ver la portada de ABC de este sábado. “Las contradicciones de Mazón lastran su credibilidad y agobian al PP”, dice el titular. El mensaje es más nítido con un sumario colocado sobre la foto: “Dirigentes del PP admiten que 'hubo una tardanza inexplicable' en la reacción y observan 'preocupados' los titubeos en las explicaciones sobre su ausencia en las primeras horas de la crisis”. Alguien ha decidido que Mazón ha pasado a ser un lastre peligroso para Feijóo.

Hay una frase que han citado algunos en la campaña electoral de EEUU y que se inspiraba en un proverbio turco. Vale también para Mazón, su negligencia y la de sus consejeros. “Cuando un payaso va a vivir a un palacio, no se convierte en rey. El palacio se convierte en un circo”. 

La foto

Traficantes de bulos y otras mentiras

En todos los grandes acontecimientos informativos –elecciones, guerras o catástrofes–, la desinformación juega un papel relevante. Es un signo de los tiempos que nos han tocado vivir. La tragedia de Valencia no sólo no ha sido una excepción, sino que podemos decir que la influencia de estos bulos extendidos por razones ideológicas nunca antes había sido tan evidente y dañina en España. Esa desinformación se ha extendido por las redes sociales, porque son su campo de actuación habitual. Y en otros sitios más relevantes. 

La cadena Cuatro se ha convertido en un escenario propicio para esta influencia. No por sus informativos. Ha sido gracias a Iker Jiménez y su programa que se emite en horario de máxima audiencia. Ha habido momentos repugnantes, como cuando el propio Jiménez utilizó la fama que le ha dado el programa durante más de una década para afirmar sin pruebas en redes que el parking del centro comercial de Bonaire estaba lleno de cadáveres. Otros medios habían planteado esa posibilidad en días anteriores, pero sin darla por segura, lo que sí hizo Jiménez. 

Como explica Marta Borraz en este artículo, los especialistas explican que la desinformación que circula estos días acaba calando en parte de la población porque “cubre un espacio” ante la incertidumbre. Ponen también el foco en los “intereses políticos” de sectores de extrema derecha o negacionistas del cambio climático que hay detrás. 

Afirmar que hay centenares de cadáveres en un parking es algo más que atizar el morbo aprovechándose de la desgracia ajena. Se aumenta el dolor de los valencianos con la intención de denunciar supuestas conspiraciones del Gobierno para que algo no se sepa, un discurso que es constante en la extrema derecha.

Hay otro nivel de desinformación con intenciones políticas que se vende como periodismo serio. El ABC abrió su portada del jueves con esta noticia: “Seguridad Nacional advirtió a La Moncloa de la DANA diez horas antes”. Firmada por una subdirectora del periódico. Se pretendía desviar la atención de Mazón y centrarla en Sánchez. En la línea de lo que dice el PP sobre otros asuntos, Sánchez lo sabía y lo tapó.

Es una clara manipulación. La AEMET llevaba días advirtiendo de la llegada de fuertes tormentas. No era ninguna sorpresa. Ese aviso citado no era más que el resumen diario que hace el Departamento de Seguridad Nacional de Moncloa sobre cualquier amenaza relevante y, en algunos casos, ya conocida. Por eso, al final del texto publicado el 29 de octubre a las ocho de la mañana aparecía: “Fuente: AEMET; D.G. Protección Civil y Emergencias”. Es decir, lo que ya sabía todo el mundo. 

Otro medio, El Debate, dio la misma información con la jeta de llamarlo “investigación” y de publicar un pantallazo del texto con una marca de agua con el nombre del medio, como si fuera una gran exclusiva. Evidentemente, Iker Jiménez invitó a su programa al autor del montaje. Cómo no iba a hacerlo si en su programa aparecen con frecuencia personajes tan lamentables como Pedro Baños o Beatriz Talegón.

Por tanto, el problema de la desinformación no está sólo en los traficantes de bulos como Jiménez, sino en unos cuantos medios de comunicación. Sorpresa que no lo es tanto: el periodismo sensacionalista ha existido siempre.

Corrección: he comprobado hoy que el proverbio turco mencionado no es originalmente así. El antiguo proverbio, que suele ser identificado como turco, aunque podría ser en realidad de origen circasiano, dice así: “Cuando un buey entra en un palacio, no se convierte en rey. El palacio se convierte en un establo”. La idea es similar. La variante más reciente que se refiere a un circo tiene su origen en Gran Bretaña en los últimos años y es una frase dedicada a Boris Johnson. 

Cuanto más corre Carlos Mazón, más se acerca al ridículo y quizá al fin de su carrera. Es imposible sentir compasión por él, porque es inevitable pensar en las vidas que se podrían haber salvado si el presidente del Gobierno valenciano hubiera estado en su puesto y tomado las medidas adecuadas a su debido tiempo. 

Todas las grandes catástrofes dejan en mal lugar a los gobiernos. La ayuda nunca llega a la velocidad que necesitan los damnificados. Los daños se multiplican por errores de planificación de años o décadas anteriores. La destrucción de infraestructuras hace aún más difícil la llegada de la ayuda. Existen protocolos de emergencia que no siempre se ejecutan por completo. Y luego está la respuesta por defecto del mal gobernante que comienza a mentir cuando se estrecha el cerco. En esto último, Mazón se ha destacado sobre todos los protagonistas de la crisis. Después de muchas dudas, en el PP han decidido apoyarle por completo. Lo mismo terminan arrepintiéndose.