En los últimos meses, el ayuntamiento de Madrid ha activado en varias ocasiones el conocido protocolo para reducir la contaminación que sufre la ciudad, consistente en aplicar restricciones a la circulación de determinados vehículos en los días en los que la calidad del aire es deficiente. Al igual que la capital de España, las ciudades europeas, en general, están prestando cada vez más atención al medio ambiente, asumiendo entre sus objetivos y retos primordiales el convertir los núcleos urbanos en lugares menos hostiles, más respetuosos y más vivibles para todos y todas.
Fomentar el uso del transporte público y de transportes no contaminantes (como la bicicleta), de las energías renovables, potenciar la gestión sostenible de residuos y mejorar la calidad del aire son algunos de los retos a los que se enfrentan los municipios.
El Premio a la Capital Verde Europea es un galardón gestionado por la Comisión Europea para reconocer un modelo urbano de actuación sostenible. En 2016, la ganadora ha sido Liubliana, capital de Eslovenia. Estas menciones aumentan el atractivo de las ciudades, que se convierten en destinos ideales para realizar un turismo sostenible. A continuación, recorremos algunas de las urbes europeas que han merecido este reconocimiento:
1. Liubliana
La capital eslovena se ha transformado enormemente en los últimos quince años en materia de sostenibilidad. Ha pasado de ser una ciudad dominada por el transporte en coche a convertirse en un modelo que fomenta el transporte público, crea carriles bici y peatonaliza el centro. También se ha prestado especial atención a la protección de las zonas verdes y la revitalización de las antiguas zonas industriales. Liubliana, asimismo, ha progresado en el tratamiento de los desechos y el malgasto de agua. Se han comprometido a perseguir y cumplir el objetivo de “basura cero”.
2. Essen
El jurado ya ha fallado su veredicto para el año 2017 a favor de esta ciudad alemana. Essen está realizando grandes esfuerzos para transformarse en ciudad verde después de su pasado industrial. La urbe ha aplicado una serie de prácticas para proteger y realzar la naturaleza y la diversidad biológica. Los planes futuros ponen el foco, no solo en hacer de Essen una ciudad más verde, sino en la promoción de la diversidad biológica en nuevas áreas verdes y, en particular, de aquellas que son resistentes al cambio climático.
3. Copenhague
La capital danesa es un buen modelo a seguir en cuanto a planificación urbanística y diseño, así como en el uso de carriles bici. Su objetivo es que la mitad de su población vaya en bicicleta hasta su lugar de trabajo o de formación, contribuyendo a la ciudad a alcanzar su ambicioso objetivo de ser “carbón neutral”, es decir con cero huella de carbono para el año 2025.
4. Bristol
La localidad inglesa está realizando una gran inversión en mejorar su sistema de transporte público y en potenciar el uso de energías renovables. Las emisiones de carbón se han reducido considerablemente desde 2005, a pesar de su pujante economía. Bristol tiene la ambición de convertirse para 2030 en el núcleo europeo de la industria con baja emisión de carbono, lo que crearía 17000 nuevos puestos de empleo. Además, goza de una buenísima calidad del aire y ha doblado el número de ciclistas en los últimos años. Por estos motivos, este municipio se está convirtiendo en un modelo a seguir para el resto de Reino Unido y del mundo.
5. Nantes
La ciudad francesa es conocida por su gran calidad de vida y su compromiso con el desarrollo sostenible. Nantes fue la primera ciudad francesa en reintroducir con éxito los tranvías eléctricos. Asimismo, cuenta con un excelente servicio de autobuses e infraestructuras para desplazarse en bicicleta. Por otra parte, en 2007 adoptó un plan para luchar contra el efecto invernadero. Su objetivo pasa por la reducción de CO2 a la mitad hacia 2030.
6. Vitoria
La única ciudad española que ha ganado el Premio a la Capital Verde Europea es Vitoria y fue en el año 2012. Vitoria tiene una alta proporción de zonas verdes, ya que su ayuntamiento se asegura de que todos sus habitantes tengan un espacio verde abierto a menos de 300 m de su vivienda. Las áreas verdes también tienen un objetivo pedagógico: los jardines comunitarios, por ejemplo, permiten a la población estudiar la horticultura desde muy cerca. Igualmente, la flora y la fauna están vigiladas, y se han introducido medidas para que descienda la contaminación lumínica. Todas estas prácticas hacen de Vitoria una urbe muy especial que merece ser visitada.