Nunca antes se vivioÌ algo similar en Australia. Activistas por los derechos de los animales salieron el lunes a las calles de las principales ciudades del paiÌs para reivindicar el veganismo y clamar contra la explotacioÌn animal. Lo han hecho en el marco de una campanÌa orquestada por diversas organizaciones, en nueve protestas coordinadas y con un objetivo claro: que fuera “la manifestacioÌn por los derechos de los animales maÌs grande del mundo”.
Una de las principales protestas tuvo lugar en Melbourne, donde fueron arrestadas 38 personas tras cortar la principal interseccioÌn de la ciudad, el cruce entre las calles Flinders y Swanston, por la que cada diÌa circulan decenas de miles de vehiÌculos. Entre ellas, tres adolescentes de solo 15 anÌos que se habiÌan encadenado a sendas furgonetas que bloqueaban el paso del traÌfico. En otro punto de la ciudad, varios activistas hicieron lo propio a las puertas del acuario de Melbourne. En Nueva Gales del Sur fueron detenidas otras 9 personas por encadenarse a las puertas de un matadero.
Las protestas se han producido con motivo del primer aniversario del estreno de una de las peliÌculas que maÌs impacto han causado en la sociedad australiana, Dominion. Dirigida por Chris Delforce, el documental utilizoÌ drones y caÌmaras ocultas para mostrar a la sociedad la realidad tras los muros de los mataderos, y puso en tela de juicio la brutal relacioÌn de explotacioÌn que el ser humano ejerce sobre el resto de los animales.
“La fuerza de aquella peliÌcula fue muy poderosa”, recuerda Chelsea Hannah, de la organizacioÌn Justice for Captives y una de las participantes en las marchas de esta semana. “Dominion inspiroÌ a mucha gente e hizo crecer el intereÌs por el veganismo. Un intereÌs que tambieÌn ha crecido desde el lunes: en estos diÌas Dominion ha tenido maÌs de 60.000 nuevas visitas”, cuenta.
Hanna reflexiona sobre las detenciones posteriores a las manifestaciones, asiÌ como el rechazo que la imagen de los activistas cortando el traÌfico ha generado en buena parte de la sociedad. “Las protestas no se organizaron para hacer amigos, sino para hacer veganos”, recuerda. “En la praÌctica serlo es faÌcil, pero el concepto inicial de veganismo desafiÌa el estilo de vida de las personas en casi todos los aspectos. De ahiÌ la indignacioÌn de mucha gente”.
Con maÌs de cuarenta anÌos de activismo a sus espaldas, Patty Mark es una figura histoÌrica de los derechos de los animales en Australia. Como Chelsea, participoÌ en las protestas del lunes -fue una de las encadenadas en el matadero de Geelong, la segunda ciudad maÌs importante del estado de Victoria- y estaÌ convencida de estar viviendo un momento uÌnico. “Nunca antes me habiÌa sentido tan inspirada por lo raÌpido que estaÌ creciendo el movimiento”, confiesa a El Caballo de Nietzsche. “Hace 20 anÌos me preguntaba doÌnde estaban los nuevos activistas. Por aquel entonces los abolicionistas veganos estaÌbamos terriblemente marginados, y algunos activistas incluso nos trataban como enemigos por lo que consideraban opiniones extremas y fanaÌticas. Entonces existiÌa un rechazo al veganismo y a palabras como especismo”, recuerda.
Eso estaÌ cambiando a gran velocidad. “Comprobar, como el pasado lunes, que la gente se manifestoÌ de forma no violenta pidiendo la abolicioÌn del uso de animales y llevando el veganismo como palabra central de su discurso es algo que hubiera estado incluso maÌs allaÌ de mis suenÌos maÌs salvajes. Corren nuevos tiempos, y ahora los animales estaÌn en la agenda puÌblica”, apunta Patty con esperanza.
Aunque lo esteÌn cada vez maÌs, lo ocurrido a lo largo de la semana no ha pasado desapercibido en las instituciones australianas. Y menos auÌn entre los principales perjudicados por el imparable crecimiento de la sensibilidad en materia de derechos de los animales: los ganaderos. Sus presiones han desembocado en una riada de declaraciones por parte de los principales liÌderes poliÌticos del paiÌs, que han cerrado filas con el sector caÌrnico. El primer ministro, Scott Morrison, tildoÌ a los manifestantes de “criminales con collar verde” y “antiaustralianos”, calificoÌ las movilizaciones de “vergonzosas” y declaroÌ que “van en contra del intereÌs nacional”, al tiempo que anuncioÌ la presentacioÌn de demandas civiles contra quienes ataquen los negocios del sector.
En la misma liÌnea, Tony Mahar, CEO de National Farmer’s Federation (NFF) -la principal asociacioÌn del lobby ganadero australiano- denuncioÌ que los activistas “tratan de imponer su visioÌn filosoÌfica del mundo al resto de la sociedad”, y subrayoÌ que los ganaderos son “ciudadanos honrados que respetan la ley y trabajan duro para producir la comida que los australianos aman”. Trabajadores que, destacoÌ, “soportan sequiÌas, inundaciones e incendios. y ahora tienen que lidiar con estos extremistas radicales que los aterrorizan en sus propios negocios y hogares”. SeguÌn datos del propio sector ganadero, la industria de la carne es uno de los principales motores econoÌmicos de Australia, con un volumen de negocio que representa en torno a un 2% del PIB del paiÌs.
Todos esos datos y declaraciones han surtido un efecto inmediato en los principales medios de comunicacioÌn, que en la mayor parte de los casos se han alineado con las tesis de la industria caÌrnica y mostrado su apoyo al gobierno frente a los activistas. “La amenaza de penas severas para los manifestantes es un ejemplo claÌsico de criminalizacioÌn de los movimientos sociales”, anÌade Chelsea Hannah. “Es posible que proporcione reÌditos electorales a corto plazo, pero acaba teniendo efectos negativos, ya que las poliÌticas precipitadas siempre resultan ineficaces. La respuesta no deberiÌa ser multas maÌs cuantiosas, sino la transparencia de la industria para que el puÌblico pueda tomar decisiones informadas sobre su salud, el medio ambiente y el trato que estamos dando a los animales. El planeta estaÌ en una crisis ambiental, los animales estaÌn sufriendo de forma sistemaÌtica y la gente estaÌ enfermando por consumir productos de origen animal canceriÌgenos. Esa realidad estaÌ produciendo debate social que debe continuar”.
Patty Mark considera loÌgica y de esperar la respuesta de los poliÌticos y de la
mayoriÌa de los medios. “Es el patroÌn normal en todos los movimientos
histoÌricos de justicia social“, sostiene. ”Frente a ello, es importante destacar que hay un nuÌcleo soÌlido de activistas que ni siquiera estaÌn parpadeando ante el diluvio de negatividad que se vierte sobre ellos. En su lugar, estaÌn envalentonados y auÌn maÌs decididos a mantenerse firmes. SiÌ: las leyes seraÌn endurecidas por los sucesivos gobiernos conservadores y se colocaraÌn maÌs piedras en nuestro camino. Pero no es posible detener un movimiento global no violento que lucha por una cuestioÌn de justicia“.