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Ayuntamientos, lean el chip de los animales atropellados para avisar a su familia

Arancha Sanz

Sólo quien lo ha vivido sabe la angustia que genera buscar a un animal perdido sin saber siquiera si sigue vivo. En muchas ocasiones, las familias siguen buscando a su perro o a su gato incluso mucho tiempo después de que el animal muera atropellado, simplemente porque las empresas que los recogen no leen los chips.

La Sociedad Protectora de Animales de Madrid (SPAP) ha denunciado esa intolerable y repetida situación que se produce cuando un animal de compañía muere atropellado en la vía pública, es retirado por cualquiera de las empresas de recogida de animales muertos y su familia sigue buscándolo porque no ha sido avisada.

Esta protectora recibe miles de avisos cada año. Familias que buscan desesperadamente a sus animales perdidos y que nunca llegan a aparecer, ni vivos ni muertos.

Algunas de estas personas han podido comprobar, poniendo carteles para poder localizar a su animal, que alguien lo vio atropellado. Tirando del hilo y haciendo una labor de investigación, se ponen en contacto con la empresa correspondiente, de entre todas las que hacen la recogida de cadáveres de animales en carreteras o en esa ciudad, y después de mucho insistir y dando con trabajadores con un poco de sensibilidad averiguan que su mejor amigo murió y fue recogido e incinerado sin que nadie fuera capaz de hacer algo tan sencillo como pasar un lector de chip, comunicarlo al registro de identificación animal y avisar.

Es el caso de Chavela, una perrita rescatada recientemente en una zona marginal, que después de ser adoptada en la SPAP se extravió en el Barrio del Pilar, en Madrid, asustada por un petardo, cuando paseaba debidamente sujeta con correa. Después de varios días de búsqueda, un testigo nos informó de que había visto en la Avenida de la Ilustración el atropello de un perro cuya descripción coincidía con la de Chavela.

A partir de ahí, pasamos un calvario de llamadas a los teléfonos 010, 092 y 112, donde cada uno nos remitía al otro, nadie tenía constancia de nada y además nadie era capaz de informar de qué empresa se encargaba de recoger a los animales muertos en esa zona. Insistiendo mucho y tras numerosas llamadas, nos facilitaron un teléfono donde nos dijeron que la recogida pudieron hacerla operarios de mantenimiento de 'Calle 30', empresa encargada de la M-30 de Madrid.

Allí nos dijeron que no les constaba nada. La recogida no figuraba en ninguna de las empresas que hacen esa labor en todo Madrid, así que decidimos ir personalmente a las oficinas de 'Calle 30', donde nos dijeron que tenían una foto de un perro que podía ser Chavela. Nos entregaron una foto realizada por los operarios de mantenimiento y nos dijeron que ellos no le tienen que pasar el lector de chip, por eso nadie nos había avisado. En la foto no se veía la cara del perro al estar tapada con un plástico. Y después del tiempo transcurrido, todavía a día de hoy no sabemos con seguridad si era ella.

Por este caso hemos presentado tres denuncias: a 'Calle 30', al Área de Gobierno de Medio Ambiente y a la Dirección General de Zonas Verdes, Limpieza y Residuos del Ayuntamiento de Madrid, y seguimos esperando algún tipo de aclaración.

Los distintos organismos y empresas responsables de realizar esta gestión tan sencilla se tiran la pelota unos a otros y no ponen solución. Sencillamente, se excusan en que no les corresponde. Pasar un lector de chip y avisar al dueño de un animal aunque esté muerto, para que pueda dejar de buscarle y saber lo ocurrido, es una gestión tan fácil que no podemos entender que no la realicen.

El caso de Chavela no es aislado. Hace días llegó a la SPAP el aviso de un perro atropellado en la A-5 a la altura de Navalcarnero. Llamamos a la Guardia Civil de Tráfico para que avisaran al servicio de recogida del cadáver, preguntándoles qué harían cuando lo retiraran y pidiéndoles que comprobaran si estaba identificado. Nos contestaron que nos entregaban el cuerpo del animal para que nosotros lo hiciéramos porque ellos no lo hacen.

Nos consta que muchas personas pasan años buscando a su animal sin saber qué ha ocurrido, ni si sigue vivo o no. Por eso recomendamos a los dueños de los animales que investiguen si se ven en una situación como esta, y aunque les costará mucho tiempo averiguar qué ha ocurrido, es muy importante que interpongan reclamaciones contra la administración correspondiente pidiendo una indemnización por responsabilidad patrimonial.

Desde la SPAP seguiremos ejercitando todas las acciones legales a nuestro alcance para que todos los ayuntamientos cumplan con este deber y se establezcan sanciones en caso de incumplimiento.

Sólo quien lo ha vivido sabe la angustia que genera buscar a un animal perdido sin saber siquiera si sigue vivo. En muchas ocasiones, las familias siguen buscando a su perro o a su gato incluso mucho tiempo después de que el animal muera atropellado, simplemente porque las empresas que los recogen no leen los chips.

La Sociedad Protectora de Animales de Madrid (SPAP) ha denunciado esa intolerable y repetida situación que se produce cuando un animal de compañía muere atropellado en la vía pública, es retirado por cualquiera de las empresas de recogida de animales muertos y su familia sigue buscándolo porque no ha sido avisada.