Opinión y blogs

Sobre este blog

Las verdades científicas que la Generalitat de Catalunya no quiere difundir sobre la ganadería

8 de febrero de 2023 06:00 h

0

A la consejera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Catalunya, Teresa Jordà, se le pidió que diese apoyo testimonial a la difusión, simplemente, de resultados de fuentes científicas del máximo nivel. En primer lugar, del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que es la institución de referencia sobre la ciencia del cambio climático para todos los gobiernos y para la propia comunidad científica. Además, de Nature y Science, ampliamente reconocidas como las dos revistas científicas más importantes del mundo, y de Nature Sustainability, que, como su nombre indica, es la revista del grupo Nature especializada en sostenibilidad, acompañadas por un dato del Idescat, es decir, del instituto de estadística de la propia Generalitat. Eso sí, estos resultados tenían un “inconveniente”: que se referían a impactos de la ganadería, cuando, como va a quedar claro, los precedentes son más bien de difundir el discurso del sector ganadero, que no es precisamente acorde al estado actual de la ciencia.

Esta petición se realizó en el marco de la segunda reunión entre la consejera y una delegación de Animal Rebellion Barcelona. Tuve ocasión de participar en ambas. En la primera reunión, celebrada el 16 de junio de 2022 y que ya mencioné en El Caballo de Nietzsche, se le repitieron varias reivindicaciones que ya se habían hecho llegar anteriormente a la Generalitat y se enfatizó la necesidad inmediata de abordar el conflicto entre usar grano como pienso y atajar la crisis alimentaria global en la que nos habíamos sumido y que está lejos de ser superada. Aquel mismo día, 'Nature' publicaba un comentario en la misma línea.

Tras meses sin respuesta de la consejera, lo que sí hizo fue acceder a una nueva reunión, el 17 de septiembre. Esta vez, sin dejar las demás reivindicaciones, nos centramos en el rol comunicativo de la Generalitat. Lamentablemente, no está haciendo nada para trasladar a la ciudadanía información veraz que le facilite una elección responsable del tipo de alimentación por motivos no ya de ética animal sino incluso de crisis climática, ecológica y alimentaria. Lo que exigimos fue que dejase de ser un altavoz del lobby ganadero y empezase a ser un altavoz para la ciencia.

Procuramos facilitárselo al máximo, planteándole algo tan concreto y modesto, y a lo que es tan difícil justificar la negativa, como el apoyo a la difusión de las conclusiones del mencionado artículo en Nature y de datos muy concretos de otras fuentes también del máximo nivel. Como forma más directa de hacerlo, le ofrecimos un texto para firmar que reproduzco abajo. Se trata de un texto sin ninguna consideración ideológica más que la de apoyar la difusión de este conocimiento, y sin ninguna mención de Animal Rebellion. No nos opusimos a que, como alternativa, difundiese estos datos de cualquier otro modo en lugar de firmar la carta, y hasta accedimos a discutir una selección distinta de datos, pero, en cualquier caso, dándonos una fecha límite para posicionarse. La fecha que nos prometió fue final de año, y seguimos esperando.

El pasado 27 de enero, habiendo transcurrido casi un mes de la fecha límite acordada, Animal Rebellion pasó al plan B. Para empezar, con la colaboración de representantes de otros colectivos, se llevó a cabo una acción directa en la sede del Departamento en cuestión para visibilizar el problema y exigir un cambio de rumbo ya. Varias personas sujetaron sus cuellos a la entrada con candados de bicicleta, y hasta decidieron perseverar después de que se les advirtiese de riesgos para su integridad física debidos a la antigüedad de las instalaciones. A la vez, se esparció humo y un líquido que simulaba sangre, además de desplegar pancartas y entonar cánticos. Y ahora, gracias a El Caballo de Nietzsche, también quedará testimonio escrito de cuáles son los datos concretos cuya divulgación la Generalitat se resiste a apoyar.

He aquí la traducción al castellano del texto que habíamos pedido a la consejera que firmase:

“Yo, Teresa Jordà i Roura, consejera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Catalunya, apoyo la difusión de los siguientes resultados científicos publicados en fuentes de la máxima solvencia:

  • Según el IPCC (2019, p. 488), de todos los tipos de alimentación considerados, la vegana es la que presenta un mayor potencial de mitigación del cambio climático.
  • Según el artículo publicado en Science por Poore y Nemecek (2018), el impacto de los productos animales que menos tienen usualmente excede al de los sustitutos vegetales.
  • Según el artículo publicado en Nature Sustainability por Hayek et al. (2021), una transformación hacia una alimentación basada en plantas permitiría secuestrar una cantidad de carbono equivalente al 99%-163% del presupuesto de CO2 compatible con limitar el calentamiento global a 1,5 Cº (objetivo establecido por el Acuerdo de París) con una probabilidad de 2/3.
  • Según el artículo publicado en Science por Pendrill et al. (2022, Suppl. Mat., p. 40), el cultivo de soja en América Latina, básicamente para exportación como pienso, provoca una deforestación tropical superior a 400.000 ha al año, con los consecuentes impactos incluyendo emisiones. Según IDESCAT (2022), Catalunya importó de Brasil 1.168.324,1 toneladas de este producto en 2021.
  • Como ha puesto de manifiesto, entre otros, Creutzig (2022, p. 462) en Nature, sería posible responder a la actual crisis alimentaria global reduciendo el uso para pienso de la producción agrícola, ya que, en promedio, solo el 12% de este alimento llega a quien consume el producto animal final.“

A continuación venía el espacio para la firma que nunca se estampó, la fecha y las referencias, que, en lugar de copiar aquí, he introducido arriba en forma de enlaces.

Gracias a muchos años de esfuerzo activista, ha pasado a ser muy raro que alguna institución pública niegue la evidencia científica de la emergencia climática, y hasta la han incorporado a su discurso. El nombre del departamento de Teresa Jordà es buena muestra. Lo que todavía falta es que las instituciones reconozcan las transformaciones sistémicas necesarias para abordarla, y más aún que las lleven a cabo. Y, además, hay un aspecto de la emergencia climática en que el negacionismo sigue totalmente implantado: en lo que se refiere al rol de los alimentos de origen animal, en este como en otros grandes problemas globales. En congruencia con esta posición negacionista, se vierten grandes sumas de dinero público en el sector ganadero y se publicitan sus productos.

En términos discursivos, es ante todo un negacionismo por omisión, pero a veces se torna negacionismo activo. Un ejemplo, en el mismo Departamento, es el apoyo económico e institucional a la creación del nuevo Instituto de la Leche y los Productos Lácteos, cuya misión es llevar a cabo “investigación” y divulgación “para poner en valor la leche y sus derivados como alimentos saludables y sostenibles desde una vertiente más científica y promover así su consumo”. Como científico no me parece muy buena práctica que ya se haya decidido el resultado de las investigaciones antes de llevarlas a cabo, máxime cuando contradicen la visión científica actual. Las referencias anteriores dejan claro que, en términos de sostenibilidad, no tiene ningún sentido promover todavía más el consumo de productos como estos. Más allá de las declaraciones iniciales, se trata de un instituto que queda en manos de la propia industria láctea y que le servirá de plataforma para difundir los mensajes que le convengan, camuflados como si procediesen de una institución científica.

Los tentáculos negacionistas que tanto han penetrado en las instituciones de todo el Estado salieron especialmente a relucir con el espectáculo de responsables públicos rasgándose las vestiduras cuando, por fin, hubo uno que dio un tímido paso: vimos al ministro de Agricultura desautorizando a Garzón, al consejero cántabro del ramo llamándolo mentiroso, al presidente del Gobierno con sus chuletones, así como una ocurrencia no menos alucinante de la consejera Jordà, quien consideró oportuno recordarnos que no nos podemos alimentar solo de acelgas.

En contraste, el texto que reproducimos deja patente lo que dice la ciencia. Algunas fuentes atribuyen a la ciencia posiciones supuestamente más favorables a la sostenibilidad de la ganadería, pero, cuando no se trata de fakes, se refieren a opciones potenciales para la ganadería extensiva en ciertas regiones y en una medida residual en comparación con el volumen de la producción ganadera actual, que sería inconcebible sin las granjas industriales, a las que se suma la ganadería extensiva insostenible, como la que arrasa la Amazonía en conjunción con los cultivos de pienso para exportación. Es decir, nada que sirva de excusa para no hacer el máximo esfuerzo de reducción de la producción y consumo de alimentos de origen animal. La ciencia es clara.

A pesar de este incumplimiento, todavía me gustaría imaginar que la consejera terminará por atreverse a plantar cara a los lobbies, por difícil que sea, y que difundirá información veraz como merece la ciudadanía a la que representa, en estos momentos de crisis global múltiple. Y además invito a cualquier persona o colectivo motivado por el tema a llevar también el reto a más responsables públicos de todo el Estado o más allá (substituyendo o eliminando el dato de Idescat cuando sea pertinente), en búsqueda de voces que, desde las instituciones públicas, pongan la ciencia por delante de los lobbies.

A la consejera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Catalunya, Teresa Jordà, se le pidió que diese apoyo testimonial a la difusión, simplemente, de resultados de fuentes científicas del máximo nivel. En primer lugar, del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que es la institución de referencia sobre la ciencia del cambio climático para todos los gobiernos y para la propia comunidad científica. Además, de Nature y Science, ampliamente reconocidas como las dos revistas científicas más importantes del mundo, y de Nature Sustainability, que, como su nombre indica, es la revista del grupo Nature especializada en sostenibilidad, acompañadas por un dato del Idescat, es decir, del instituto de estadística de la propia Generalitat. Eso sí, estos resultados tenían un “inconveniente”: que se referían a impactos de la ganadería, cuando, como va a quedar claro, los precedentes son más bien de difundir el discurso del sector ganadero, que no es precisamente acorde al estado actual de la ciencia.

Esta petición se realizó en el marco de la segunda reunión entre la consejera y una delegación de Animal Rebellion Barcelona. Tuve ocasión de participar en ambas. En la primera reunión, celebrada el 16 de junio de 2022 y que ya mencioné en El Caballo de Nietzsche, se le repitieron varias reivindicaciones que ya se habían hecho llegar anteriormente a la Generalitat y se enfatizó la necesidad inmediata de abordar el conflicto entre usar grano como pienso y atajar la crisis alimentaria global en la que nos habíamos sumido y que está lejos de ser superada. Aquel mismo día, 'Nature' publicaba un comentario en la misma línea.