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Europa no invierte en investigación contra el sufrimiento animal

Núria Almiron, Gabriela Martins Dias y Roxane Gamper

5 de noviembre de 2022 06:01 h

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Desde 1984 la Unión Europea se ha dotado de programas marco de financiación de la investigación y la innovación que pretenden apoyar y fomentar el desarrollo científico y tecnológico en el espacio de investigación europeo. Desde los 3,8 millones de euros destinados a la primera edición hasta los 95,5 millones de la actual, denominada Horizonte Europa, estos programas se han convertido en un elemento determinante de qué se investiga y cómo se investiga en Europa. Recibir financiación de estos fondos garantiza prestigio y recursos a la comunidad investigadora; se trata de convocatorias muy competitivas (solo entre el 14% y el 20% de las propuestas obtienen financiación) pero muy bien dotadas. Mientras la agencia estatal de investigación española, el principal organismo de financiación de la investigación en el estado español, raramente supera los 300.000 euros en unos pocos proyectos (la mayoría obtienen por debajo de los 100.000 euros), los programas europeos pueden llegar a los millones de euros (los ERC Advanced Grant, por ejemplo, pueden financiar hasta 2,5 millones de euros por proyecto). España fue el cuarto país en recibir más financiación en la última edición de este programa. Se trata pues de la herramienta más importante de impulso a la investigación europea y que, a partir de su selección, determina lo que se considera relevante, aquello a lo que prestamos atención, aquello en lo que generamos conocimiento.

Es importante, por lo tanto, conocer en qué grado estos fondos promueven una sociedad más justa, igualitaria y compasiva. ¿El sufrimiento y el bienestar animal son considerados como cuestiones importantes y merecedoras de financiación por parte el programa de fondos para la investigación más importante de Europa?

Estudio sobre el programa Horizonte 2020

La respuesta a la pregunta anterior no es solo negativa, sino muy desalentadora. En realidad, el sufrimiento y el bienestar animal reciben una atención ridícula, testimonial, por parte de los fondos públicos para la investigación de la UE. Esta es la conclusión al menos de una investigación que hemos llevado a cabo desde el Centro de Ética Animal de la Universitat Pompeu Fabra (UPF-CAE) para comprobar en qué medida la Unión Europea invierte en investigar cuestiones que tengan en consideración los intereses de los animales: por ejemplo, reducir su explotación y sufrimiento, buscar alternativas para dejar de usarles en nuestro beneficio, comprender mejor sus modos de vida, actuar para mejorar su bienestar también en la naturaleza, estudiar modelos culturales y éticos no hegemónicos para que los humanos puedan relacionarse de manera más justa con ellos y cualquier otro tema que revierta en beneficio de los animales no humanos. Para ello hemos estudiado la inversión ejecutada por la Comisión Europea a través del último programa marco ya cerrado, Horizonte 2020 (para el periodo de 2014 a 2020), que tuvo un presupuesto de 77.000 millones de euros y cuyos proyectos financiados son públicos en la plataforma Cordis.

En Cordis constan más de 35.000 proyectos financiados por Horizonte 2020, de los cuales nos propusimos averiguar cuántos suponían algún beneficio para los animales no humanos bien de forma directa y como objetivo principal o bien de forma potencial, sin formar parte de los objetivos de los proyectos pero con beneficios potenciales para los animales. De todos los proyectos financiados identificamos 2.662 proyectos que mencionaban como variable a los animales no humanos. Una cifra muy reducida pero que todavía hacía falta delimitar en qué medida los proyectos tenían en cuenta a los animales para beneficiarles y no para optimizar su explotación. El análisis de estos 2.662 proyectos arrojó luz sobre ello: solo 54 proyectos, el 0,15% de todos los proyectos financiados, tenían en alguna consideración los intereses de los animales no humanos. Otros 333 proyectos, el 0,99% de todos los proyectos financiados, no consideraban explícitamente el bienestar animal pero podían tener potencialmente algún beneficio para los animales. ¿Y el resto de esos 2.662 proyectos que prestaban atención a los animales? La inmensa mayoría lo hacían para beneficio de los intereses de los humanos: por ejemplo, para temas de salud humana, investigación centrada en los humanos, explotación animal, etc. En lo relativo al importe, los 54 proyectos que de algún modo tenían en cuenta y beneficiaban directamente los intereses de los animales recibieron el 0,14% de toda la financiación del programa (108,2 millones de euros).

Entre los 54 proyectos que beneficiaban a los animales de forma directa, la mayoría estaban centrados en mejorar los procesos de investigación; por ejemplo, para desarrollar un método para testar la toxicidad de sustancias químicas, basado en inteligencia artificial y sin utilizar animales (Proyecto Ontox). Otros tenían por objetivo ampliar la comprensión de la vida de los animales en la naturaleza, facilitando la conservación de las especies; por ejemplo, el estudio durante diez años de datos de biorregistro de alta resolución para entender los efectos de los cambios ambientales en el comportamiento de pingüinos y elefantes marinos (Proyecto MuFFIN). Otros proponían sustitutos de productos que utilizan animales en la industria, como por ejemplo la producción de un biomaterial parecido al cuero, hecho por cultivo de bacterias y células de levadura (Proyecto BacLEATHER). Y también los había enfocados a reflexionar sobre la cultura o la ética para repensar la relación de los humanos con las otras especies, por ejemplo, el análisis de la representación de los animales en el arte vanguardista, sus precursores prehistóricos y los herederos contemporáneos para repensar el antropocentrismo (Proyecto PreAniMod). Todos estos ejemplos los mencionamos porque son alentadores, y merecen todos ellos visibilidad, pero su escaso número y porcentaje de financiación que representan sobre el total refleja la poca atención que recibe la investigación preocupada por la ética y el bienestar animal.

Desde el UPF-CAE consideramos que esta situación no hace más que perpetuar la discriminación crónica de los animales no humanos, lo cual supone desatender a nuestra conducta, mirar para otro lado del daño que causamos o de la ayuda que omitimos. Así se lo hemos hecho saber a la Comisión Europea a la que le hemos trasladado además cuatro recomendaciones para aumentar la financiación a proyectos con motivaciones no antropocéntricas ni especistas. Sugerimos:

  • Formar y contratar a personas con conciencia, competencia y conocimiento en ética animal para los procesos de selección de proyectos a financiar. Es decir, involucrar a revisoras y revisores sensibles a la necesidad de financiar investigaciones no antropocéntricas y no especistas centradas en los intereses de los animales no humanos: por ejemplo, investigaciones para ayudar a los animales que lo necesitan, sea cual sea la situación; reducir (idealmente abolir) la explotación animal; y educar a los ciudadanos para que desarrollen el respeto y la consideración moral hacia los individuos de otras especies por razones morales.
  • Dejar de financiar investigaciones que dañen de cualquier forma a los animales no humanos, cualquiera que sea su beneficio, o alternativamente, reducir progresivamente esta financiación hasta que se elimine gradualmente. Esto puede ser respaldado por programas educativos y de capacitación para investigadores que aún trabajan en áreas que dañan a los animales no humanos y mediante la incorporación de cursos sobre ética animal, ética entre especies, estudios críticos sobre animales y relaciones entre humanos y resto de animales en todos los niveles de educación.
  • Aumentar la financiación de la investigación en humanidades y ciencias sociales que adopte una perspectiva no especista. El cambio de paradigma necesario en la sociedad para dejar de dañar a los animales no humanos implica una reflexión multidisciplinar e interdisciplinar, que no puede hacerse sin tener en cuenta los aportes éticos, comportamentales, educativos, culturales y comunicacionales de estas disciplinas.
  • Lanzar periódicamente convocatorias de financiación de investigación específicas destinadas a proteger a los animales no humanos, incluidas convocatorias relacionadas con la ética animal, estudios críticos sobre animales, estudios entre humanos y animales y bienestar general de los animales con fines no antropocéntricos. Idealmente, una proporción relevante del presupuesto de investigación e innovación de la UE debería asignarse a estas convocatorias, en el entendimiento de que considerar los intereses de otros animales no es solo un deber moral, sino también la forma más rápida de gestionar de manera efectiva las amenazas ambientales y sociales más urgentes en la actualidad que enfrenta la humanidad.

Valores europeos y recursos públicos

No dañar a los animales, ayudarles y desarrollar conductas de respeto hacia ellos forma parte de los valores comunes europeos. El artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea reconoce que los animales son sintientes y, en consecuencia, implícitamente, reconoce que son merecedores de consideración moral. La inmensa mayoría de los ciudadanos de la Unión Europea muestran una creciente preocupación por el bienestar animal, por ejemplo el 82% de los encuestados en el Eurobarómetro piden más protección para los animales explotados en granjas.

Es importante recordar además que los recursos asignados a los programas de innovación e investigación son recursos públicos. En el caso de la edición actual del programa, Horizonte Europa 2021-2027, sus fondos tienen origen en los llamados presupuestos a largo plazo de la UE o en fondos específicos, como el NextGenerationEU. Es decir, los fondos para investigación de la Unión Europea, como no puede ser de otra manera, proceden de la contribución económica que realiza cada uno de los estados miembros. Al contrario que los recursos privados, los recursos públicos se caracterizan, o deberían caracterizarse, por enfocarse al bien común. La UE se refiere a este enfoque al bien común, por ejemplo, cuando afirma que los gastos generales de la comunidad se dedican a “actividades que van desde el desarrollo de las zonas rurales y la protección del medio ambiente hasta la protección de las fronteras exteriores y la promoción de los derechos humanos”.

Atendiendo a los valores de la UE, la financiación en investigación e innovación no debería beneficiar a grupos específicos con capacidad económica para defender sus intereses o a actividades que dañen y sean controvertidas éticamente. Al contrario, los fondos públicos deberían dar oportunidad a iniciativas diversas sin capacidad económica autónoma que favorezcan la construcción de una sociedad más igualitaria y ética – lo cual forzosamente obliga a atender al bienestar de los animales no humanos o, lo que es lo mismo, a nuestra relación con ellos.

El sufrimiento y el bienestar animal es en primer lugar una cuestión ética, pero también una cuestión con numerosos impactos sociales y medioambientales relevantes. Reducir el daño que causamos a los animales y promover su bienestar debería ser una cuestión prioritaria para la agenda investigadora europea. Ahora mismo no solo no lo es, sino que la falta de atención a este tema desalienta a la comunidad investigadora a solicitar ayudas para proyectos centrados en los animales no humanos. Un círculo vicioso perverso, porque reducir la violencia que ejercemos contra los demás animales e incorporarlos a nuestro círculo de compasión es esencial para mejorar las sociedades humanas. Es imposible lograr esto último sin centrarnos en cómo dejar de ejercer violencia contra los animales y en cómo podemos ayudarles. Y para ello, para cambiar prácticas y procedimientos, se requiere investigación.

 

Quien lo desee puede leer el informe completo en inglés en la web del UPF-CAE: EU Research & Animal Suffering: Scrutinizing the Horizon 2020 Programme.

Desde 1984 la Unión Europea se ha dotado de programas marco de financiación de la investigación y la innovación que pretenden apoyar y fomentar el desarrollo científico y tecnológico en el espacio de investigación europeo. Desde los 3,8 millones de euros destinados a la primera edición hasta los 95,5 millones de la actual, denominada Horizonte Europa, estos programas se han convertido en un elemento determinante de qué se investiga y cómo se investiga en Europa. Recibir financiación de estos fondos garantiza prestigio y recursos a la comunidad investigadora; se trata de convocatorias muy competitivas (solo entre el 14% y el 20% de las propuestas obtienen financiación) pero muy bien dotadas. Mientras la agencia estatal de investigación española, el principal organismo de financiación de la investigación en el estado español, raramente supera los 300.000 euros en unos pocos proyectos (la mayoría obtienen por debajo de los 100.000 euros), los programas europeos pueden llegar a los millones de euros (los ERC Advanced Grant, por ejemplo, pueden financiar hasta 2,5 millones de euros por proyecto). España fue el cuarto país en recibir más financiación en la última edición de este programa. Se trata pues de la herramienta más importante de impulso a la investigación europea y que, a partir de su selección, determina lo que se considera relevante, aquello a lo que prestamos atención, aquello en lo que generamos conocimiento.

Es importante, por lo tanto, conocer en qué grado estos fondos promueven una sociedad más justa, igualitaria y compasiva. ¿El sufrimiento y el bienestar animal son considerados como cuestiones importantes y merecedoras de financiación por parte el programa de fondos para la investigación más importante de Europa?