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¿Existe un peregrinaje ético con los animales en el Camino de Santiago?

10 de agosto de 2024 06:01 h

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Desde hace años, peregrinos de todas las nacionalidades han venido denunciando el estado de los animales que se encontraban en el Camino de Santiago. No solo por los perros sueltos, abandonados y la falta de asistencia que reclamaban para ellos. También los animales explotados en granjas. Todo ello contrastaba con los supuestos valores de solidaridad, empatía y compasión que el propio Camino de Santiago predica.

 Sobre todo en el recorrido que ya llega a Galicia, las denuncias se incrementan por animales que deambulan por la vía pública aunque pueden tener casa o los que están atados a una corta cadena durante toda su vida. Ambos casos están reglados y vetados en una ley autonómica que no parece que haya tenido mucho efecto. “A estas alturas, seis años y medio desde que salió la ley gallega de protección de animales, estamos tan desesperanzadas viendo cómo sistemáticamente las propias administraciones y autoridades incumplen los aspectos más importantes de la misma, que creemos que el apoyo del sector del Camino, tanto autonómico como internacional, puede ser casi lo único que ayude a mejorar la situación con los perros y gatos, al menos”.

Así explican desde Apaca, la Asociación Protectora Animais do Camiño, el motivo para arrancar un proyecto audiovisual como este documental, llamado ‘Os Valores No Camiño’. “El documental es una producción propia, hecha sin apenas medios y sin presupuesto, modesta pero en el que se metió mucho empeño y esfuerzo por nuestra parte con la esperanza de que sirva para visibilizar de alguna manera lo que sucede en el Camino y en el rural en Galicia”, explica Raquel, miembro de Apaca.

En el documental se muestran testimonios reales no solo de peregrinos que encontraron su alma gemela de cuatro patas en este recorrido, si no a otros que dan un nuevo sentido a esta actividad. Es el caso de una pareja estadounidense que recorre el Camino de Santiago con las cenizas de su perra, fallecida inesperadamente, para curar su pena. O el de la actriz y humorista Sara Escudero, que cuenta su experiencia personal y hace de hilo conductor y comparte protagonismo con el de sus perros, con quienes hace el Camino de Santiago. “Hasta el ser más seta saca su empatía en el Camino”, asegura.

“Intentamos que fuese lo más ameno y suave posible, apoyándonos también en la música y en la parte positiva del Camino, para que sea fácilmente digerible por el sector de peregrinas, donde creemos que puede tener un buen recorrido, aunque sea online”, explica Apaca. El documental, del que se hizo un preestreno para participantes y colaboradores el pasado 20 de abril, está recorriendo festivales y se espera que más adelante se pueda proyectar al público en general e incluso traspasar fronteras y llevarlo a Japón o EEUU.

“Los animales en el Camino no están bien”, explican en el documental en un momento dado, y enseñan granjas, pequeñas y grandes, de vacas, cerdos o aves donde nunca salen al exterior o distan mucho de la imagen de ‘vaca feliz’ que se vende muchas veces al turismo desde las administraciones y desde la industria. Y eso lo que se ve. Como indica en el documental Olaia Freiría, de la Fundación Ética Animal, el interior de estas granjas jamás podrá ser visitado. “Los animales que hay dentro nunca se ven”, denuncia.

También se debate sobre el término 'mascotismo' o 'animales de compañía'. “Los consideramos como un recurso para nuestro beneficio”, explica la propia Freiría. En la misma línea, Lorena Fernández Romero, de la Iniciativa Dignidad Canina de Mugardos, explica que un problema actual es quien tiene un perro como quien tiene un peluche. “El mascotismo es terrible. Otra lacra de la sociedad”, explica en el documental, donde se denuncian las condiciones de los criaderos y la venta de animales. “Muchas veces se deja el cuidado de los animales a los niños y niñas y se olvidan de darles de comer o les aprietan demasiado fuerte”, continúa Olaia. “Habría que educar primero a los adultos para que transmitan valores positivos”, concluye. “La gente ha confundido el respeto a los animales con querer a su perro o gato”, apunta Teresa Jardón, de Amigos de los Animales (Santiago).

Aunque está prohibido que los animales pasen atados a una cadena la mayor parte del tiempo, según la Ley autonómica gallega, sigue pendiente que este hábito sea perseguido por las Administraciones. Otro ejemplo de falta de diligencia es cuando se encuentra un animal perdido, maltratado o abandonado en el Camino. Muchos peregrinos cuentan cómo tuvieron que llevarlos ellos a un veterinario, que nunca respondieron las fuerzas de seguridad o solo obtuvieron ayuda de asociaciones privadas sin ánimo de lucro, como las protectoras o santuarios. Eso no parece haber cambiado en los últimos años.

Desde hace años, peregrinos de todas las nacionalidades han venido denunciando el estado de los animales que se encontraban en el Camino de Santiago. No solo por los perros sueltos, abandonados y la falta de asistencia que reclamaban para ellos. También los animales explotados en granjas. Todo ello contrastaba con los supuestos valores de solidaridad, empatía y compasión que el propio Camino de Santiago predica.

 Sobre todo en el recorrido que ya llega a Galicia, las denuncias se incrementan por animales que deambulan por la vía pública aunque pueden tener casa o los que están atados a una corta cadena durante toda su vida. Ambos casos están reglados y vetados en una ley autonómica que no parece que haya tenido mucho efecto. “A estas alturas, seis años y medio desde que salió la ley gallega de protección de animales, estamos tan desesperanzadas viendo cómo sistemáticamente las propias administraciones y autoridades incumplen los aspectos más importantes de la misma, que creemos que el apoyo del sector del Camino, tanto autonómico como internacional, puede ser casi lo único que ayude a mejorar la situación con los perros y gatos, al menos”.