Se estima que las acciones humanas presentes, pasadas y futuras van a ser las causantes de la extinción de 1.000.000 de especies en las próximas décadas, o, lo que es lo mismo, la sexta extinción masiva de la que se tiene registro en la Tierra. “Tic tac”, dice Greta Thunberg a los políticos y participantes de la COP26 respecto a su inacción frente al cambio climático. Pero para algunas especies ya hemos pasado de escuchar el tic tac del reloj a escuchar la señal de alarma del despertador.
Los orangutanes tapanuli, los últimos homínidos descritos por la ciencia, y miles de animales que habitan el bosque de Batan Toru, como el tigre de Sumatra, el orangután de Sumatra, el pangolín, el tapir asiático o el siamang, todos en peligro de extinción, se enfrentan a la muerte en esta misma década si no paramos la construcción de una presa hidroeléctrica y la expansión de una mina de oro en su hábitat. Esta es una cronología de la lucha de la sociedad civil, la comunidad científica, ONG y activistas frente a la egoísta locura extractivista y la búsqueda de beneficios a cualquier precio de grandes corporaciones que corrompen a políticos, jueces y policías allá donde hacen negocios.
1997. Se redescubren en los frondosos bosques del área de Batan Toru (norte de Sumatra, Indonesia) rastros de una población aislada de orangutanes .
2008. Se realiza un estudio preliminar sobre la población de orangutanes en el área de Batan Toru. Se estima que el área este del bosque es la que más densidad de población de orangután presenta (0,7 individuos por kilómetro cuadrado) y la que está más amenaza por la invasión humana, poca cobertura forestal. Comienza un estudio de siete años en el bosque Hopong, en el área este de Batan Toru, para analizar los efectos del conflicto humano-orangután, ya que los orangutanes son considerados por los habitantes de la zona como una peste y tratados como tal.
2012. Se anuncia la construcción de una presa hidroeléctrica en el rio de Batan Toru para satisfacer la demanda energética en la zona y disminuir la necesidad de la importación de diésel. La fecha estimada de finalización de las obras es de 10 años, en 2022. North Sumatra Hydro Energy, la empresa encargada del proyecto, estima un coste aproximado 1.600 millones de dólares americanos y busca inversores para el proyecto.
2013. El análisis de los restos del esqueleto de orangután macho muerto en 2013 muestra los primeros signos de especificidad de los orangutanes tapanuli frente a los orangutanes de Sumatra y Borneo. Se inicia un estudio que analiza el genoma de 37 orangutanes de diferentes poblaciones.
North Sumatra Hydro Energy comienza a comprar tierras a las poblaciones locales por 40 céntimos de euro el metro cuadrado. Las personas que se niegan afirman estar siendo amenazadas. La compañía sube su puja, muchos campesinos venden a mayor precio y otros se ven obligados a vender. Para 2016 la compañía habrá adquirido el 87% de las 645 hectáreas que necesita. Se inicia la disputa por la propiedad de las tierras indígenas.
2015. Sinohydro, compañía de construcción e ingeniería hidroeléctrica propiedad del Estado chino, con un amplio historial de controvertidas obras por sus impactos medioambientales y desdén por los derechos humanos, es contratada por North Sumatra Hydro Energy para realizar las obras.
2017. Enero: North Sumatra Hydro Energy cambia, sin solicitar nuevos permisos, la localización de la cantera.
Agosto: Protestas de comunidades indígenas y gente local contra el comienzo de la obra de la presa acaban con heridos. La policía se niega a tramitar las quejas de brutalidad policial. Los representantes de North Sumatra Hydro Energy afirman que, si tienen objeciones, que les lleven a los tribunales, y eso hacen.
Noviembre: Se publica la clasificación de los orangutanes tapanuli como nueva especie, Pongo Tapanuliensis. Se les clasifica como la especie de Pongo más antigua y se estima su población en menos de 800 individuos, por lo que son inmediatamente clasificados en peligro crítico de extinción.
Una coalición de ONG presentes en el norte de Sumatra establece una red de expertos jurídicos para combatir el proyecto de la presa hidroeléctrica. Entre sus demandas están la mejora de las leyes medioambientales, la implementación de las mismas y justicia para las tribus indígenas y ecosistemas de la región, que llevan décadas sufriendo crímenes medioambientales sin recibir la suficiente atención bajo la inacción de las autoridades.
2018. Se publican los resultados del estudio del bosque Hopong (todavía zona no protegida). Se estima una reducción significativa de la población de orangutanes de 0,7 a 0,4 individuos por kilómetro cuadrado entre el 2008 y el 2015. Este declive en la población se debe a la invasión y conversión de tierras para asentamientos humanos, construcción de carreteras y agricultura local. Se recomienda la protección total del bosque, ya que además está situado en una zona que conecta dos áreas con diferentes poblaciones de orangutanes, por lo tanto necesario para diversidad genética de los tapanuli.
A finales de año comienza el juicio de WALHI (Foro de ONGs de Indonesia del Norte de Sumatra) contra North Sumatra Hydro Energy, en el que se alegan irregularidades en permisos, corrupción y falsificación de documentos.
2019. Marzo: A pesar de demostrar las irregularidades y la declaración de testigos que afirmaban que sus firmas estaban falsificadas en documentos y permisos, WALHI pierde el juicio contra la North Sumatra Hydro Energy.
La tensión e indignación nacional y mundial aumentan. Se producen actos y manifestaciones coordinadas en todos los continentes. Se recogen firmas y se mandan cartas a las embajadas chinas e indonesias en diversos países. Las presiones en Indonesia e internacionales provocan que el Banco de China se replantee la financiación del proyecto.
Octubre: La sospechosa muerte del abogado de WALHI Golfrid Siregar es declarada “accidente” por el mismo cuerpo de policía con el que tenía una relación contenciosa a raíz de su trabajo en el juicio por la presa hidroeléctrica. La muerte de este vocal activista queda sin investigar. ONGs indonesias e internacionales reclaman una investigación).
2020. Enero: Se publica un informe que demuestra que la hidropresa es innecesaria, puesto que la zona está casi completamente electrificada y, con las estructuras existentes, ya se atiende todas sus demandas energéticas.
Julio: El Banco de China, tras presiones de ONG indonesias e internacionales y meses de negociaciones, anuncia la retirada de su financiación del proyecto para la presa hidroeléctrica. Otros inversores ya se han distanciado del proyecto (International Finance Corporation -parte del World Bank Group-, Goldman Sachs, Asian Development Bank y el Asian Infrastructure Investment Bank). La presa se queda sin su principal inversor.
Agosto: Se anuncia un paro de tres años en las obras de la presa hidroeléctrica por falta de inversores y por la COVID-19.
2021. La ampliación de la mina de oro Martabe sigue a pesar de las negociaciones. Aquí puede observarse a vista de satélite una comparación de la situación entre mayo del 2020 y octubre de 2021.
A pesar de la moratoria y de los casos pendientes en los tribunales, las obras en la presa hidroeléctrica también siguen. Véase aquí una comparación entre mayo del 2020 y octubre de 2021.
Mayo: 15 personas, tanto trabajadores temporales chinos de Sinohydro como residentes de la zona, mueren en seis meses en corrimientos de tierra en la zona de obras de la presa hidroeléctrica:
“Lamentablemente, este desastre probablemente fue evitable. Los científicos, los defensores del medio ambiente e incluso los informes recibidos por el Ministerio de Bosques de Indonesia han advertido de que el terreno que rodea el sitio propuesto para la presa de Batang Toru tenía un riesgo de erosión de medio a alto debido a las abundantes precipitaciones, el terreno montañoso y el drenaje deficiente. El proyecto también se ubica cerca de una falla en un área propensa a terremotos y, al parecer, se está construyendo sin un plan adecuado para mitigar los efectos del desarrollo en este área sensible. De hecho, hace solo cinco meses, otra erosión mató a un trabajador de una empresa china, presagiando la tragedia de hoy”.
Mayo: WALHI anuncia que ha presentado una nueva demanda contra el proyecto, alegando que los informes pasados fallaron en su consideración de especies en peligro, las comunidades de humanos que habitan en el curso del río y el potencial de desastres ecológicos. Piden el parón inmediato y real de las construcciones en este área de importancia ecológica.
Octubre: Un juez desestima la demanda de los descendientes de la tribu Sitompul a North Sumatra Hydro Energy por apropiación indebida de tierras y les obliga a pagar los costes del juicio, 23 millones de rupia indonesia, aproximadamente 2.000 euros.
A día de hoy, se desconoce quién está financiando los 1.600 millones de dólares de los costes de las obras. Según fuentes cercanas al proyecto, éste se ha vendido varias veces y en torno a un 70% de North Sumatra Hydro Energy ahora está en manos de una empresa subsidiaria de SDIC -otra empresa controlada por el Estado chino.
Conclusión: Tanto la totalidad de los orangutanes tapanuli como el resto de los animales de la zona ven en peligro su vida por tres cuestiones: una presa hidroeléctrica innecesaria y construida en una zona de movimientos tectónicos con un potencial devastador; la expansión de una mina de oro, metal innecesario que la gente y los gobiernos del mundo acumulan para mirarlo de vez en cuando y esperar a que suba su absurdo valor; y la caza fomentada por la mejor accesibilidad que están ofreciendo las carreteras construidas por ambos proyectos a zonas antes inaccesibles, y alentada por la usurpación de tierras que deja a un campesinado cada vez más empobrecido y desesperado.
De nuevo es momento de actuar y reclamar al Gobierno chino que deje de financiar este tipo de proyectos y a la empresa Jardine Matheson, propietaria de la mina de oro Martabe, que pare inmediatamente las ampliaciones y el trabajo en su mina.
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