El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.
El Estado no debe paliar los daños provocados por la pandemia a la industria taurina
El sector taurino descubre sus cartas y presenta al Gobierno un documento con 37 medidas para paliar la crisis económica que sufren y sufrirán por la pandemia
El documento presentado al Gobierno por el sector taurino contiene numerosas inexactitudes y resulta curioso que reivindique subvenciones para cosas que ya están subvencionadas desde hace muchos años. Aquí dejamos una muestra:
Cuantifican el número de profesionales taurinos durante 2018 en 9.723, cuando en realidad solo estaban activos, es decir, podrían trabajar en festejos taurinos, 5.417 (datos del Ministerio de Cultura): 4.306 menos de lo que apuntan.
En cuanto al número de espectadores, siendo de abono las grandes ferias taurinas, las personas que acuden a ellos se repiten en numerosas ocasiones. El mismo individuo repite asistencias a estos espectáculos. Por tanto, las cifras de espectadores totales, a lo largo de una temporada, están claramente manipuladas. Esto queda demostrado en el análisis que hizo AVATMA sobre la feria de San Isidro.
La reducción del IVA de las entradas del 10% actual al 4% choca con la realidad, pues cuando se produjo la bajada de este IVA, del 21% al 10% (marzo de 2017), los empresarios taurinos siguieron cobrando las entradas gravándolas al 21%, es decir, con el anterior. Este dato debería ser considerado por parte del Ministerio de Hacienda.
“Fomento de nuevos públicos, como por ejemplo el público joven, promoviendo como buenas prácticas entre las diferentes administraciones que los titulares de plazas de toros incluyan la posibilidad de realizar descuentos a estos colectivos a la hora de preparar las correspondientes licitaciones”. Esto ya lo hacen los empresarios de plazas de toros desde hace muchos años: se ofertan abonos muy baratos para menores de 25 años.
“Instar a todas las administraciones a incluir a las asociaciones culturales taurinas, incluyendo a las asociaciones juveniles, como potenciales beneficiarios dentro de los programas de ayudas para el fomento y difusión de la cultura”. Existen subvenciones a peñas taurinas y a las asociaciones que se menciona desde hace muchos años por parte de ayuntamientos, diputaciones y Comunidades Autónomas.
“Establecimiento de programas de colaboración para la difusión de la cultura taurina, incluyendo fomento de rutas turísticas vinculadas a las ganaderías y festejos populares, así como a la celebración de encuentros, congresos y otras actividades de divulgación”. Nada nuevo: existen subvenciones públicas para este tipo de eventos y las rutas turísticas han sido y son explotadas por muchas ganaderías de lidia como modelo se subsistencia desde hace varios años.
“Incluir los festejos taurinos dentro de la programación regular de las televisiones públicas”. Actualmente, la mayoría de los eventos deportivos de relevancia son retransmitidos por televisiones privadas, así que los festejos taurinos no deberían ser una excepción: el que quiera verlos, que pague.
“A diferencia de otros espectáculos deportivos, los ingresos televisivos o publicitarios representan un porcentaje mínimo para el sector. Como también es muy escaso el peso de las subvenciones y ayudas públicas, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de las restantes industrias culturales (cine, teatro, danza, música…)”. Esto es falso. Por poner un ejemplo, los derechos de televisión en una feria como la de Bilbao, que programa 8 festejos, ascendieron a 2,5 millones (años 2012 a 2016). Los beneficiarios fueron los profesionales taurinos, los ganaderos y los empresarios.
La decadencia de la tauromaquia
Las últimas estadísticas publicadas por el Ministerio de Cultura con respecto al sector taurino corresponden a los datos de 2018 (en espera de que se publiquen, a lo largo de este año, las correspondientes a 2019) y demuestran la precariedad del sector. Si ya en estas de 2018 podíamos ver que, con respecto a 2007, los festejos taurinos en plaza habían descendido en algo más del 58%, creemos que las del 2019 reflejarán, con respecto a 2007, un descenso de hasta el 60%. Para afirmar esto nos basamos en los datos parciales que ha ido publicando el sector taurino desde algunos de sus medios de comunicación.
A lo largo de los últimos años hemos ido recopilando información del Ministerio de Cultura, del Ministerio de Agricultura y de diversos medios taurinos, para hacer una radiografía del sector en cuanto al número de festejos celebrados, la actividad laboral de los profesionales taurinos y el negocio que generan las ganaderías de lidia, así como la explotación de los diversos cosos taurinos que pueblan nuestra geografía. Fruto de ese trabajo es el estudio que hicimos en el año 2018, en el que se analiza al detalle lo comentado anteriormente: La decadencia de la tauromaquia. En este mismo enlace, al final, se pueden leer los datos de 2014, 2015, 2016 y 2017.
Como ampliación a este informe, recomendamos la lectura de una serie de documentos que adjuntamos y que demuestran la precariedad y la alta temporalidad del empleo que genera esta actividad.
En primer lugar, queremos llamar la atención sobre lo que recoge el convenio laboral del sector taurino y hacer especial hincapié en las diversas categorías o grupos en las que se encuadran los 'jefes de cuadrilla', es decir, toreros, rejoneadores y novilleros con picadores. La razón es que, en función de esa categoría o grupo, estos profesionales tienen determinadas obligaciones en cuanto a la contratación de sus cuadrillas (picadores, banderilleros, mozos de espada y ayudantes de éstos últimos). Son ellos, los 'jefes de cuadrilla', quienes tienen la obligación de cubrir todos los gastos de sus subalternos y pagar sus nóminas, mientras que aquellos son contratados por los empresarios que explotan los cosos taurinos.
Según este convenio los toreros del grupo A, que son aquellos que actuaron en 37 festejos o más el año anterior, tienen la obligación de contratar a una cuadrilla completa (tres banderilleros, dos picadores y un mozo de espadas) por un año entero. Y lo mismo sucede con rejoneadores y novilleros que pertenezcan a esa categoría. Los del grupo B, es decir, aquellos que actuaron el año anterior entre 13 y 36 festejos, solo tienen la obligación de contratar a tres subalternos fijos por un año entero. Por último, los del grupo C, que son aquellos que actuaron en menos de 13 festejos (entre 1 y 13), la inmensa mayoría, pueden contratar libremente para cada uno de los espectáculos para los que fueron contratados. En función de esta clasificación del año anterior es como cada uno de estos profesionales comienzan la temporada al año siguiente.
Datos ofrecidos por medios taurinos para el año 2019 en lo que respecta a España
Matadores de toros (toreros) que intervinieron en algún festejo taurino en plaza: 154. De ellos, 6 estarían en el grupo A, 27 en el grupo B y 121 en el C. Esto supone que habrían garantizado 117 puestos de trabajo fijos para subalternos en la temporada 2020.
Rejoneadores que intervinieron en algún festejo taurino en plaza: 57. De ellos, ninguno estaría en el grupo A, 13 estarían en el grupo B y 44 en el grupo C. Esto supone que habrían garantizado 39 puestos de trabajo fijo para subalternos en la temporada 2020.
Novilleros que intervinieron en algún festejo taurino en plaza: 116. De ellos, ninguno estaría en el grupo A, 12 estarían en el grupo B y 104 en el C. Esto supone que habrían garantizado 36 puestos de trabajo fijos para subalternos en la temporada 2020.
En resumen, los 'jefes de cuadrilla' que trabajaron en 2019, que fueron 327, habrían generado un total de 192 puestos de trabajo fijo para la categoría de subalternos en el año 2020. De esos 327, la inmensa mayoría apenas estuvo presente en 1 o 2 festejos.
Si hacemos los mismos cálculos para la temporada del año 2018, estos son los resultados:
Matadores de toros (toreros) que intervinieron en algún festejo en plaza: 154. De ellos, 6 en el grupo A, 28 en el grupo B y 120 en el C. Generaron 120 puestos de trabajo fijos para subalternos durante el año 2019.
Rejoneadores que intervinieron en algún festejo en plaza: 55. De ellos, 2 en el grupo A, 13 en el grupo B y 40 en el C. Generaron 51 puestos de trabajo fijo para subalternos durante la temporada 2019.
Novilleros que intervinieron en algún festejo en plaza: 110. Ninguno de ellos estuvo en el grupo A, 4 estuvieron en el grupo B y 106 estuvieron en el C. Generaron 12 puestos de trabajo fijo para subalternos en la temporada 2019.
En resumen, los 'jefes de cuadrilla' que trabajaron en 2018, que fueron 319 (de los 1.955 con carnet para serlo y participar en algún festejo taurino), generaron 183 puestos de trabajo fijos para la categoría de subalternos durante la temporada 2019.
Si tenemos en cuenta el escalafón de 2018, que recoge los datos de participación en festejos en plaza en España, sur de Francia y Portugal serían estos:
Toreros: grupo A, 6; grupo B, 27; grupo C, 115.
Rejoneadores: grupo A, 2; grupo B, 32; grupo C, 71.
Novilleros: grupo A, ninguno; grupo B, 11; grupo C, 131.
Y en 2019:
Toreros: grupo A, 7; grupo B, 27; grupo C, 111.
Rejoneadores: grupo A, 2; grupo B, 29; grupo C, 73.
Novilleros: grupo A, ninguno; grupo B, 15; grupo C, 121.
Con los datos que ofrecemos, ¿podrá este sector, el de los 'jefes de cuadrilla', aplicar ERTES a sus empleados, los subalternos? Creemos que no.
El sector ganadero
En nuestro informe también hacemos un exhaustivo análisis del sector ganadero y se puede comprobar que son pocas, muy pocas, las explotaciones de ganado de lidia que venden animales para festejos en plaza (más o menos un 30%), con el agravante de que, salvo las punteras, la mayoría vende poquísimos animales (toros y novillos). Hemos comentado anteriormente que el número de festejos taurinos en plaza ha disminuido casi un 60% desde 2007, pero si vemos las estadísticas del Ministerio de Agricultura en cuanto a la raza de lidia, la disminución de la producción de estos animales no ha estado acorde con ese descenso. Esto significa que el sector no se ha adaptado a la demanda.
Este dato no lo podemos achacar al aumento de festejos taurinos populares, entre otras razones, porque en algunas comunidades autónomas, especialmente en la valenciana, que es la que organiza más de la mitad de ellos, los animales son reutilizados, es decir, no se les sacrifica una vez ha terminado su participación. Algunos de ellos, la mayoría, pueden ser utilizados hasta 10 veces y después son enviados al matadero. Lo mismo ocurre en Cataluña.
Otro factor que se debe tener en cuenta es que el precio de venta de estos animales depende de la edad, de la calidad de la ganadería y del tipo de festejo y categoría de la plaza a la que van. Un toro de lidia de 5 años de edad puede venderse entre 5.000 y 15.000 euros, e incluso más, en función del hierro de la ganadería de la que se trate. Y esa diferencia de precio se basa, principalmente, en su trapío (morfología externa) y en eso que el mundo taurino llama “bravura”, que en realidad no es más que su “toreabilidad” y depende de la selección ganadera. No deben ser estos los parámetros utilizados por el Estado para valorar, en cualquier caso, las indemnizaciones que se puedan establecer porque, en principio, los gastos derivados de la crianza de estos animales son los mismos en todas las explotaciones, independientemente de que sean más bravos, más toreables o tengan mejor o peor trapío. Ninguna de estas “particularidades” puede ser considerada como un rendimiento de producción.
De hecho, sabemos que las grandes figuras eligen los toros de las ganaderías que quieren lidiar, que son las que pueden dar salida a los animales en las grandes ferias, donde los precios de los toros y novillos son más altos, y que son las menos en cuanto a festejos taurinos se refiere, es decir, plazas de primera categoría. De hecho, la mayoría de estos espectáculos se programan en plazas de tercera categoría y portátiles. En nuestro informe dejamos constancia de la infrautilización de estos inmuebles, que tienen, en muchas ocasiones, un coste anual de mantenimiento que se paga con fondos públicos. Hay más de mil cosos taurinos que no se utilizan y muchos, la mayoría de los que se utilizan, solo ofrecen uno o dos festejos por año.
Desconocemos el número total de trabajadores fijos que emplean estas ganaderías, pero no deben de ser muchos, al tratarse de explotaciones de tipo extensivo, sin demasiado manejo de los animales salvo en situaciones puntuales, para las que se contrata puntualmente a unos pocos trabajadores.
Subvenciones a la tauromaquia
En cuanto a las empresas taurinas, aquellas que organizan los festejos y por tanto compran los animales y contratan a los 'jefes de cuadrilla', sabemos que es un sector muy monopolizado y endogámico, que recae en muy pocas empresas, con el agravante de que muchos de estos empresarios son, al mismo tiempo, ganaderos y apoderados de toreros, rejoneadores y novilleros. Suelen ser casi siempre los mismos con distintos nombres e incluso agrupaciones de estas empresas que se unen para explotar determinadas plazas. Si hace años la mayoría de los ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas, propietarias de la mayoría de los cosos taurinos, cobraban un canon de explotación a los empresarios a través de los pliegos correspondientes, en la actualidad, salvo alguna excepción, estos cánones han desaparecido, se han abaratado considerablemente o han sido sustituidos por subvenciones públicas de esos mismos organismos a los empresarios. O simplemente se les cede, de forma gratuita, el espacio (plazas de toros y calles). Tenemos bastantes datos al respecto.
Hoy sabemos que ningún festejo taurino se podría celebrar sin este tipo de subvenciones por parte de los organismos públicos, propietarios de las plazas de toros. Y lo mismo ocurre con los conocidos como festejos populares. Decir que el Estado no subvenciona la tauromaquia, es relativamente acertado, pero no lo es cuando nos referimos a ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas. Los taurinos apelan a que esto no es más que una remuneración por prestación de servicios, en los que el dinero público no debería ser invertido, y aún menos en estos momentos.
El Estado subvenciona a las cinco agrupaciones de ganado de lidia, en las que se engloban todas las ganaderías, con determinadas cantidades anuales, unos 300.000 euros, por la crianza de una raza autóctona protegida, la de bovino de lidia. Además, la Fundación Toro de Lidia recibe 35.000 euros de subvención por parte del Ministerio de Cultura. Existe también una partida de 30.000 euros en lo que se conoce como premio a las Bellas Artes, que profesionales de la tauromaquia y ganaderos han recibido en algunas ocasiones. Además de las ayudas que reciben de la Política Agraria Común (PAC), los ganaderos de esta raza bovina reciben un pago por prima especial, prima por vaca nodriza, novilla, y prima por sacrificio.
Pagos directos de la Política Agraria Común: recientemente se ha publicado que entre un 10% y un 15% de los ingresos de una ganadería de lidia procedería de esos fondos europeos, pero hay estudios económicos taurinos que los elevan al 30%.
¿Cubrirán los Seguros Agrarios Combinados los sacrificios a los que se vean obligadas las ganaderías por la pandemia, debido al exceso de animales en sus explotaciones? Lo determina la Orden APA/528/2019, de 26 de abril, por la que se definen las explotaciones y animales asegurables, las condiciones técnicas mínimas de explotación y manejo, el ámbito de aplicación, el periodo de garantía, el periodo de suscripción y el valor unitario de los animales, en relación con el seguro de explotación de ganado vacuno de lidia, comprendido en el cuadragésimo Plan de Seguros Agrarios Combinados.
En cuanto a los profesionales taurinos y lo que deben cobrar por festejo, hay que ir al convenio colectivo, que fija las remuneraciones mínimas, lo que no quita que las grandes figuras, los menos, cobren mucho más en algunas ocasiones (entre 100.000 y 150.000 euros o más). En realidad, la mayoría de las llamadas grandes figuras suelen firmar a principios de año los contratos de toda la temporada, estableciendo sus remuneraciones en función del número de intervenciones que vayan a tener y de la categoría de la plaza. También existe una realidad paralela, la de aquellos novilleros que empiezan su carrera profesional y que pagan por “placearse”, es decir, por participar en algún festejo taurino. ¿A quién pagan? Al apoderado que gestiona su carrera profesional. Del mismo modo, participan en tentaderos en determinadas ganaderías o pagan para que el ganadero les deje matar novillos o becerros en las plazas de tientas que existen en estas explotaciones ganaderas.
Algunas noticias de interés que han aparecido a raíz de la pandemia
La ganadería de lidia no es negocio. Victorino Martín, presidente de la Fundación Toro de Lidia. La mayoría de este tipo de explotaciones viven de la explotación extensiva de otras especies domésticas y de la actividad cinegética.
En cuanto al argumento de la sostenibilidad de determinados espacios “naturales” (dehesas) gracias a la existencia de las ganaderías de lidia, la realidad es que estas solo ocupan, como máximo, un 10% de ese tipo de espacios.
Ganaderías de lidia mandan toros al matadero. Llevan muchos años “produciendo”, más de lo que los aficionados consumen en los espectáculos que se celebran. Una ganadería puntera, la de Fuente Ymbro, manda al matadero casi la mitad de sus animales, entre vacas, becerros/as, novillos y toros. Esta ganadería, que vendió en 2019 unos 100 animales para festejos, entre toros y novillos, disponía de 1.400 animales en sus fincas (machos y hembras de diferentes edades). Y sacrifica a 700. Algo no cuadra. ¿Cómo sobrevive un negocio que solo da salida al 7% de su producción? ¿Tendrán que ver las subvenciones y los derechos adquiridos? ¿Tendrá que ver la selección que hacen los ganaderos? Estos datos deberían ser tenidos en cuenta por el Gobierno a la hora de establecer las ayudas que le reclama el sector taurino.
También debería tenerse en consideración, como quedó evidenciado durante la tramitación parlamentaria que hizo de la tauromaquia Patrimonio Cultural, que este sector solo supone, como mucho, el 0,125% de nuestro PIB.
Las canales de los animales que han intervenido en un festejo taurino tienen muy poco valor en los mataderos. De hecho, el precio de una canal de un toro lidiado o que ha participado en un festejo popular, e incluso que solo ha sido tentado en su ganadería, es muy bajo (se habla de 500 euros, aunque dependerá del peso de la canal, a lo que habría que sumar las ayudas apuntadas anteriormente). Lo mismo sucede con las hembras que han sido desechadas por el ganadero. Aquellos animales de esta raza que no han sido lidiados se pagan mucho mejor y su carne podría ser picada e incluso congelada.
Existe un código alimentario especial para la carne de animales lidiados que no se aplica a aquellos ejemplares de esta raza que no han sido maltratados en un espectáculo, y que tiene una comercialización más amplia y sencilla. Por tanto, en estos momentos, en los que estos animales no tienen salida, su sacrificio en matadero debe de ser una fuente de ingresos para el sector. Al parecer, la Junta de Andalucía ha autorizado los tentaderos, pero sabemos que prácticamente ninguna ganadería los está haciendo. En realidad, no ha sido la Junta de Andalucía la que los ha autorizado, sino que, al tratarse de una práctica ganadera en este tipo de explotaciones, es una actividad permitida por el Estado.
La diputación de Valencia, administradora del coso, ha perdonado al empresario taurino que explota esa plaza el canon de arrendamiento, que asciende a 207.901 euros del año 2020. Este canon era en 2014 de 400.000.
Las propuestas de la Unión de Criadores de Toros de Lidia.
Simón Casas, empresario de Las Ventas. Pérdidas económicas en determinados festejos.
A pesar de todos estos datos, que son demoledores, el mundo del toro ya ha reaccionado al Real Decreto Ley 17/2020 de 5 de mayo por el que se aprueban las medidas al sector cultural y de carácter tributario para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19, en el que la palabra “tauromaquia” no aparece.
ANOET, la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos, ha enviado una carta al ministro para mostrarle su indignación, en la que mencionan la delicada situación de la tauromaquia antes de la pandemia. No obstante, desde otros medios afines ya se hace un llamamiento a los profesionales taurinos para que soliciten las ayudas a las que, como trabajadores, tienen derecho.
Curioso que el Real Decreto haga referencia a días de actividad, de 20 a 55 en adelante, para cobrar el desempleo, y el medio enlazado hable de cantidades en euros cotizados, una muestra más de lo peculiar que resulta el mundo del maltrato animal legalizado.
Esto es lo que apuntan desde el sector: según informa la propia Unión de Picadores y Banderilleros a sus afiliados, el contenido de esta prestación tendrá una duración de 120 días si tienen cotizados en 2019 entre 738,89 euros y 2.031,94 euros, o de 180 días si tienen cotizados en 2019 más de 2.031,94 euros.
En otro orden de cosas, las ayudas que se establecen por el cierre de las salas de cine, que son de propiedad privada, no podrían hacerse extensivas a las plazas de toros ni a los empresarios que las explotan, ya que los cosos taurinos, en su mayoría, son de propiedad pública. El Real Decreto recoge una ayuda de 780 millones de euros para determinadas líneas del sector cultural. ¿En qué línea estaría la tauromaquia? ¿En la de “otras empresas del sector cultural”? Lo dudamos, pero, de ser así, le tocaría un trozo de los 40 millones de financiación que se aprueban para esa línea cultural para la financiación de proyectos. ¿Tiene proyectos culturales el sector taurino?
¿Es probable que aquellos empresarios taurinos que tenían firmados contratos con organismos públicos para la programación de festejos, por un montante no superior a 50.000 euros y que las suspensiones impidan su celebración, puedan recibir una indemnización de entre el 3% y el 6%? Es posible, pero no tenemos la certeza de que pueda ser así.
Del mismo modo, en el Real Decreto se evidencia, al no ser nombrado, que lo que el sector taurino aporta al PIB cultural es prácticamente simbólico. Otros sectores que aportan mucho más de ese supuesto 0,125% que aporta la tauromaquia sí son explícitamente mencionados.
Como se puede comprobar en los numerosos artículos, estudios e informes elaborados por AVATMA, el empleo que genera la tauromaquia es escaso, temporal y endogámico, resultando evidente que el sector taurino debería contar con otras fuentes de ingresos más allá de esta actividad específica. Se adaptaría así al evidente declive que padece y que ponen en evidencia tanto los datos ofrecidos anualmente por parte del Ministerio de Cultura como el Real Decreto recientemente publicado.
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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.
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