Me gusta definirme como antitaurino y como activista en defensa de los derechos de los animales. Desde muy pequenÌo no he tolerado ninguÌn tipo de abuso sobre ninguÌn ser de cualquier especie y, tal vez por ello, las causas humanitarias siempre me han atraiÌdo. Esto ha sido asiÌ hasta el punto de que la preocupacioÌn por los maÌs deÌbiles ha sido una constante en mi vida personal y profesional. En este sentido, hace algunos anÌos que decidiÌ dedicar mi vida casi exclusivamente a combatir los espectaÌculos taurinos, ya que, dentro del amplio cataÌlogo de las barbaries que actualmente se cometen sobre los animales -que son muchas y en muy distintos aÌmbitos-, estas diversiones me parecen de lo maÌs execrable. En pleno siglo XXI no se puede tolerar que la crueldad ejercida sobre toros, novillos, becerros o vacas sea convertida en un espectaÌculo y que, encima, se trate de algo normalizado, subvencionado y fomentado desde los poderes puÌblicos. AdemaÌs, como espanÌol, me duele e indigna que la tauromaquia sea una bolsa de crueldad que se ha mantenido especialmente activa en nuestro paiÌs, hasta el extremo de que, aunque equivocada y artificialmente, se utilice como senÌa de identidad cultural de lo espanÌol, lo cual resulta muy triste para los millones de espanÌoles sensatos que no comulgamos con estas praÌcticas. Por tanto, ¿quieÌnes mejores que los espanÌoles para denunciar la tauromaquia?
Como activista, a lo largo de los uÌltimos anÌos he acudido a muÌltiples manifestaciones antitaurinas, la mayoriÌa de ellas celebradas a las puertas de las plazas de toros instantes antes de que empezara una corrida. Y, como todas y todos los que alliÌ estaÌbamos, he sentido la impotencia y la pena de no poder evitar lo que sucediÌa dentro de la plaza. AdemaÌs, he militado y he sido candidato del Partido Animalista (Pacma), y tambieÌn he colaborado muy activamente en organizaciones como AnimaNaturalis. Asimismo, desde 2012 soy subdirector de otra organizacioÌn animalista, el Observatorio Justicia y Defensa Animal, del cual tambieÌn soy uno de sus fundadores y que, entre otras cosas, se dedica a mejorar la proteccioÌn legal de los animales en nuestro paiÌs. En definitiva, llevo varios anÌos conociendo de cerca el mundo del activismo, participando en actos en la calle, delante de circos con animales y delfinarios, en mesas informativas de veganismo, en carpas electorales de Pacma o en manifestaciones antitaurinas, compartiendo la causa de la defensa de los animales con hombres y mujeres que, como yo, tienen el suenÌo y la esperanza de poder vivir en un mundo mejor, maÌs justo y equitativo para todos, tambieÌn para los animales no humanos.
Pero los que buscamos esa justicia debemos saber que tenemos enfrente a un enemigo muy poderoso. Son muchos los intereses que se esconden detraÌs de la explotacioÌn a la que nuestra sociedad somete a los animales: el primero y maÌs destacado, el econoÌmico, en menor medida, el poliÌtico y, en tercer lugar y no menos importante, la costumbre. Por eso esta empresa, la de tratar de conseguir un mundo maÌs justo, va a requerir lo mejor de nosotros mismos. Cada uno en su aÌmbito deberaÌ dar lo mejor que tenga y prepararse bien porque no seraÌ faÌcil, pero, al final, el esfuerzo mereceraÌ la pena, no tengo ninguna duda.
Con este pensamiento en la mente decidiÌ hacer una tesis doctoral, un trabajo acadeÌmico serio y riguroso -como corresponde a toda tesis- que no solo me interesara a miÌ, sino que pudiera ayudar, en la medida que fuera, a mejorar las cosas. AsiÌ, despueÌs de tres anÌos de trabajo, en mayo de 2018 defendiÌ mi investigacioÌn en la Universidad de las Illes Balears, presentada bajo el tiÌtulo de El pensamiento antitaurino en EspanÌa, de la IlustracioÌn del XVIII hasta la actualidad. Me gustariÌa contar brevemente coÌmo surgioÌ la idea de llevar a cabo esta tesis doctoral, porque lo que provocoÌ la chispa inicial fue algo muy sencillo. De hecho, en realidad todo empezoÌ con una mezcla de hartazgo y cansancio que dio lugar a una gran indignacioÌn. Me canseÌ de leer en algunos medios de comunicacioÌn que el antitaurinismo era una simple moda. ¿Una moda? LoÌgicamente, quienes sosteniÌan esto eran taurinos que pretendiÌan desacreditar y menospreciar al antitaurinismo: «es una mera moda que ya pasaraÌ, como pasaron los pantalones de campana o como pasa la cancioÌn del verano». ¿QueÌ verdad habiÌa en esto?, ¿es el antitaurinismo una moda? Con estas sencillas pregu tas comenzoÌ todo.
Al final, la tesis doctoral ocupoÌ unas mil doscientas paÌginas y maÌs de doscientos epiÌgrafes. Por supuesto, demostreÌ que de moda nada de nada: el antitaurinismo es tan antiguo como la propia tauromaquia. De hecho, en la tesis se evidencia que el pensamiento antitaurino no solo no es una moda, sino que forma parte de una antigua y arraigada tradicioÌn histoÌrica en nuestro paiÌs que ha ido consolidaÌndose y evolucionando con el paso del tiempo hasta llegar hasta nuestros diÌas. Como digo, esta es una de las hipoÌtesis que quedaron demostradas con la investigacioÌn y que tambieÌn es recogida y desarrollada en este libro. Pero, ademaÌs, existen otras facetas de la tesis que resultan sorprendentes, las cuales he tratado de plasmar en el presente volumen. En mi opinioÌn, se trata de incoÌmodos hallazgos acerca de la tauromaquia que nunca antes se han manifestado en este paiÌs y que, probablemente, no gustaraÌn a ciertos sectores de nuestra sociedad. Como suele suceder, la verdad hace danÌo, y molesta, pero considero que ya ha llegado el momento de poner sobre la mesa, con criterio cientiÌfico, la realidad de esta cuestioÌn. Con ello espero arrojar algo de luz sobre las falacias que se perpetuÌan alrededor de una costumbre que, a diÌa de hoy, deberiÌa desaparecer de nuestra sociedad.
Por otra parte, la labor de sintetizar las conclusiones y de exponer los descubrimientos maÌs relevantes de una tesis de maÌs de mil paÌginas no ha sido una tarea sencilla, pero creo que lo maÌs esencial de mi investigacioÌn ha quedado recogido en el presente volumen. En la escritura del libro he intentado ser lo maÌs divulgativo posible, tratando de llegar a todos los puÌblicos, porque el conocimiento debe expandirse y calar en la sociedad, haciendo frente a la oscuridad, la ignorancia y la supersticioÌn. Para ello, y como herramientas de difusioÌn del antitaurinismo, he usado figuras como el sarcasmo, la saÌtira y, en algunas ocasiones, la irreverencia hacia lo taurino. Por supuesto, el libro tambieÌn estaÌ compuesto de citas, de personajes histoÌricos y de datos, pero, como digo, he tratado de combinar todo eso con reflexiones personales, asiÌ como con pensamientos acerca de coÌmo veo la situacioÌn actual y queÌ posibles salidas tiene.
En definitiva, a lo largo de las siguientes paÌginas se podraÌ apreciar que la tauromaquia ha generado criÌticas praÌcticamente desde el siglo XIII. Desde aquel momento inicial, grandes personajes de nuestra historia han alzado su voz, generacioÌn tras generacioÌn, contra los espectaÌculos taurinos, consideraÌndolos como una muestra de barbarie que debe ser cuestionada, combatida y, en uÌltimo extremo, erradicada. AsiÌ, veremos coÌmo destacadas personalidades, juristas, escritores, pintores, filoÌsofos, religiosos, poliÌticos -desde presidentes de Gobierno hasta relevantes ministros, pasando por senadores y diputados-, periodistas e historiadores, todos ellos, mujeres y hombres, denunciaron en cada eÌpoca la tauromaquia. Y, ademaÌs, lejos de ser el antitaurinismo una cuestioÌn de las eÌlites, tambieÌn evidenciareÌ coÌmo la ciudadaniÌa se organizoÌ horizontalmente para, llegado un determinado momento, mostrar su oposicioÌn a estos espectaÌculos. Finalmente, creo humildemente que en el libro tambieÌn se evidencia que, desde muy antiguo, uno de los fundamentos histoÌricos del antitaurinismo espanÌol consiste en denunciar que el sufrimiento de un animal jamaÌs puede ser entendido ni mucho menos justificado como un entretenimiento o una diversioÌn.
Hay otra cosa que quiero senÌalar. Si, como parece, los espectaÌculos taurinos son reivindicados por su caraÌcter tradicional y por ser, supuestamente, parte de la historia de nuestro paiÌs, con este libro se demuestra que el antitaurinismo tambieÌn forma parte de nuestra historia y de nuestra identidad cultural. El antitaurinismo es, por tanto, un importante patrimonio cultural espanÌol que los taurinos han pretendido enterrar simplemente porque era contrario a sus intereses. Pero, como digo, ha llegado el momento de evidenciar la realidad histoÌrica, con argumentos y datos, y de reivindicar a personajes como Quevedo, Juan de Mariana, Gabriel Alonso de Herrera, Jovellanos, JoseÌ MariÌa Blanco White, JoseÌ de Cadalso, Unamuno, Larra, Mesonero Romanos, Emilia Pardo BazaÌn, Carolina Coronado, Blasco IbaÌnÌez, PiÌo Baroja, RamoÌn y Cajal, Juan RamoÌn JimeÌnez, Francesc Pi i Margall, Modesto Lafuente, JoaquiÌn Costa, ClariÌn, AzoriÌn, Antonio Machado, Emilio Castelar o Francisco Silvela, entre muchos otros. Porque todos ellos, como muchos de nosotros, tienen en comuÌn su oposicioÌn a la tauromaquia.
Entonces, si el antitaurinismo es tan antiguo como las propias corridas de toros, ¿por queÌ esta corriente de pensamiento es tan desconocida? La respuesta es muy sencilla: porque a determinados sectores no les ha interesado que se conozca. La imposicioÌn de un pensamiento uÌnico taurino ha supuesto el silencio para todas y todos aquellos que histoÌricamente han denunciado la tauromaquia. Y esta es una cuestioÌn que tambieÌn se va a afrontar en el presente libro, porque ha llegado el momento de empezar a cambiar las cosas. Nuestra responsabilidad es evitar que esta importante corriente de pensamiento antitaurino sea olvidada. Tampoco podemos consentir que sea silenciada, ni que siga siendo desconocida. La historia de nuestro paiÌs estaÌ repleta de destacados personajes que, con gran valentiÌa, se rebelaron contra las corridas y, en eÌpocas en las que no se gozaba de tantas libertades como ahora, no debioÌ resultarles nada sencillo. Pero, aun asiÌ, lo hicieron. Por respeto a su memoria, por justicia con los millones de toros muertos en las corridas y por nosotros mismos, debemos enorgullecernos de nuestro pasado y reivindicar una historia, la del antitaurinismo, que nos pertenece tanto o maÌs que cualquier otra. Este libro pretende abrir una puerta a ese pasado que jamaÌs debioÌ quedar silenciado. Si permitimos que la rica tradicioÌn antitaurina espanÌola caiga en el olvido, estaremos condenados a un futuro sin justicia, sin civilizacioÌn y sin humanidad. Estoy seguro de que, entre todas y todos, no vamos a permitir ese fatal escenario.
Espero que este libro te pueda ayudar daÌndote argumentos, ideas y razones para defender el antitaurinismo. En este sentido, he pretendido que sea una herramienta con la cual podamos combatir, desde el conocimiento, la tauromaquia, porque contra la barbarie no se lucha con maÌs barbarie, sino con la fuerza del pensamiento, de la razoÌn y de la justicia. Por eso espero que en tus manos este libro se convierta en un instrumento que te permita mejorar, llegar maÌs lejos y alcanzar metas, porque, sin duda, eso es lo miÌnimo que se merecen los millones de seres vivos que han sido y siguen siendo viÌctimas de esta praÌctica. Ah, y que nadie te enganÌe, si eres antitaurina o antitaurino, estaÌs del lado correcto: el de la justicia, la compasioÌn y el civismo. Como muchiÌsimos importantes personajes de nuestra historia, estaÌs luchando para que las cosas se transformen. Y, aunque no vaya a resultar faÌcil, debes tener la certeza de que este cambio es posible. OjalaÌ que este libro nos ayude, porque lo cierto es que existen costumbres que son contrarias al sentir eÌtico y social mayoritario del siglo XXI y la tauromaquia es una de ellas.
Para terminar, una uÌltima cuestioÌn. El tiÌtulo del libro, Pan y toros, pretende ser un homenaje a grandes antitaurinos que nos han precedido y que en su eÌpoca ya utilizaron esta maÌxima para denunciar la tauromaquia. Ahora mismo se me vienen a la cabeza nombres como los de LeoÌn de Arroyal o MartiÌn Sarmiento, de los siglos XVIII y XIX, o los de Miguel de Unamuno o Eugenio Noel, de comienzos del XX. Todos ellos, y muchos otros, ya publicaron libros y artiÌculos en los que esta antigua expresioÌn -una versioÌn espanÌola del pan y circo romano- les serviÌa para criticar la utilizacioÌn de la tauromaquia con fines poliÌticos. No en vano, tal y como se veraÌ en el capiÌtulo 5 del presente volumen, esta cuestioÌn, la del pan y toros, ha dado mucho que hablar desde hace varios siglos. Pero esta no ha sido, ni mucho menos, la uÌnica denuncia que histoÌricamente se ha planteado acerca de la tauromaquia. De hecho, las siguientes paÌginas te sorprenderaÌn gratamente del mismo modo en que yo mismo me iba sorprendiendo a medida que avanzaba en mi investigacioÌn. Es posible que tambieÌn te indignes, como me ha pasado a miÌ, y que sientas rabia. Lejos de dejarnos llevar por estas emociones, debemos ser capaces de transformarlas en energiÌa, tesoÌn y determinacioÌn para intentar cambiar las cosas. Y, para cambiar las cosas, para mejorarlas, lo primero que debemos hacer es afrontarlas. A eso nos ha ensenÌado la historia, y a eso tiende la humanidad. Todo suma, todo cuenta, todo aporta. El cambio es posible, y este libro aspira a convertirse en tu humilde aliado para conseguirlo. Pero el verdadero motor del cambio, tenlo siempre presente, eres tuÌ mismo, eres tuÌ misma.