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La realidad del sector taurino: el negocio de muy pocos

  • Por tercer año consecutivo publicamos el exhaustivo informe sobre la realidad del sector taurino, realizado por el presidente de AVATMA a partir de datos oficiales, así como como de otros procedentes del propio sector taurino

Por tercer año consecutivo (2015 y 2016), y una vez publicadas las estadísticas oficiales por parte del Ministerio de Cultura, ofrecemos este exhaustivo análisis para que los lectores de El caballo de Nietzsche se hagan una idea de cómo está el sector del toro de lidia en España. Hemos utilizado datos de organismos oficiales y del propio sector taurino.

Festejos taurinos en plaza

En 2007, que es el año del que partimos para establecer las comparativas en este informe, se celebraron en España 3.651 festejos taurinos en plaza. El año pasado, el 2016, se celebraron 1.598, es decir, 2.053 menos que hace 10 años. Así pues, y de forma porcentual, entre 2007 y 2016 se ha producido un descenso del 56,24%. El interanual 2015-2016 ha supuesto un descenso del 7,9%.

Cuando hablamos de festejos en plaza nos estamos refiriendo a corridas de toros (386; 24,2%), rejoneo (172; 10,8%), novilladas con picadores (200; 12,5%), festivales (215; 13,5%), festejos mixtos (140; 8,8%), festejos mixtos con rejones (58; 3,6%), becerradas (163; 10,2%), novilladas sin picadores (262; 16,4%) y toreo cómico (2; 0,1%). Los números que aparecen entre paréntesis se refieren a los totales de cada uno de ellos y sus porcentajes durante el año 2016.

Es evidente que los festejos que más interés despiertan, los que podemos calificar como 'mayores,' son los menos, el 35,79%, es decir, los que corresponden a corridas de toros, rejoneo y novilladas con picadores, y solo los dos primeros pueden suponer grandes entradas de público en las ferias taurinas más importantes. En el resto el número de espectadores es escaso.

Sobre las comunidades autónomas en las que ha disminuido este tipo de festejos nos encontramos con Andalucía (-30), Aragón (-1), Asturias (-1), Castilla y León (-35), Castilla La Mancha (-35), Extremadura (-7), Galicia (-2), Madrid (-26), Murcia (-2), Navarra (-5) y La Rioja (-2).

Se mantiene el mismo número en Cantabria (13) y Melilla (1), y aumentan en Baleares (+3), Comunidad Valenciana (+4) y País Vasco (+1).

Profesionales taurinos

Como contrapunto, y tras el análisis estadístico, nos volvemos a encontrar con la sorpresa de años anteriores: los profesionales taurinos aumentan. Entre 2007 y 2016 lo hicieron en un 30,9% y en el interanual 2015-2016 lo han hecho en 211 personas. Si en 2007 había 7.397 profesionales taurinos, en el 2016 fueron 10.692, es decir, 3.295 más. Al final del estudio intentaremos dar una explicación a este extraño fenómeno, que hace que un sector en claro declive vea aumentado el número de personas que, en teoría, encontrarían empleo en el mismo. Como veremos, la inmensa mayoría de los inscritos como profesionales de la tauromaquia, pese a su meteórico aumento, no puede vivir y no vive de esta actividad.

Con respecto a ellos y para entendernos, cuando hablamos de profesionales taurinos nos estamos refiriendo a matadores de toros (823, el 7,69% del total), matadores de novillos con y sin picadores (3.168, el 29,62%), rejoneadores de toros y de novillos (405, el 3,78%), banderilleros de novillos y de toros (2.201, el 20,58%), picadores (717, el 6,70%), mozos de espadas (3.198, el 29,91%) y toreros cómicos (80, el 0,74%).

Si hacemos un análisis más profundo de cada uno de los integrantes de este sector según la función que desempeñan en el desarrollo de los festejos en plaza y sus edades, nos encontramos de nuevo con interesantes hallazgos:

En lo que respecta a los matadores de toros, es decir, a los toreros, el 12,2% de ellos tiene entre 16 y 29 años; el 45,4%, entre 30 y 44 años; el 29,8%, entre 45 y 64 años; y el 12,6%, más de 64 años.

En lo que se refiere a los novilleros, es decir, aquellos profesionales que aspiran a ser algún día toreros, el 35,7% tiene entre 16 y 29 años; el 49,2%, entre 30 y 44 años; el 11,4%, entre 45 y 64 años; y el 3,8%, más de 64 años. Es decir, el 64,3% de ellos han llegado a los 30 años sin haber sido capaces de ser toreros y un 15% ya ha cumplido los 45 años. Además, 4 de cada 100 tienen más de 64 años.

En cuanto a los rejoneadores, el 19,7% de ellos tiene entre 16 y 29 años; el 47,6%, entre 30 y 44 años; el 27,9 %, entre 45 y 64 años; y el 4,6%, más de 64 años. Resumiendo: el 32,5% de ellos ya ha cumplido los 45 años.

Los banderilleros y picadores también son colectivos entrados en años. El 8,2% de los banderilleros tiene entre 16 y 29 años; el 44,6%, entre 30 y 44 años; el 32,5%, entre 45-64; y el 14,7%; más de 64 años. Por lo que respecta a los picadores, el 7,8% tiene entre 16 y 29 años; el 37%; entre 30 y 44 años; el 37,9%, entre 45 y 64 años; y el 17,3%, más de 64 años.

Entre los mozos de espadas, el 17,3% tiene entre 16 y 29 años; el 40,4%, entre 30 y 44 años; el 31,9%, entre 45 y 64 años; y el 10,4%, más de 64 años.

Hablamos de un colectivo en el que el 35,63% tiene 45 años o más y en el que, y esto es más interesante, el 9,7% tiene más de 64 años. Entre 16 y 29 años: 2.131 profesionales taurinos, 19,93%. Entre 30 y 44 años: 4.750 profesionales taurinos, 44,42%. Entre 45 y 64 años: 2.769 profesionales taurinos, 25,89%. Más de 64 años: 1.042 profesionales taurinos, 9,74%.

Matadores de toros

Las estadísticas taurinas nos indican que, durante el año 2016, de los 823 profesionales taurinos registrados como matadores de toros, es decir, toreros, sólo torearon alguna vez en algún festejo en plaza 149, es decir, el 18,10% de ellos, o lo que es lo mismo, el 81,9% de los toreros no pisó la arena de una plaza, y si lo hizo no fue para torear. El reparto, como se ve, fue de lo más irregular:

1 de ellos toreó en 58 festejos; 1/52; 1/44; 2/40; 2/37; 1/35; 1/34; 1/32; 1/31; 1/28; 2/27; 1/26; 2/24; 3/23; 1/22; 2/21; 1/19; 2/18; 1/17; 3/15; 1/14; 1/12; 2/11; 8/10; 4/9; 4/8; 7/7; 4/6; 4/5; 11/4; 16/3; 17/2; y 49/1.

¿Dónde ponemos el corte para poder decir que un torero ganó dinero toreando en plaza? Si lo ponemos en 10 festejos, que es dar mucha holgura al asunto, porque la mayoría lo hizo en plazas en que los salarios no son demasiado altos, vemos que 116 de ellos lidiaron toros o novillos en menos de 10 ocasiones. Así que, de 149 que torearon, el 77,85% de ellos lo hizo en menos de 10 festejos, y el 44,29% solo lo hizo en una o dos ocasiones.

Novilleros

Ya hemos visto que en el registro de profesionales taurinos están inscritos como tales 3.168 novilleros, de los que durante 2016 solo torearon algún novillo 123, es decir, el 3,88% de ellos, o lo que es lo mismo, el 96,12% no pisó la arena de una plaza. Y así es cómo se repartieron los festejos:

1 de ellos toreó en 18 novilladas; 1/17; 1/16; 2/15; 2/13; 1/12; 3/11; 5/10; 3/9; 5/8; 7/7; 4/6; 7/5; 5/4; 13/3; 20/2; 43/1.

Dado que estamos hablando de novilleros, su futuro como toreros pasa por lidiar en 10 novilladas sin picadores y en 25 novilladas con picadores para poder acceder a la categoría de torero.

La información de la que nos hemos servido para elaborar este estudio no discrimina entre novilladas sin picadores o con picadores, pero tampoco es importante dado los datos obtenidos.

Vistos los números de la mayoría de estos aspirantes a toreros, es indudable que nunca llegarán a serlo. El 65,85% del 3,88% que consiguió torear en novilladas lo hizo en menos de 5 ocasiones durante el año pasado.

Rejoneadores

De los 405 inscritos en esta categoría, sólo 53 montaron en sus caballos para salir a la arena, es decir, solo lidió toros o novillos el 13,08%, o lo que es lo mismo, no lidió el 86,92% de ellos. Y así se repartieron los festejos:

Uno de ellos intervino en 33 festejos; 1/32; 1/29; 1/27; 1/26; 1/25; 1/24; 2/23; 1/21; 1/20; 1/17; 1/16; 3/15; 1/14; 1/13; 2/12; 2/11; 1/10; 4/8; 1/6; 2/5; 3/4; 4/3; 6/2; 10/1. Como se ve, prácticamente el 50% de ellos no pasó de los 5 festejos.

Jefes de cuadrilla

A modo de resumen de lo desarrollado hasta ahora, si contabilizamos el total de los que se denominan jefes de cuadrilla, es decir, matadores de toros, novilleros y rejoneadores, obtendremos la cifra de 4.396 profesionales taurinos inscritos en estas tres categorías. De todos ellos solo 149 matadores, 123 novilleros y 53 rejoneadores pisaron la arena de alguna plaza en el año 2016 para ejercer como tales. Así que solo 325 de los considerados como jefes de cuadrilla lo hicieron, o lo que es lo mismo, el 7,39%. El resumen es que el 92,61% de los inscritos como toreros, rejoneadores y novilleros no toreó el año pasado. Y si los que contratan y pagan a las cuadrillas, es decir, a los picadores, banderilleros y mozos de espadas, no trabajan, ya me dirán ustedes en qué lo hacen estos subalternos, que suman la friolera de 6.166 personas.

Otro dato que me parece interesante, por lo esperpénticos que son este tipo de festejos, es que el toreo bufo, el que desarrollan los toreros cómicos, está a punto a desaparecer. Si en 2007 se celebraron 37 festejos de estas características, en 2016 han quedado reducidos a 2. A pesar de ello, en el registro de profesionales taurinos aún aparecen 180 personas con la categoría de toreros cómicos.

Plazas de toros

Se sigue manteniendo la tendencia que demuestra que son los pequeños municipios, con sus plazas de tercera categoría, portátiles y “otras”, los que mantienen a duras penas los festejos en plaza, ya que programaron el 79,5% de todos ellos. En las plazas de primera se celebró solo el 9,4% del total y en las de segunda, solo el 11,1%.

De las 1.727 plazas de toros que hay en España, durante 2016 sólo se programaron festejos taurinos en 401, es decir, en el 23,21% de ellas, o lo que es lo mismo, en el 76,79% de ellas no hubo festejos. Solo en 19 se celebraron más de 5 festejos; en 10, 5; en 15, 4; en 30, 3; en 96, 2; y en 231, 1 solo festejo. Como se puede ver, hay más de 1.000 instalaciones que no son utilizadas, y que en caso de ser de propiedad pública y no portátiles, son las administraciones las que tienen que mantenerlas con nuestro dinero, y cientos de ellas son infrautilizadas, ya que en más del 50% de los cosos solo se celebró un festejo taurino.

El récord de festejos lo tiene Las Ventas con 62, y la siguen La Maestranza con 24, Valencia con 17, Albacete con 11, Zaragoza con 11, Santander con 7, Pamplona con 10, Bilbao con 9, Málaga con 9, Algemesí con 7 y Calasparra con 7.

Ganadería de lidia

El número de ganaderías de lidia desciende. Si en 2015 eran 1.341, en 2016 el Ministerio de Cultura contabiliza 1.324, es decir, 17 menos, aunque seguimos sin saber por qué el Ministerio de Agricultura, el MAGRAMA, dice que son 997 (327 de diferencia es mucha diferencia). Como seguimos la línea estadística del primero, diremos que de esas 1.324 solo 302 vendieron algún bovino para festejos en plaza, es decir, el 22,80% del total, o lo que es lo mismo, el 77,2% de las ganaderías no puso ni un sólo animal en un coso taurino durante 2016 para su lidia posterior. Este dato es sumamente importante, ya que uno de los argumentos que nos llegan desde el mundo del toro de lidia incide en que si la tauromaquia desaparece también lo harán las ganaderías que se dedican a la crianza de esta raza de vacuno. Los datos indican que la gran mayoría no vive de estos animales. Quizás el Plan Agrario Común de la UE y sus subvenciones expliquen este extraño fenómeno, aunque nos consta que el sector, consciente de la mala situación, ha diversificado su negocio posibilitando visitas guiadas a sus explotaciones y la organización de eventos como bautizos, bodas, comuniones, fiestas privadas y actividades empresariales de carácter lúdico.

Veamos cómo se ha repartido la venta de animales para festejos en plaza por parte de las 302 ganaderías que consiguieron vender alguno de sus animales:

Una vendió 106 animales; 1/100; 1/96; 1/75; 1/71; 1/70; 2/63; 1/61; 1/60; 1/54; 3/53; 1/52; 1/50; 1/49; 1/43; 2/42; 2/39; 2/38; 2/37; 1/35; 2/36; 3/34; 3/33; 4/32; 4/30; 1/29; 5/28; 2/27; 4/26; 1/25; 1/24; 3/23; 7/22; 6/21; 3/20; 6/19; 6/18; 4/17; 9/16; 6/15; 5/14; 4/13; 21/12; 11/3; 10/17; 9/6; 8/11; 7/12; 6/38; 5/10; 4/33; 2/21.

Esto hace un total de 4.413 animales vendidos para festejos en plaza. Como se puede ver, la disparidad del número de toros y novillos vendidos por unas y otras ganaderías es abismal, pero por sacar una media aritmética, estaríamos hablando de 14,6 animales por explotación, lo que a todas luces reduce el asunto a unos ingresos con los que sería imposible que subsistieran. ¿Dónde podemos establecer el límite para considerar que estas ganaderías son rentables en función de los ejemplares vendidos para festejos en plaza? ¿Lo ponemos en 30 por hacerles un favor de cálculo? De ser así estaríamos hablando de 46 ganaderías que son las que vendieron 30 o más animales, es decir, el 15,23% del 22,8% de las que entraron en el mercado de los festejos en plaza.

Un dato interesante, por la crueldad del espectáculo taurino que recibe el nombre de becerradas, es que, si en 2007 se celebraron 248, en 2016 han sido 163, es decir, 85 menos. Según estos datos podemos decir que el número de animales muertos en este tipo de espectáculo antes de cumplir los 2 años fue por lo menos de 340, poniendo una media de 4 becerros por festejo.

Al número de animales muertos en plazas de toros, debemos sumar los que mueren en las propias ganaderías en entrenamientos de profesionales de la tauromaquia, en lidias a puerta cerrada y en los mataderos una vez desechados tras las oportunas tientas. ¿Su número? Creemos que son miles...

Festejos populares

Mientras, como hemos visto, la lidia de toros y novillos está en descenso, los festejos populares, en sus diferentes modalidades, siguen en ascenso. Si en 2015 fueron 16.383, en 2016 se elevaron a 17.073, es decir, 691 más, lo que en porcentaje se traduce en un aumento del 4%.

Por comunidades éstas son las cifras que nos ofrece el Ministerio de Cultura:

Andalucía: 394 festejos. Aragón: 1.104. Cantabria: 25. Castilla y León: 1.900. Castilla La Mancha: 1.330. Cataluña: 55 (posiblemente sean más). Comunidad Valenciana: 8.937. Extremadura: 550. Galicia: 1. Comunidad de Madrid: 660. Murcia: 62. Navarra: 1.577. País Vasco: 174. La Rioja: 303. Melilla: 1.

El número de bovinos de lidia que son utilizados anualmente en este tipo de espectáculos nos resulta prácticamente imposible de cuantificar. En muchos de estos festejos los animales son reutilizados varias veces y participan en diferentes modalidades. Por tanto, no podemos dar una cifra exacta de los que posteriormente son sacrificados por su participación en los mismos, aunque todos, antes o después, acaban en los mataderos. En este tipo de eventos, además, se utilizan vacas, vaquillas, y por tanto no solamente machos de raza de lidia. Tampoco sabemos a ciencia cierta cómo recoge el Ministerio de Cultura los datos que luego publica. Personalmente me parece una cifra exagerada, y quizás el año que viene podamos dar información de otro medio que nos sirva para saber si estas cifras son reales.

Este elevado número de festejos en la calle o en espacios que se habilitan en los diversos municipios para su celebración e incluso en algunas plazas de toros es, sin duda, el sustento de unas cuantas ganaderías, algunas de las que, como hemos apuntado, no ponen animales en los cosos taurinos para su lidia, aunque nos consta que las que sí lo hacen tampoco ponen ningún reparo en vender ejemplares para este tipo de espectáculos. Como se puede ver, la selección en cuanto a eso que llaman “bravura” ha dejado de tener prácticamente justificación. En realidad, esta cualidad y la otra que se valora mucho en las plazas de toros, el “trapío”, no tienen demasiada importancia en los festejos populares.

Lo cierto es que, quizás, algunos de los jefes de cuadrilla e incluso algunos banderilleros encuentren en este tipo de espectáculos la manera de obtener algunos ingresos, ya que para su celebración es indispensable, en la mayoría de ellos, la presencia de lo que se conoce como 'Director de lidia' y 'Ayudante del director de lidia', con funciones especificadas en los reglamentos de festejos populares de los que se han dotado muchas comunidades autónomas. Estos directores y sus ayudantes tienen que ser toreros, novilleros o banderilleros.

Quizás alguien pueda alegar que no solo hay festejos taurinos en España, y que por tanto algunos toreros e incluso algunos novilleros tienen posibilidad de desarrollar su trabajo en el sur de Francia, Venezuela, Colombia, Ecuador, México o Perú, pero lo cierto es que lo único que hacen es abrir aún más la enorme brecha entre los que más torean, los que lo hacen menos y los que no lo hacen. Las temporadas en esos países, salvo raras excepciones, las hacen los toreros que están más alto en el escalafón español, y los que no lo están tampoco gozan allí de oportunidades, salvo quizás, y en casos puntuales, en festejos de escaso o nulo interés y en plazas de pequeños pueblos. En una ocasión, un taurino me quiso justificar este excedente de toreros y de novilleros por la existencia de lo que se conoce como “sobresaliente”, que es como un torero o novillero reserva, pero su presencia solo es obligada en un festejo en el caso de que los lidiadores titulares sean uno o dos, circunstancia que se da en muy pocas ocasiones.

Además de todo lo apuntado, podemos decir que la tauromaquia es negocio para unos pocos toreros, rejoneadores y ganaderías, como ha quedado demostrado en este análisis, a los que sumaremos unos pocos empresarios que se hacen con la explotación de algunos cosos taurinos, en la mayoría de los casos por muy poco dinero, y subvencionados por los ayuntamientos e incluso por las diputaciones. Lo cierto es que en este mundo, el del toro de lidia, se da la paradoja de que hay toreros que además son ganaderos, incluso empresarios taurinos e incluso apoderados de otros toreros y de novilleros. Del mismo modo, algunos ganaderos son empresarios de plazas de toros y apoderados. Un sector endogámico donde los haya, que resiste a duras penas el cuestionamiento social desde hace algunos años.

Sobre otros datos que nos ofrece el Ministerio de Cultura en lo que respecta al año 2016, parece hacerse especial énfasis en el interés por eventos culturales de los que acuden a festejos taurinos, en el porcentaje de españoles que lo ha hecho alguna vez a lo largo de ese año (el 9,5%), sus edades y en cómo adquirieron las entradas, reconociendo que casi el 21% de ellos no pagó por ver el espectáculo. Para quien esté interesado en alguno de esos detalles, en este enlace tiene los datos.

Las preguntas, analizando lo que hemos aportado en este informe, y con la premisa de que 90 de cada 100 españoles jamás ha ido a un festejo taurino, son: ¿por qué la tauromaquia es Bien de Interés Cultural en nuestro país?, ¿por qué se subvenciona y promociona con dinero público?, ¿por qué es una excepción al maltrato en las leyes de protección animal que tenemos?

A lo mejor hay algún lector que sea capaz de dar respuesta a mis preguntas, pero me tomaré la licencia de ponerlo en duda.

  • Por tercer año consecutivo publicamos el exhaustivo informe sobre la realidad del sector taurino, realizado por el presidente de AVATMA a partir de datos oficiales, así como como de otros procedentes del propio sector taurino

Por tercer año consecutivo (2015 y 2016), y una vez publicadas las estadísticas oficiales por parte del Ministerio de Cultura, ofrecemos este exhaustivo análisis para que los lectores de El caballo de Nietzsche se hagan una idea de cómo está el sector del toro de lidia en España. Hemos utilizado datos de organismos oficiales y del propio sector taurino.