Las organizaciones que ayudan a los animales en los países más desfavorecidos son minoritarias comparadas con las que se enfocan a los animales humanos. Por eso, cualquier proyecto que surja en este sentido es casi un milagro. Global Vets Aid es una de ellas. Esta organización veterinaria sin ánimo de lucro surgida en 2019 está formada por un grupo de veterinarios de diferentes partes de España. Su objetivo es llevar a cabo proyectos que ayuden a animales, fundamentalmente perros y gatos, que viven en las calles. “Nuestro objetivo es ayudar a los animales que se encuentran en las calles sin cuidados veterinarios y en condiciones que suponen un riesgo para su propia vida y para la de los seres humanos. Realizamos, sobre todo, esterilizaciones, vacunaciones contra la rabia y tratamientos antiparasitarios para prevenir algunas de las zoonosis más frecuentes como son: leishmaniosis, dirofilariosis o parasitosis digestivas”, explica Mari Carmen García Aguilera, portavoz de Global Vets Aid.
En noviembre de 2019 realizaron un proyecto de colaboración con Katmandu Animal Treatment Centre, en Nepal: “Durante tres semanas, 11 veterinarios españoles nos desplazamos allí y efectuamos casi 100 esterilizaciones y 415 vacunaciones antirrábicas, entre otras actividades. Además, pudimos hacerles llegar abundantes medicamentos y material clínico, y participamos en tres programas de educación escolar”, detalla García Aguilera.
Cuando ya planeaban su segundo proyecto para 2020 llegó la pandemia. “Como próximo proyecto pensamos en Georgia porque teníamos conocimiento de la situación de tantos perros que viven en las calles de Tbilisi e imaginamos que habría una situación similar en el resto del país. Leímos sobre la GSPSA (Georgian Society for the Protection and Safety of Animals) y descubrimos el fantástico trabajo de su fundador Teimuraz Tsikoridze y la gran labor de sus colaboradores. Entre otras fuentes, leí el artículo sobre perros callejeros en Tblisi publicado en El Caballo de Nietzsche. Por ello, busqué a Teimuraz en Facebook y contacté con él”.
Aunque la situación creada por la pandemia de la COVID-19 impide de momento a los veterinarios españoles de Global Vets Aid viajar a Georgia, tienen ya perfilado el proyecto en colaboración con la GSPSA. Su objetivo es llevar a cabo el máximo número de esterilizaciones posible, así como vacunaciones y desparasitaciones de perros en la calle. Para ello, la GSPSA ya se ha puesto en contacto con algunas protectoras de Georgia en cuyas instalaciones se podrían realizar. “Se haría en tres ciudades fuera de Tblisi, donde la situación es peor y no se prestan servicios veterinarios. Además, estamos contactando con empresas del sector veterinario y laboratorios para pedir donaciones de los medicamentos y material necesario”, señala Global Vets Aid.
Según la GSPSA, es vergonzoso que Georgia sea el país con un mayor número de casos de rabia en Europa, por no mencionar que las peleas de perros son un entretenimiento muy popular, que se celebra a plena luz del día y cuyos vídeos y fotos se distribuyen libremente en las redes sociales.
El plan era que cuatro miembros de la asociación viajaran a Georgia en septiembre para conocer las infraestructuras y programar el proyecto, que tendría, en principio, unas tres semanas de duración. La pandemia lo impidió y su esperanza es poder retomarlo en 2021.
Activismo animalista en Georgia
Mariam Shekiladze, de 24 años y licenciada en Derecho, lleva dos años como voluntaria primero y luego trabajando a tiempo completo para la principal protectora de Georgia, la GSPSA, una organización que solo cuenta con tres trabajadores y un puñado de voluntarios, la mayoría de ellos extranjeros que prestan una ayuda temporal. Su sueño es realizar un Máster sobre Derechos de los Animales en Barcelona. La GSPSA tiene un refugio en Tbilisi en el que alberga cerca de 50 perros traumatizados. No parece una cifra enorme, pero es la que sus recursos pueden abarcar, y no por falta de necesidad, ya que, en un país de 69.700 km2 y 3,7 millones de habitantes, hay alrededor de 500.000 perros en las calles.
Una situación muy dura que se ha visto agravada desde el pasado 21 de marzo, cuando el país se ha blindado al turismo para evitar la expansión de la COVID-19. La falta de turistas que visiten el rico legado cultural y los impresionantes montes del Cáucaso está generando situaciones dramáticas, verdaderas hambrunas entre sus animales callejeros. Y es que los turistas extranjeros que empatizan con los perros y gatos que viven en las calles de ciudades y pueblos georgianos son una gran fuente de alimentación. Además, los extranjeros son los principales adoptantes en Georgia, una sociedad, incluida la influyente Iglesia ortodoxa, que no se caracteriza por el amor por los animales.
Abandonar mascotas, perros en particular, es una práctica común en Georgia. Ahora, con la divulgación de noticias sobre animales infectados de COVID-19 en algunos países, muchos georgianos han creído que también podían transmitir el virus a los humanos, y los abandonos se han incrementado.
La situación fuera de la capital es aún peor. “En las zonas rurales los animales callejeros dependen todavía más de los turistas extranjeros para obtener alimentos y atención veterinaria. Yo alimento a perros y gatos callejeros en la ciudad de Zugdidi y reconozco a los perros recién abandonados. Muestran un comportamiento amable, no se defienden de otros perros o luchan por la comida. Están desorientados y asustados. Y la previsible crisis económica que sobrevendrá tras el confinamiento empeorará aún más la ya terrible situación de los animales callejeros porque a los existentes se les unirán otros que están siendo abandonando”, añade Shekiladze.
Durante sus catorce años de existencia, la GSPSA ha ayudado continuamente a los animales callejeros de diversas maneras, incluyendo los programas de donación de alimentos. Ahora, para afrontar la dramática situación de los animales callejeros a raíz de la COVID-19 puso en marcha el programa 'Help the Strays', con el fin de recaudar fondos para alimentos y medicamentos destinados a animales callejeros en zonas rurales.
En Georgia la muerte de perros no tiene mucha importancia, ya que la práctica habitual para reducir la población canina es disparar contra ellos, incluso delante de la población. Algo que, además de terriblemente cruel, no es efectivo y solo provoca que los animales se vuelvan más agresivos, e incluso que tengan camadas más numerosas. Es lo que ocurre en un país sin una regulación real y efectiva del maltrato animal y donde las autoridades locales encargan a personal no cualificado la captura y eliminación de los animales callejeros.
De nuevo, otro país de contrastes en lo que respecta al trato hacia los animales. Frente a la belleza de sus parajes naturales, como el impresionante Cáucaso y sus numerosos Parques Naturales, su rico patrimonio cultural y la cada vez más cosmopolita Tbilisi, las miradas tristes y los cuerpos esqueléticos y deteriorados por los parásitos y las inclemencias del tiempo. La vida en la calle de esos a quienes muchos llaman el mejor amigo del hombre.
Las organizaciones que ayudan a los animales en los países más desfavorecidos son minoritarias comparadas con las que se enfocan a los animales humanos. Por eso, cualquier proyecto que surja en este sentido es casi un milagro. Global Vets Aid es una de ellas. Esta organización veterinaria sin ánimo de lucro surgida en 2019 está formada por un grupo de veterinarios de diferentes partes de España. Su objetivo es llevar a cabo proyectos que ayuden a animales, fundamentalmente perros y gatos, que viven en las calles. “Nuestro objetivo es ayudar a los animales que se encuentran en las calles sin cuidados veterinarios y en condiciones que suponen un riesgo para su propia vida y para la de los seres humanos. Realizamos, sobre todo, esterilizaciones, vacunaciones contra la rabia y tratamientos antiparasitarios para prevenir algunas de las zoonosis más frecuentes como son: leishmaniosis, dirofilariosis o parasitosis digestivas”, explica Mari Carmen García Aguilera, portavoz de Global Vets Aid.
En noviembre de 2019 realizaron un proyecto de colaboración con Katmandu Animal Treatment Centre, en Nepal: “Durante tres semanas, 11 veterinarios españoles nos desplazamos allí y efectuamos casi 100 esterilizaciones y 415 vacunaciones antirrábicas, entre otras actividades. Además, pudimos hacerles llegar abundantes medicamentos y material clínico, y participamos en tres programas de educación escolar”, detalla García Aguilera.