Entrar estos días en el Centre del Carme Cultura Contemporània de Valencia genera una sensación especialmente sobrecogedora. El espacio, de por sí bello y solemne, se ha llenado de vida, de reivindicación, de sufrimiento pero también de lucha, de esperanza. Es imposible atravesar las salas Ferreres y Goerlich y salir como si nada. Las paredes nos llaman, nos gritan reclamando atención, no nos queda más remedio que mirar, leer, contemplar con el corazón bien abierto, y de forma irremediable algo se mueve en nuestro interior.
“Valencia Capital Animal” es una cita ineludible con el arte, la cultura, el pensamiento comprometidos. Reúne 873 obras de 148 artistas, además de múltiples actividades hasta el 7 de enero de 2018, el mayor evento de activismo cultural en defensa de los derechos de los animales que se celebrado en la ciudad.
La plataforma Capital Animal nació el año anterior en Madrid, donde se celebró el primer gran evento cultural por los animales, con la implicación de La Casa Encendida, Calcografía Nacional, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Matadero, CentroCentro y otros muchos espacios por toda la ciudad. Valencia Capital Animal es el primer nodo de esta plataforma, y cuenta con la colaboración del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana.
“Cada minuto que pasa están muriendo de manera violenta, triste, en soledad, con un miedo insoportable, miles de animales en España. Todos ellos son responsabilidad nuestra. Por esa razón existe este proyecto. Por eso, nos hemos unido, porque los artistas, intelectuales, científicos, músicos, diseñadores… el mundo de la cultura en general, piensa el mundo y lo transforma”, explicaba en la presentación Ángela Molina, fundadora de Valencia Capital Animal.
Su objetivo, decía, es “crear un cambio paulatino en el pensamiento y las creencias de la sociedad. Ayudar a educar a la población en valores morales propios de nuestro tiempo, que incluyan las necesidades de los seres sintientes con los que compartimos el planeta. Por eso queremos apelar a la belleza, al pensamiento crítico, a la razón, al arte y a todo acto creativo que respete la génesis de la creatividad: la vida misma sin exclusiones”.
Como ocurrió con la que se pudo vivir en La Casa Encendida, en Madrid, la de Valencia no es una exposición al uso. En una primera sala la belleza de los animales nos atrapa y nos arrebata nuestra visión antropocéntrica del mundo para dejar paso a la diversidad, a la empatía, a la realidad de esos otros muchos animales que comparten planeta con nosotros. Es un gran homenaje a los seres sintientes con los que hemos evolucionado, por los que hemos sentido una curiosidad mutua y, también, una proximidad emocional formando parte de nuestra cotidianidad, fascinaciones, ideas.
A partir de ahí, pinturas, dibujos, fotografías, esculturas, instalaciones… nos van guiando por la realidad que viven esos animales en nuestra sociedad. Realidades infernales (caza, industria alimentaria, zoos, circos, festejos…) pero también realidades esperanzadoras a las que dan forma diversas formas de activismo. Cada uno de los ocho espacios que forman la Sala Ferreres plantea una problemática y desarrolla un discurso que nos conduce hacia la reflexión y la toma de consciencia sobre cuestiones fundamentales.
Todas las obras que pueden verse en esta parte de la exposición parten del deseo de dar visibilidad a la violencia que se ejerce sobre los animales, a la precariedad de los derechos de algunos de ellos (los domésticos que conviven con nosotros) y a la ausencia total de los derechos más básicos en el caso de todos los demás animales, a nuestro bienestar a costa de su sufrimiento, a la crueldad a las que los sometemos desde que nacen hasta que mueren de mil maneras diferentes. La exposición es el grito de los animales que no tienen voz, el de los artistas que prestan la suya para hacerla audible, y el de los activistas que crean oasis de justicia y de esperanza en un mundo hostil hacia los no humanos.
El día de la inauguración de la muestra, Paco Catalán recibió el premio Valencia Capital Animal por su defensa diaria de los animales. Más de doscientos de sus dibujos, todos entrañables, conmovedores, imprescindibles, se exponen en una de las capillas. Su emoción era evidente al recordar que el Centre del Carme era la escuela en la que él estudio Bellas Artes, y la sala que ahora acoge su obra era el aula de paisaje. Sus viñetas son ya un hábito para sus miles de seguidores en las redes sociales. “Es un activismo individual y personal con lo que más me gusta hacer, que es dibujar. Los dibujos suelo colorearlos con acuarela para aliviar la crudeza que tienen a veces y para que se fijen los más pequeños, que son el futuro”, decía en la presentación. Su exposición se llama ‘Lágrimas sobre papel’ porque son muchas las ocasiones en las que sus lágrimas caen sobre el papel mientras dibuja. Y son muchas más las que lloramos quienes le seguimos.
Otra de las capillas expone los originales de El Roto contenidos en el libro ‘Antitauromaquia’, que recoge también textos escritos por Manuel Vicent a lo largo de veinte años en El País. Valencia Capital Animal incluye asimismo la muestra ‘Vidas ilustradas’ con obras de Roger Olmos, Luiso García y Celeste Ciafarone, así como de una treintena de ilustradores que concurrieron a la convocatoria abierta de la Associació Professional d´il.lustradors de València.
Valencia Capital Animal es también música (Ana Béjar ofreció un concierto el día de la inauguración en uno de los cautivadores claustros del Centre del Carme, donde también se pudo degustar un tapeo vegano solidario), proyección de documentales, una feria vegana (2 y 3 de diciembre), conferencias, talleres para niños, biblioteca y tienda.
Además, los días 10, 11 y 12 de noviembre se celebrará el Encuentro de Pensamiento, en el que participarán Javier de Lucas, catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política; Nuria Querol, médico y bióloga, profesora, fundadora del Grupo para el Estudio de la Violencia Hacia Humanos y Animales; Amparo Requena, creadora y presidenta de la sección de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Valencia; Eduardo Olmedo, Fiscal de Medioambiente de Valencia; Vicente Zaragoza, alcalde de Silla, ciudad declarada libre de maltrato animal; Raquel Aguilar, de PACMA; Óscar Horta, profesor de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Santiago de Compostela; representantes de Faada, Aula Animal, y Proda; Ángela Velasco, investigadora y doctora en Filosofía, especialista en Ética Ambiental, praxis del cuidado para la sostenibilidad y ecofeminismo; Ruth Toledano, activista, creadora y editora de este blog y fundadora de Capital Animal; Leonardo Anselmi, director de la Fundación Franz Weber para Sur de Europa y Latinoamérica; representantes del Santuario Compasión Animal y de El Hogar Animal Sanctuary; Pedro Pozas, director ejecutivo del Proyecto Gran Simio; Carles Gago, activista de Xaloc dedicado a la protección de animales marinos, así como responsables de diversas asociaciones animalistas de la Comunidad Valenciana.
Dentro del ciclo de conferencias, el pasado viernes Rafael Doctor habló sobre cultura y activismo y participó en una mesa redonda junto a Jorge López, artista y gestor de arte contemporáneo; Verónica Perales, profesora en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Murcia; y José Luis Pérez Pont. El próximo 15 de octubre la presidenta de Pacma, Silvia Barquero, presentará ‘Animales. La revolución pendiente’, y se proyectará ‘Tauromaquia’, el corto documental rodado por el videoperiodista Jaime Alekos. El 30 de noviembre Jorge Riechmann, profesor de Filosofía Moral y Política, presentará ‘En defensa de los animales’. En varias convocatorias se podrán ver también los documentales ‘Empatía’, ‘Santa Fiesta’, ‘Febrero, el miedo de los galgos’, ‘Vidas invisibles’, ‘Descubrir la comida’ e ‘Incondicionales’.
Capital Animal es una plataforma plural desde la que proponer y gestionar proyectos para informar, sensibilizar y concienciar sobre la realidad de los animales en nuestra sociedad con el objetivo de facilitar el debate crítico y definir posibles soluciones que construyan una sociedad más justa para todos. Nació en Madrid fundada por un puñado de profesionales decididos a impulsar el activismo cultural, y a ellos se unieron decenas de activistas comprometidos con ese objetivo. En Valencia ha nacido con Ángela Molina, artista audiovisual, creadora del Festival Internacional de Nuevas Tecnologías Ciber@RT, durante siete años responsable del Área de Arte y Nuevos Medios de la Sala Parpalló de Valencia y comisaria de exposiciones; Ángela Montesinos, doctora en Filosofía y experta en Arte y Tecnología; y Amparo Coret, psicóloga, gestora cultural, especializada en arte electrónico, tecnología e innovación.
Es Capital “porque planteamos algo esencial para la evolución del ser humano: que nuestra sociedad tiene que repensarse, pues aún se asienta sobre el concepto caput-capitis (las cabezas de los animales que se poseen como símbolo de riqueza), origen de la explotación a la que éstos son sometidos. Capital, también, como núcleo de población en el que las personas nos organizamos y desde el cual definimos un sistema social, económico, político y, sobre todo, cultural”.
Es Animal “porque es la identidad común a reivindicar. Nos hemos acostumbrado a diferenciar entre humanos y no humanos hasta el extremo de normalizar la violencia que rige la mayor parte de las relaciones que establecemos con los demás animales, olvidando valores que nos enriquecen como humanos, como la compasión, la empatía y el respeto hacia los demás”.
Con todas las herramientas culturales a su alcance, Valencia Capital Animal quiere “poner en marcha la energía que mueve las cosas: el amor, el pensamiento y la consciencia necesarias para producir un cambio en la forma injusta y cruel” de relacionarnos con los demás animales. “¿Cómo podemos frenar siglos de cultura y tradiciones equívocas si no es desde la propia cultura? Vamos a deconstruir y crear un nuevo discurso que, ESTE SÍ, sea merecedor de llamarse humano. Conoceremos la empatía y sacaremos lo mejor de cada uno, porque no podemos progresar como seres evolutivos si no somos capaces de respetar a otras especies. Vivimos en una sociedad de la explotación de muchos para el beneficio de unos pocos y los animales son el eslabón más bajo de esta cadena”.