Alberto Zerain afronta un nuevo reto dentro del proyecto 2x14x8000- #ActitudZerain. En esta ocasión, el objetivo es el Annapurna, de 8.091 metros, la décima montaña más alta del mundo. En esta expedición, Zerain estará acompañado por el joven alpinista Jonatan García, natural de Barakaldo. Juanito Oiarzabal, también presente en la rueda de prensa de presentación del proyecto, y recién llegado del Kilimanjaro, explicaba su actual estado de salud. Aún se está recuperando de una reciente operación de rodilla y de los problemas pulmonares que sufrió el año pasado en el Dhaulagiri. En cualquier caso, el Annapurna no estaba en la lista de Oiarzabal, pues ya tiene dos ascensiones previas a esta montaña.
El experto montañero, ha expresado, asimismo, su propósito de seguir con el proyecto #2x14x8000 el próximo otoño. Será entonces cuando trate de ascender, en compañía de Zerain, el Shisha Pangma, una de las cuatro montañas que le restan para lograr culminar su aspiración de ser la primera persona en escalar por segunda vez los 14 ochomiles del planeta.
Así, esta vez sin Oiarzabal, será Zerain el encargado de apuntarse el Annapurna para el proyecto que patrocina Saunier Duval. La expedición comenzará el próximo domingo día 2, cuando ambos partan hacia Katmandú. Desde allí, tras hacer las gestiones pertinentes, se desplazarán en autobús hacia la localidad de Pokhara, donde da comienzo el trekking que conduce a la región de los Annapurnas.
Espera alcanzar el campo base de la cara norte, a 4.192 metros, hacia mediados de mes, y ponerse a trabajar inmediatamente en la vía. Para su intento, Zerain prevé utilizar la ruta alemana, algo menos peligrosa que la normal francesa, aunque la elección final dependerá del estado en el que encuentre la montaña.
Si todo sale como está planeado, debería hacer cima en torno a la primera semana de mayo. Sería el décimo ochomil para Alberto Zerain, que espera poder participar en otras dos expediciones este mismo año.
Annapurna, asequible pero muy peligrosa
El Annapurna es una montaña famosa por muchos motivos. Fue el primer ochomil en ser escalado, en 1950, por los franceses Maurice Herzog y Louis Lachenal, que además lo lograron al primer intento, algo que no fue posible en ningún otro ochomil.
Sin embargo, él rápido éxito de los franceses no fue más que un espejismo, pues a continuación debieron afrontar un dramático descenso que dejó bien claro algo que luego se ha confirmado una y otra vez: que el Annapurna es el más peligroso de los catorce ochomiles. Actualmente las estadísticas le atribuyen una siniestralidad de en torno al 40%, razón por la cual cuenta con muchos menos intentos que el resto de montañas que superan la cota mágica de los ocho mil metros. Esto lo ha salvado, de momento, de la masificación que sufren otros ochomiles.
Se trata de una montaña con dos vertientes bien diferenciadas. La cara sur es increíblemente escarpada y técnicamente complicada, y en ella se concentran algunas de las rutas más difíciles del mundo. Su cara norte, en cambio, es técnicamente más sencilla, pero en ella los riesgos objetivos que los alpinistas deben asumir son muchísimo mayores que en la mayoría de los demás ochomiles. Se trata de una vertiente muy fragmentada, salpicada de seracs y en la que las avalanchas son extremadamente frecuentes.
Es precisamente este riesgo objetivo el que ha hecho decantarse a Zerain por la ruta alemana, una variante de la normal francesa de 1950, en la que el tramo más peligroso y expuesto a avalanchas se reduce considerablemente, sin que por ello el resto de la ruta pueda considerarse segura.
La gran peligrosidad del Annapurna hace que quienes persiguen la escalada de los catorce ochomiles suelan dejar esta montaña para el final (fue la última para Oiarzabal en 1999). Para Zerain, en cambio, sería el décimo ochomil. Se da la casualidad de que el Annapurna es, además, la décima montaña más alta del mundo. Esperemos que esta circunstancia traiga suerte al alpinista.