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Regreso al campo base por los problemas de Ali Sadpara

Igone Mariezkurrena informaba el sábado por la tarde desde le campo base del Nanga Parbat sobre el descenso de Alex Txikon y sus compañeros:

“Parece que, finalmente, el desenlace, aunque no feliz, tampoco va a ser fatal; pero las cosas se han puesto francamente feas en la vertiente Diamir del Nanga Parbat: esta mañana (sábado), Alex Txikon, Daniele Nardi y Ali ‘Sadpara’ han abandonado de manera precipitada el C4 (7.200 metros) ante los evidentes y graves síntomas de mal de altura que mostraba el paquistaní. A estas horas descansan ya en el campo base. A pesar de que Ali arrastra todavía un intenso dolor de cabeza, mareos y alguna incoherencia al hablar, la situación está, afortunadamente, bajo control.

07:30 y media de la mañana, Alex Txikon vía walkie desde el C4 (7.200 metros): “Esperamos a que las nubes se abran un poco y nos pegue el sol, y en hora y media salimos”.

De nuevo a las 08:00 de la mañana: ¿Qué tiempo nos espera para el descenso? Al otro lado del walkie, esta pregunta resultaba redundante y hacía intuir que algo no iba del todo bien. Sabían de sobra, porque lo habíamos comentado varias veces a lo largo del día anterior, que la jornada venía apacible.

En efecto, a las 08:30 saltaban todas las alarmas. Otra vez Txikon al otro lado: “Tenemos problemas, tenemos que bajar a Ali de aquí cuanto antes, que pierda altura. No vocaliza, dice cosas sin sentido y no es capaz de coordinar su cuerpo; es muy mala señal”.

Cargado con comida, medicinas y una tienda, Muhammad Kan partía del campo base inmediatamente hacia arriba, hacia el C2 (6.700 metros), hasta donde Txikon y Nardi pretendían poder llegar con Ali.

A 7.200 metros de altura, recogían lo que podían en sus mochilas y se apresuraban a emprender el descenso. “Es capaz de caminar por sí solo, pero muy torpe y lentamente”. El último tramo entre el C3 (6.700 metros) y el C4 (7.200 metros) ha resultado especialmente delicado: “Son unos largos que dejamos sin equipar a la subida, y ahora se han vuelto muy peligrosos, Ali viene resbalón tras resbalón”. Desde luego, todos respirábamos más tranquilos cuando llegaban a las cuerdas fijas, aunque aún tendrían que descender la pala de hielo vivo por encima del Muro y el propio Muro Kinshoffer, terrenos que precisan máxima concentración.

Sin embargo, a eso de las 14:00 de la tarde, Txikon volvía a contactar con campo base para confirmar que los tres habían llegado ya al C2 (6.700 metros) y que, aunque aún afectado, veían a Ali bastante más entero. “Ha hablado con Muhammad Kan vía radio y se ha puesto a llorar, lo cuál nos hace pensar que es consciente de su situación; eso es bueno”.

Tras descansar un rato en el C2, lo han visto capaz de hacer un último esfuerzo hasta el C1, de modo que se han adentrado en el corredor donde se han cruzado con Muhammad Kan. Los cuatro juntos, han llegado al C1 a las 17:00 más o menos. Desde allí, ya menos tenso, Alex Txikon nos ha dado algún detalle más de lo sucedido: “Sí que lo vimos muy cansado ayer, pero realmente nos hemos dado cuenta de lo que ocurría cuando a la mañana, antes de partir, hemos visto que se estaba poniendo la manopla a modo de calcetín y viceversa. Le hemos preguntado por su edad y por sus hijos, y la respuesta ha sido totalmente incongruente. También le había oído hacer ruidos raros a la noche, pero no los asocié con nada de esto”.

Lo que ahora Txikon y Nardi, (y todos en el CB), se preguntan es por qué Ali ‘Sadpara’ no los alertó antes de su estado, de que no se sentía bien, puesto que ellos ahora sí comprenden e interpretan que el “extraño” comportamiento del escalador paquistaní ayer, a escasas horas de la cumbre, fue un primer síntoma de lo que se avecinaba. “Depositamos en él toda nuestra confianza para el ataque a cumbre porque la ha hollado en dos ocasiones. Pero anduvo desorientado, como asustado, hasta que repentinamente nos dijo que nos habíamos equivocado de ruta y que no quedaba otro remedio más que volver al C4”. Este es un extremo que, desde luego, deberán hablar cuando las cosas vuelvan a su cauce, porque de momento ninguno de los tres entiende muy bien qué es lo que sucedió, ni siquiera por qué se dieron la vuelta estando tan cerca. Probablemente el cansancio extremo no les dejó pensar con claridad.

Por otro lado, al hablarle de las críticas vertidas a cuenta de la supuesta cota 8.000, Alex Txikon ha respondido, aunque evidentemente sin muchas ganas de hablar sobre ello ahora, que fue una estimación y comentario informal sin contrastar que hicieron vía radio en aquel momento pero que, efectivamente, es más que probable que se quedaran por debajo. “Cuando veamos las fotos podremos hacer una estimación seria, pero ahora no es momento para eso”, a lo que, desde aquí, la autora de las imágenes suma y matiza que la foto difundida no refleja el punto más alto alcanzado ayer.

Por el momento, lo más importante es que la salud de Ali vaya mejorando como ya lo viene haciendo y que pronto se recupere del todo. “Porque el buen tiempo nos ha permitido descender y porque es un tío fuerte como él sólo...”.“