Gran Canaria se ha convertido con los años en un destino de vacaciones muy popular, tanto para el turismo nacional, como para los europeos en general. Una isla que atrae un elevado número de personas al año que buscan desconectar de la rutina diaria y disfrutar de sus preciosas playas y maravillosos paisajes llenos de contrastes. Sin embargo, es un lugar que con los años ha pasado de ser considerado un destino idílico para las vacaciones estivales a serlo a lo largo de todo ella año gracias a su privilegiada climatología.
Por ejemplo, la temperatura media en Gran Canaria en verano ronda entre los 26 y 28 grados, aunque en ocasiones se superen los 30, mientras que en invierno suele oscilar entre los 22 y los 24 grados. Sin duda, unas temperaturas muy agradables todo el año, lo que invita a recorrer sus caminos independientemente de la estación en la que nos encontremos. Si bien es cierto que en verano es cuando más tendemos a salir al medio natural para hacer actividad, en algunas regiones europeas las temperaturas pueden ser tan extremas que nos echen para atrás, mientras que en Gran Canaria, generalmente, encontraremos un clima más moderado. Y cuando el invierno arrecia y nos limita las salidas, una vez más, Gran Canaria se convierte en uno de los destinos preferidos para los senderistas o todo aquel que quiera hacer actividad al aire libre.
Las temperaturas desde octubre hasta abril son agradables y el sol apenas se oculta tras las nubes. Si a esto le sumamos, su gastronomía, la gente encantadora de la isla y que es un lugar que tiene de todo para ofrecer a los amantes del senderismo, desde recorridos más sencillos por la costa, a rutas de un día, o varios días, o lugares tan emblemáticos como el mirador del pico de Las Nieves, situado en el mismo centro de la isla, a 1.949 metros de altitud, y que representa la mayor altitud de Gran Canaria, vemos que la oferta es tan variada como interesante.
Caminos que nos descubrirán desiertos, como las dunas de Maspalomas, un espacio natural único de 400 hectáreas situado en el sur de la isla; paisajes volcánicos, como la caldera de los Marteles, ubicada en la región oriental de la parte más alta de la isla, o la caldera de Bandama, muy cerca de la ciudad de Las Palmas; así como playas únicas de arena amarilla o negra, costas abruptas y pueblos muy pintorescos.
Un continente en miniatura
Como ya hemos comentado, Gran Canaria es un destino soñado para los amantes del senderismo y el turismo activo en general durante todo el año, pero especialmente en los meses de invierno y otoño. Es, por así decirlo, como un pequeño continente en miniatura, por el que caminar por lugares únicos y respirar un aire puro con una temperatura moderada todo el año. Una isla diferente a cualquier otra, incluso dentro del propio archipiélago canario, que te ofrecerá la mejor oportunidad para disfrutar de su curiosa y particular naturaleza.
Mientras que el resto de Europa se “recoge” durante los meses más fríos, cuando las inclemencias meteorológicas se convierten en la norma diaria durante los meses de invierno e incluso otoño, en Gran Canaria se sigue disfrutando de unas condiciones únicas. Durante esos meses de invierno de jornadas más grises y cortas, Gran Canaria disfruta de un sol y una luz especial que ilumina los caminos que recorren su orografía y te permiten exprimir cada segundo del día, ya sea sobre la fina arena de la playa o entre montañas en las que las flores siguen abriéndose para demostrar esa envidiable temperatura y condiciones que ofrece este reducto canario.
Gran Canaria es el enclave ideal para hacer un paréntesis en el día a día, huyendo de las bajas temperaturas que nos limitan las actividades en el exterior, y disfrutar de la naturaleza como lo haríamos en verano en otros puntos de la geografía nacional o europea.
Paraíso del outdoor
Como ya hemos dicho, Gran Canaria es un destino perfecto para disfrutar de los deportes outdoor, tanto en sus playas -windsurf, vela, buceo, etc.- como en el interior, recorriendo senderos que bordean la isla o incluso la atraviesan, o escalando en algunas de sus escuelas.
Su particular e intrincada orografía es uno de los grandes alicientes de Gran Canaria, así como sus exquisitos y peculiares paisajes en los que se mezclan de forma natural y en su justa medida palmerales y pinares con barrancos y senderos reales que se enredan por las montañas y bordean la costa formando un crisol de paisajes cambiantes que a nadie dejan indiferente.
Pese a que es injusto destacar solo algunos de estos recorridos sobre el resto es, por otro lado, imposible citar todos los que ofrece Gran Canaria por lo que a continuación os recomendamos algunos que nos parecen muy interesantes como primera toma de contacto.
Sin duda, el símbolo por antonomasia de Gran Canaria es el Roque Nublo, un gigantesco monolito rocoso de 65 metros de alto formado tras una erupción volcánica y situado a más de 1.800 metros sobre el nivel del mar. Un enclave hacia el que todo el mundo que llega a la isla dirige su mirada con cierto anhelo, y no es para menos, ya que desde el Roque Nublo se disfruta de una visión 360º de la isla como pocos puntos en Gran Canaria pueden ofrecerte. Por este lugar pasa una preciosa ruta circular que nace en el aparcamiento de Degollada de La Goleta y que guiará nuestros pasos hasta esta icónica estructura natural.
Otra ruta que no podemos pasar por alto, y a tan solo 20 kilómetros de la capital, es la que nos lleva a conocer la caldera de Bandama tan de cerca que incluso la podremos bordear sintiendo el vértigo de las vistas a cada paso. O el denominado Camino de la Plata, una ruta que atraviesa la parte central de la isla y te permite ver la caldera de Tejeda, el Roque Nublo y el Roque Bentayga. Un recorrido por Tamadaba que nos acerca a la zona forestal más densa de la isla repleta de verdes pinares.
Rocódromo al aire libre
Gran Canaria puede ser también un destino idílico para los amantes de la escalada en roca que ven como el frío y la lluvia que acompaña al invierno dificulta la práctica de esta disciplina en la península. Su privilegiado clima, y esa singular orografía volcánica, sitúan a Gran Canaria entre los destino predilectos de los escaladores en temporada invernal.
La roca en Gran Canaria, de origen volcánico, es ideal para la escalada por su gran solidez y adherencia, a lo que hay que sumar el efecto de la erosión a lo largo del tiempo que terminó de modelar los elementos que hoy caracterizan el paisaje isleño, con sus característicos barrancos, acantilados, cresterías, calderas y roques. En ellos se ofrece el más completo repertorio de fisuras, chimeneas, placas, diedros, extraplomos, techos, etc. que hacen de Gran Canaria un gigantesco rocódromo al aire libre con infinitas posibilidades aún por descubrir.
A día de hoy, Gran Canaria cuenta ya con algunas escuelas de escalada de renombre como Tamadaba o La Sorrueda, pero lo más importante es que es un destino que se encuentra en constante crecimiento y en el que no dejan de abrirse nuevas zonas y vías escalables.
En el noroeste nos encontramos la ya citada Tamadaba, a más de mil metros sobre el nivel del mar, y que fue considerada la cuna de la escalda en la isla. Una escuela con impresionantes paredones por donde discurre la famosa vía 'Emiliano Zapata'.
En el otro extremo, en el sur, nos encontramos el nuevo escenario de la escalada deportiva y del búlder canario: La Sorrueda, en el barranco de Tirajana, muy cerca de Santa Lucía. Esta zona, junto con el barranco de Fataga y los de Berriel y Ayagaures son los enclaves más populares para disfrutar de la escalada en la zona sur de la isla.
En el centro de la isla no podemos pasar por alto algunas zonas emblemáticas como el Roque Nublo, conglomerado basáltico con doce hermosas vías y numerosas variantes de dificultad, que constituye el origen de la escalada isleña.
Cerca del Nublo se encuentra el circo rocoso Ayacata, santuario de la escalada tradicional que concentra el mayor número de vías clásicas de variada longitud y dificultad, y algo más alejadas, El Pino y El Aserrador, con las vías más altas en pared de conglomerado basáltico de todo Gran Canaria.
Otros roques escalables son el Palmés, en el Toscón de Tejeda, Betancuria, en Ayacata, o Narices, al pie de la cara norte del Roque Bentayga, este último de escalada restringida por su valor arqueológico.
Sin duda, un variado y extenso menú, tanto para caminar, como para escalar, del que podremos disfrutar en condiciones óptimas a lo largo de todo el año, algo que pocos lugares pueden ofrecer.