Fue gracias a una reseña de la vía Directa, en la que se hablaba de “magnífico granito”, “fisuras ideales”, “pared solitaria” y alguna que otra expresión de esas que no le pasan por alto a un amante de la escalada íntima y tranquila, que llegué a conocer esta pared. Una región que permite el alpinismo lejos de las masificaciones y las zonas de moda. Los comentarios eran suficientemente atractivos como para alimentar las ganas de conocer la pared. ¡Y se quedaron cortos! Fue escalar en esta pared y las ganas de regresar a ella fueron inevitables. He vuelto en cuatro ocasiones... ¡por ahora!
No me extraña que su principal impulsor y ‘casi’ descubridor se quedara prendado de ella y regresara una y otra vez para abrir seis de las 18 vías conocidas de esta pared. ¡Una tercera parte de las vías! ¡Casi nada!
Ese personaje se llama Jordi Lluch y su idilio con la pared sureste de la Maladeta comenzaba la primavera de 1974, acompañado de su inseparable pareja Montse. Ese metro y medio de humanidad, como alguna vez el mismo la ha definido.
Seguramente son pocos los escaladores de este país que vivan y hayan vivido la escalada de una manera tan apasionada como Jordi Lluch. Tanto, como para abandonar la comodidad de un trabajo “bien visto”, rodeado de planos en una empresa de ingeniería hidráulica, y lanzarse a “otra comodidad”, la de los vivacs por diferentes valles pirenaicos entre crestas y paredes.
En Mayo de 1974, la pareja llega a Benasque en autobús. Durante cinco meses deambulan de valle en valle, acompañados en ocasiones por amigos que se van acercando esporádicamente hasta donde ellos están. Valle de Remuñe, Perramó y tantos otros valles van viendo como la pasión casi obsesiva por sus montañas no decrece en ningún momento, tanto abriendo, como repitiendo ascensiones. Fue en una escalada a la cresta de Cregüeña cuando descubren la pared sureste de la Maladeta. Hasta ese momento, sólo surcaban los muros del contrafuerte una fácil Bourbaud-Odille, situada totalmente a la derecha de la pared y una desconocida vía Sol-Valleau en el centro de la pared, de la que sólo su diedro anaranjado de entrada y la gran chimenea por encima de ella eran evidentes.
Días después, la pareja se encuentra ya encaramada en el granito del pilar situado a la derecha de la pared, el más corto y de aspecto menos duro. Pero a media pared la tormenta les obliga a abandonar. Semanas después regresa con un amigo y acaban sin problemas la vía empezada, Toni Gallifa. En septiembre regresa de nuevo con Montse, que había “desertado” momentáneamente, dejando en la pared su segunda ruta, la vía Montse.
Casi nadie les creyó, tras el regreso de su primera peregrinación de meses por el Pirineo, cuando hablaban de una pared de magnífico granito en un recodo solitario y salvaje del Pirineo. Así que, aprovechando los cursillos de perfeccionamiento que su club organizaba en verano, fue “engañando” a algún que otro incauto que le fue acompañando en las primeras aperturas.
El origen de la ‘Directa’
Un año después, en 1975, regresa a la pared para intentar la que después acabará siendo la Directa, pero tras olvidar los estribos y uno de los martillos y después de abrir tres largos, acaba saliendo a la izquierda por el atractivo, aunque más fácil, gran diedro del centro de la pared. ¿Qué otra cosa se puede hacer cuando para completar cada largo hay que realizar una original maniobra para pasarse el martillo que permite clavar el primero y luego desclavar el segundo? Evidentemente el nombre de la vía no ofrecería dudas, vía del Diedro.
Como no ha quedado satisfecho, regresa al año siguiente aprovechando un nuevo cursillo de perfeccionamiento, ya que los comentarios sobre la pared siguen sin generar adeptos. En esta ocasión no aparecen nuevas “incidencias” y consigue enderezar la vía y, ahora sí, ya tenemos la Directa, seguramente una de las vías más bonitas de la pared y sin duda la imprescindible.
Salvo una incursión de los hermanos Gamarra, una semana después de la apertura de la Directa, en la que inauguran su vía, las aperturas se paran en la pared y no es hasta cinco años después que, ¡como no!, Jordi Lluch regresa de nuevo para inaugurar dos nuevas vías. En ambas ocasiones consigue que se apunte un primer creyente, Joan Quintana. Primero será el turno de la Catalunya, una vía técnica y difícil. Al año siguiente regresan y, tras escalar el magnífico diedro de granito naranja de la Sol-Valleau (de los pocos datosque se tienen sobre esta vía), continúan enlazando muros hasta conectar en la parte superior con los últimos largos de la vía Montse. El nombre de la vía pone de evidencia lo que disfrutaron con su escalada: Felicitats. Con ella cierra su etapa aperturista en esta pared, dejando firmadas 6 vías, más una en la vecina pared del Pico Maldito dentro del mismo circo (pilar GPHM).
Evidentemente, Jordi y Montse acabaron dejando definitivamente los trabajos “bien vistos” para montar una pequeña tienda de deportes de montaña en Barcelona. Hoy la pareja escala prácticamente con la misma pasión que cuando descubrieron la pared de la Maladeta, aunque al nivel que el paso de los años les permite.
Mientras tanto, en la pared sureste de la Maladeta se fueron abriendo más vías, aunque sin duda alguna hay una que destaca por su ejecución y por su autor: la vía Javier García Picazo, abierta en solitario por Antonio García Picazo, y dedicada a uno de sus hermanos.
Tan solo unos meses después de que en Montrebei se embarcara en la aventura de abrir en solitario, la que seguramente fuera la primera vía abierta en este estilo en España, Antonio da una vuelta más de tuerca y se acerca hasta la Maladeta para intentar abrir una vía en solitario y en invierno. ¡Solo y en invierno! La mala suerte hace que una fuerte tormenta invernal le sorprenda mientras abre vía en la parte inferior. Tras aguantar dentro del saco, al límite y sin las modernas hamacas-tienda de pared actuales, Antonio se retira después de cinco días en la pared, tres de ellos atrapado por la tormenta en una repisa sin poder salir del saco que ya tiene empapado por la gran nevada. La mañana del quinto día en pared emprende una retira que le lleva, extenuado, hasta la cabaña de pescadores al pie del valle de Cregüeña, desde donde había comenzado su aventura siete días antes.
Pero los malos momentos se olvidan rápido así que seis meses después, en el verano de 1983, regresa a la pared para acabar lo empezado y dejar una estética línea en el centro de la pared, donde los dos diedros paralelos característicos llaman poderosamente la atención y en la que el gran muro superior remata una vía de esas que vale la pena no perderse. En los últimos tiempos la vía ha visto como los nuevos materiales y el gran nivel de algunos escaladores actuales permitían realizar su escalada totalmente en libre. ¿Qué mejor homenaje se le podría hacer a su autor?
De coche a coche
Por mi parte, y después de escalar la Directa seducidos por los comentarios sugerentes de aquella reseña, regresamos para trazar una línea que tiene como objetivo la atrayente fisura que ralla la gran placa final, a la izquierda de la vía del Diedro.
En pleno mes de agosto, mi compañero Pañella y yo remontamos el valle de Coronas cargados con una mochila grande y otra pequeña cada uno y con suficiente material para abrir y dejar en la vía. Desde el collado de Cregüeña bajamos hasta la parte final del lago donde instalamos el vivac bajo una gran piedra desplomada. Al día siguiente subimos hasta el pie de la pared para llevar el material y estudiar la mejor línea a seguir con el fin de llegar hasta la fisura final. En torno al medio día, decidimos entrar por un bonito diedro, y de lo más estético, justo a la derecha del marcado diedro de la Sol-Valleau. La estrecha fisura del diedro resultó ser ideal para los empotradores pequeños y clavos universales.
No llevamos sacos ni material para vivaquear pero nos animamos y seguimos, primero por un fino y delicado flanqueo de placa, para continuar luego por una vertical fisura que pasamos en artificial y libre difícil. Cada vez más espitosos decidimos continuar. Tras los difíciles dos primeros largos, seguimos por un terreno fácil que en su parte final coincide con la vía de la Montse en un corto tramo, compartiendo una reunión. Aún tenemos tiempo para abrir otro largo hasta una buena repisa. Más contentos de lo previsto, decidimos dejar el material en la repisa y rapelar dejando fijadas las cuerdas que llevamos: dos de 60 metros para escalar y un cordino auxiliar de 7 mm. En el descenso, mi compañero decide asegurar el delicado flanqueo en placa del inicio del segundo largo colocando un spit.
Ya de noche llegamos al vivac donde descubrimos que algún “bichejo” comparte con mi compañero el gusto por el buen Cantimpalo ya que ha agujereado una mochila y ha dado buena cuenta él.
En el vivac resulta curioso comprobar como cada día nutridos grupos de personas se acercan hasta la entrada del lago de Cregüeña sin continuar más allá, por lo cual mi compañero y yo disfrutamos de una total y absoluta soledad, no sólo ya en la pared, sino incluso en el rincón donde nos hemos instalado.
Al día siguiente remontamos por las cuerdas que hemos dejado, mientras probamos si la vía puede salir sin clavar, aprovechando el material que hemos dejado colocado. Durante el día se van sucediendo los largos y finalmente escalamos la bonita fisura de la placa final. Así nació Eterna Juventud y en ella dejamos una treintena de clavos entre reuniones, pasos de artificial y los tramos más difíciles. Esos clavos los llevamos expresamente para dejar en la pared, con la idea de que la vía se repitiese llevando solamente empotradores y friends. Una decisión que nuestros hombros aún recuerdan. En dos ocasiones más regresamos a la pared. Una para escalar la vía Montse y la otra con Begoña, mi mujer, para escalar la vía del Diedro.
Excepto en la apertura de Eterna Juventud, donde lógicamente nos instalamos durante dos días cerca de la pared, el resto de vías las hemos escalado siempre siguiendo nuestra teoría del mínimo peso, o sea, de coche a coche en el día y sólo con el material de escalada. Un día largo y duro, una vez por el valle de Cregüeña y el resto desde Vallibierna-Valle de Coronas, pero así es como nos gusta, aunque supongo que a Begoña después de la experiencia, quizás no le pareciera tan bien.
En la pared han ido apareciendo vías, algunas de ellas algo forzadas, pero seguramente, la que acaba de cerrar el círculo sea la última de ellas: Territorio Comanche. Abierta en el invierno de 2001 por Jordi Corominas y Jordi Tosas, seguramente representa, junto a la liberación de los artificiales de la Picazo (hasta 6a+), la concepción más moderna, ética y elegante de la pared. Su apertura totalmente en libre (hasta 6c/7a), en invierno y sin coincidir con ninguna de las vías existentes, representa la guinda final a una pared que no resultará indiferente, si se está dispuesto a dejarse llevar por las sensaciones de una de las paredes de granito más sugerente de los Pirineos.
LAS VÍAS DE LA PARED S.E. DE LA MALADETA
En el contrafuerte sureste se tiene información de 18 vías. De entre todas ellas, seguramente la Directa, del Diedro, Montse, Javier García Picazo y Eterna Juventud sean las más repetidas. Reseñamos aquí también la última en ser abierta: Territorio Comanche, como claro exponente de vía de concepción moderna.
1- Vía Metamorfosis. L. Ortas, B. Brun y J.Olivan (4/8/1985): 320 metros, MD+.
2- Vía Montse. Montse Martínez y Jordi Lluch (5/9/1974): 320 metros, MD,A1.
3- Roché-Dauffy. (1974): (No hay disponible más información de la vía).
4- Vía Sol-Valleau. (1962): (No hay disponible más información de la vía)
5- Vía Eterna Juventud. F. Pañella y R. Vadillo (3/8/1994): 290 metros, MD,A0.
6- Vía Felicitats. L. Lluch y J. Quintana (2/7/1982): 280 metros, MD, A1.
7- Ostegun urdin batean. R. Soto y I. Errazti (14/8/1994): 250 metros, MD+,A2.
8- Vía Javier García Picazo. Antonio García Picazo “solo” (4/9/1983): 310 metros, MD,A2.
9- Vía Territorio Comanche. Jordi Corominas y Jordi Tosas (febrero 2001): 270 metros, 6c/7a.
10- Vía Del Diedro. J. Lluch y F. García (10/7/1975): 280 metros, MD.
11- Vía Directa. J. Lluch y F. Minguillón (19/7/1976): 300 metros, MD,A1.
12- Vía Raibow Warrior. A.G.Picazo y M. Lence (18/8/1985): 300 metros, MD,A1.
13- Vía Catalunya. J. Lluch, J. Quintana y X. Nicolau (21/6/1981): 300 metros, MD,A1.
14- Vía Diedro Merlín. J.L.André y V. Fernández (7/7/1984): 250 metros, MD.
15- Vía Toni Gallifa. J. Lluch y J. Parés (26/7/1974): 250 metros, MD,A1.
16- Vía del Cliente. X. Teixidó, F. Cobo y F. Muñoz (17/11/1993): 250 metros, MD.
17- Vía Gamarra. J. y A. Gamarra, I. Fernández (27/7/1976): 240 metros, MD,A1.
18- Vía Bourbaud-Odille. G. Bourbaud y V. Odille (17/8/1973): 240 metros, D.
CONTRAFUERTE SURESTE DE LA MALADETA
- Primer acceso (recomendable). Desde el Valle de Vallibierna (cabaña de Coronas), remontar hacia el norte por el Valle de Coronas, camino del Aneto, hasta el primer lago de Coronas. Dirigirse a la izquierda (oeste) hasta el collado de Aragüells. Pasar a la vertiente de Cregüeña y flanquear bajo la cresta de Cregüeña en dirección a la pared sureste de la Maladeta (visible desde el collado), sin perder altura (4 horas). En primavera y principios del verano serán necesarios los crampones para el flanqueo desde el collado de Aragüells y para la canal de bajada. En verano, el acceso por la pista hasta la cabaña de Coronas se realiza con los autobuses públicos habilitados para ese fin.
- Segunda acceso (más duro). Desde el puente de Cregüeña remontar el bosque por fuerte pendiente hasta la pleta de Cregüeña y después por pendiente empinada hasta llegar al lago del mismo nombre. Lo bordeamos por la izquierda hasta el final y remontamos la pendiente hasta la base de la pared (aproximadamente 4h 30’).
- Base. Lago de Cregüeña, en la base de la pendiente de acceso a la pared. Hay varios vivacs montados en las rocas de la orilla izquierda, al principio del lago, y algún otro en la parte final del lago, al inicio de la pendiente de acceso a la pared.
- Descenso. La pared acaba en una loma que se convierte en cresta en dirección a la cima principal de la Maladeta. A medio camino encontramos una pequeña brecha de la que nace un corredor a la izquierda. Descender por ese corredor (crampones a principios de verano y piedras empinadas e incómodas al final) para continuar bordeando por la base de la pared que lleva hasta el inicio de las vías.
- Material. Depende de la vía y la dificultad, pero un juego de empotradores y otro de friends serán imprescindibles. No hay que olvidar que se trata de una pared ‘alpina’, por lo que no está de más llevar algunos clavos variados (extraplanos para los largos inferiores, universales y V para los centrales y superiores).
Selección de vías:
Vía Directa
- Primera ascensión: J. Lluch, F. García y F. Minguillón (19/7/1976).
- Desnivel: 300 metros.
- Dificultad: MD, A1 (o 6a).
- Material: empotradores, friends (nº 4 para el último largo), cordinos largos. Pueden ser útiles algunos clavos (un extraplano de punta) para el primer largo.
- Itinerario: comienza bajo el gran techo característico, siguiendo su fisura de la derecha. Superar un pequeño desplome justo encima de la reunión y seguir durante dos largos por la evidente fisura. Después de un flanqueo a la izquierda, remontar una fotogénica placa fisurada. Flanquear a la derecha y seguir los diedros y fisuras que, con tendencia a la derecha, llevan hasta debajo del peculiar y visible bloque conocido como el trampolín. Por su derecha, una ancha fisura de puños (o A1 de tacos y friends grandes) permite superarlo. Seguramente el primer y el último largo sean los más difíciles de la vía. Si sólo se piensa hacer una vía en la pared, esta es sin duda la imprescindible.
Vía del Diedro
- Primera ascensión: J. Lluch y F. García (10/7/1975).
- Desnivel: 280 metros.
- Dificultad: MD-.
- Material: similar a la vía Directa, pero sin el friend nº 4.
- Itinerario: remontar los dos primeros largos comunes con la Directa. Desde la R-2 seguir un sistema de diedros y fisuras fáciles hacia la izquierda durante dos largos. Remontar y superar una atlética placa fisurada a la que siguen unas placas más tumbadas y fáciles con tendencia a la izquierda. Seguir por terreno fácil de bloques hasta entrar en el gran diedro final, característico de esta pared, que se remontar durante dos bonitos largos. Durante tiempo, está fue la vía clásica de la pared.
Vía Montse
- Primera ascensión: J. Lluch y M. Martínez (5/9/1974).
- Desnivel: 320 metros.
- Dificultad: MD, A1.
- Material: empotradores, friends, cordinos largos y algunos clavos variados.
- Itinerario: comienza por el marcado pilar de la izquierda de la pared, justo donde ésta cambia un poco su orientación. El primer largo cuenta con cuatro pasos de artificial (alguno clavado) pero si se va fuerte y hábil con el manejo de fisureros y friends pequeños, se puede pasar en A0-libre. Después de un fácil segundo largo, seguir una cornisa herbosa a la derecha para luego superar unos bloques hasta una vira que se sigue hacia la izquierda. Superar un diedro y una corta chimenea y seguir una cornisa hacia la izquierda hasta el borde del pilar. Remontar el pilar durante 6-7 largos en los que se van sucediendo tramos de lo más variado (placas, fisuras, diedros y algún desplome). Esta mitad superior es la parte más bonita de la vía y en especial sus dos últimos largos. Junto con la Directa y la del Diedro, conforman la ‘trilogía’ de las clásicas de la pared.
Vía Eterna Juventud
- Priemra ascensión: F. Pañella y R. Vadillo (3/8/1994).
- Desnivel: 285 metros.
- Dificultad: MD, A0.
- Material: el mismo que para la vía Montse.
- Itinerario: comienza justo a la derecha del destacado diedro naranja de la vía Sol-Valleau, en un bonito diedro gris de fisura estrecha. Salir a la izquierda a medio diedro, remontando unos metros por el borde hasta que se pierde en el desplomito final del diedro. De la reunión seguir a la izquierda por una fina placa protegida por un spit, y remontar la fisura con algún tramo desplomado. Estos dos largos pueden requerir clavar algún clavo aislado si se quiere pasar en artificial, complementando el material que hay puesto. Si se va fuerte se pueden pasar en A0-libre, reforzando con fisureros pequeños. Seguir por terreno fácil de bloques hacia la izquierda montando reunión conjunta con la R-3 de la vía Montse. Seguir el primer diedro conjuntamente con esta vía para continuar con tendencia a la derecha, superando una pequeña chimenea. Seguir una vira a la derecha y remontar en vertical unas fisuras y diedros hasta la base de la gran placa final a la izquierda del Gran Diedro. Remontar la bonita y evidente fisura de dos largos hasta el final de la pared. Su placa fisurada fina, llama la atención desde la base de la pared.
Vía Javier García Picazo
- Primera ascensión: A.García Picazo, solo (4/9/1983).
- Desnivel: 310 metros.
- Dificultad: MD, A2 (en libre hasta 6a+).
- Material: empotradores, friends, cordinos largos y clavos variados (incluir V y extraplanos).
- Itinerario: comienza por una fisura a la mitad entre Eterna Juventud y Directa. Le siguen dos largos hacia la derecha que alternan el libre con el artificial técnico. Dos largos más por fisuras y diedros hacia la izquierda para continuar por otros dos hacia la derecha que llevan hasta los dos diedros paralelos característicos del centro de la pared. Se superan con algún paso en artificial y se sigue directo para ir a buscar el gran pilar final a la derecha del Gran Diedro. Se remonta el pilar, primero por la izquierda siguiendo un diedro, luego por el mismo borde del pilar, para volver de nuevo a la izquierda en el último largo. Esta vía se ha escalado en libre, saliendo varios largos de 6a y 6a+, poniendo seguros.
Vía Territorio Comanche
- Primera ascensión: J.Corominas y J. Tosas (2001).
- Desnivel: 270 metros.
- Dificultad: hasta 6c/7a.
- Material: empotradores, juego de Camalots y Aliens. Cuerdas de 60 metros.
- Itinerario: comienza por la fisura de la izquierda del gran techo característico de la Directa, en la base de la pared. El primer largo es el más duro (6c), una mantenida fisura de dedos que puede serlo aún más en verano al desaparecer la nieve de la base y alargar la tirada. Sigue un largo un poco menos difícil hasta llegar a la base de los característicos diedros paralelos de la Picazo. Remontar el de la derecha. Este largo se puede fraccionar en dos, haciendo una reunión intermedia. Flanqueo a la derecha para seguir directo por fisuras y diedros en el margen derecho del pilar final de la Picazo (este largo también se puede fraccionar en dos). De forma directa sigue el último largo que es también el más fácil (V+). La última obra maestra de la pared. La vía más difícil y directa, en el estilo más elegante y limpio...¡y además en invierno!