Para lograr nuestro objetivo vamos a comenzar reconociendo los factores que afectan al rendimiento:
Factores físicos: a nadie se le escapa que es importante pero no decisivo ni excluyente la talla, el peso, el equilibrio entre masa muscular y grasa necesaria, la estructura ósea, etc. Todos estos factores son algunas de las características que por selección natural nos hacen disponer de más posibilidades de cara a ciertas actividades en un medio natural.
Factores fisiológicos: resistencia, fuerza, velocidad, potencia, flexibilidad, elasticidad, tipo de fibras dominantes... El rango en cada una de estas capacidades es lo que marca la diferencia en el resultado de nuestro rendimiento. Es conveniente que se trabajen todas conociendo cual se trabaja en mayor medida y por qué.
Factor destreza: asimilación de la técnica, habilidad, coordinación, adaptación a los cambios. Es importante conocer el grado de habilidad del que disponemos para asimilar ideas nuevas, conceptos, técnicas, situaciones, etc. Esto será representativo pero no determinante.
Factores psicológicos: como la motivación, la ansiedad, la canalización de la agresividad, el bloqueo, los catalizadores, la concentración o el miedo son elementos que pertenecen a esa otra parte de nosotros que no tiene un peso específico en una báscula, que no se puede medir en centímetros y mucho menos tiene una capacidad finita, pero que en muchos casos pesa más incluso que nosotros mismos. En determinadas circunstancias, llegan incluso a convertirse en barreras demasiado altas.
Existen otros factores que también debemos tener en cuenta como son los factores genéticos, sociológicos, etc. Estos pueden llegar a ser muy importantes, sobretodo si somos capaces de saber de qué forma concreta nos afectan.
Buscamos un mayor rendimiento basándonos en el entrenamiento y trabajando sobre los factores que determinan nuestra condición en la medida de nuestras posibilidades. Siempre hemos de tener clara la equidad: ENTRENAMIENTO = ADAPTACIÓN BIOLÓGICA
Somos conscientes de todos los factores implícitos en el rendimiento, resultado del entrenamiento o no, pero son la suma de las diferentes adaptaciones las que nos van a proporcionar un resultado global para afrontar la actividad que deseemos realizar.
Es propio que todo entrenamiento posea uno o varios objetivos, los cuales son distintos a las metas. Estos objetivos son las razones que nos impulsan a practicar ciertas actividades e incluso a prepararnos para poder afrontarlas lo mejor posible. Los objetivos los podríamos definir como los principios básicos de todo tipo de entrenamiento los cuales no se deben olvidar ya que hacen que un entrenamiento
tenga coherencia con la adaptación biológica. No es necesario que se tengan que dar todos siempre.
Son muchos los autores que hablan de los objetivos del entrenamiento (Bompa, Harre, C.O.AC., etc.), analizando estos textos y extrayendo lo que dicen llegamos a la conclusión de que lo que se busca con estos objetivos es divertirse y desarrollarse hasta:
1. Alcanzar y aumentar un desarrollo multilateral.
2. Mejorar el desarrollo físico específico.
3. Perfeccionar la técnica y la táctica.
4. Fortalecer el estado de salud.
5. Prevenir lesiones.
6. Enriquecernos de conocimientos teóricos.
7. Trabajar las cualidades morales y volitivas.
8. Adquirir conocimientos prácticos y experiencias.
9. Garantizar la integración de todas las cualidades, hábitos, conocimientos y habilidades.
Estos son los objetivos que mayor aplicación tienen en el ámbito de la montaña, aunque no son los únicos, y sobre los que trabajaremos en sucesivos reportajes.