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Barcelona y Manchester se juegan la hegemonía en Europa

Dos años después de verse las caras como gladiadores en Roma, los jugadores de FC Barcelona y Manchester United se juegan este sábado (19.45 hora canaria) la hegemonía europea de los últimos años en un lugar 'mágico' como es Wembley, que verá si los blaugrana vuelven a imponerse a los red devils o si, por contra, son los ingleses los que consiguen su cuarta Champions.

Emoción no faltará en cuanto el colegiado húngaro Viktor Kassai se lleve el silbato a la boca para dar comienzo al partido. Ambos equipos se conocen bien, por lo que no habrá ases en las mangas de Guardiola y Ferguson. Mientras el Barça quiere hacerse con su segunda Champions en tres años, el United aspira a vengarse de su verdugo en el Olímpico de Roma y volver a ganar el cetro perdido contra los blaugrana, ahora en posesión del Inter de Milán.

Y es que cuando dos de los clubes más históricos del viejo continente se asientan y perpetúan en la élite, en base a sólidos bloques y una filosofía de juego, no es sorprendente que se crucen habitualmente en las rondas finales de esta Liga de Campeones que casi se reparten desde 2006.

Con trayectorias muy paralelas, tanto Barça como ManU empezaron tarde a darse a conocer en Europa. El destino, juguetón como él solo, les hace regresar a Wembley para desempatar entre ellos a máximos títulos continentales ganados. De momento las vitrinas de ambos cuentan con tres, así que quien gane este sábado se pondrá por delante y entrará en el más selecto club de los que suman cuatro Orejonas. Y si es mágico Wembley es porque tanto el Dream Team blaugrana en 1992 como el Manchester en 1968 conquistaron su primera Copa de Europa allí.

La final del desempate y la revancha, podría decirse. Los goles de Eto'o y Messi frenaron en Roma a un Manchester entonces liderado por Cristiano Ronaldo y que era considerado por muchos como el gran favorito, sobre todo por las bajas en defensa para los de Josep Guardiola. No obstante, tras diez minutos de acoso y derribo inglés, el Barça marcó, se hizo con el control de las riendas y ya no dejó escapar su tercera corona.

Pero este sábado, en el octavo encuentro entre los aspirantes en Champions, las cosas serán diferentes. Los proyectos y base de las plantillas son los mismos, pero una final se suele decidir por detalles y la presencia de Alves, Villa o Chicharito, la harán diferente de la anterior. Esta vez ambas plantillas acuden al completo, preparados para acabar con el oponente en igualdad de condiciones.

Dudas de los técnicos

Por cierto, que el volcán islandés Grimsvötn decidiera cesar su erupción y no mandar más ceniza al cielo islandés y europeo permitirá que dicha igualdad lo sea también en la grada. En Roma había más ingleses que catalanes en las gradas, pero se hizo notar más la marea blaugrana. En Wembley, sin problemas de desplazamiento, intentarán volver a hacerlo pese a jugar casi en terreno enemigo pese a que Sir Alex Ferguson no es tan optimista en este aspecto.

En lo meramente deportivo, Guardiola tiene varias dudas. Con un once base definido, la gran incógnita recae en la presencia de Carles Puyol en el equipo titular. De llegar a tope y sin molestias, como así parece, podría ocupar el lateral zurdo para jugar con el casi 'habitual' central Mascherano y el no sancionado Busquets en la medular. De no estar el capitán, el propietario del lateral zurdo podría ser Adriano, también recuperado como Abidal o Maxwell, si bien todos faltos de forma.

Por parte inglesa, Sir Alex Ferguson, que ha apelado a una mayor concentración que la de hace dos años, se debate entre jugar con la revelación Chicharito Hernández en punta junto a Wayne Rooney, como falso nueve, o bien descartar al mexicano en pos de reforzar la medular con un centrocampista más, y acabar así con el presumible dominio de los blaugrana.

La experiencia de hombres como Vidic, Ferdinand, Van der Sar y sobre todo Scholes y Ryan Giggs -viviendo este su enésima juventud pero quizá descentrado por el escándalo sobre su vida privada- será clave para el escocés, que no quiera que sus jugadores se “descentren” como pasó en Roma. El campeón inglés, que no quiere centrarse únicamente en Leo Messi, sabe que debe frenar la posesión de pelota y muy posiblemente se refugie un tanto para salir con rapidez a la contra.