El pulso entre Gran Canaria 2014 y Regal FC Barcelona propagará, por el parqué, pequeños duelos particulares que, en la suma de todos, decidirán la eliminatoria de cuartos de final de los playoffs por el título de la Liga ACB que, a partir de este viernes (20.00 horas, Palau Blaugrana (Televisión Canaria)), medirá las fuerzas de ambos equipos. De entre todos esos envites, además del reto generacional entre Marcus Norris y Ricky Rubio o el desafío entre pistoleros de Juan Carlos Navarro y Jaycee Carroll, descollará el enfrentamiento entre dos colosos de Senegal: Sitapha Savané y Boniface Ndong.
Boniface Ndong nació el 3 de septiembre de 1977 en M'Bour, una localidad costera situada unos 80 kilómetros al sur de Dakar. Con 211 centímetros de altura, el pasado verano se convirtió -al expirar la vinculación contractual que mantenía con el Unicaja Málaga- en una de las piezas más codiciadas del mercado de jugadores. Objeto de deseo por buena parte de los grandes clubes de Europa, fue el Regal FC Barcelona el que reclutó al center africano al poner sobre la mesa la apuesta más alta: 3,2 millones de euros por un contrato de tres temporadas (2+1).
Junto a Fran Vázquez, Erazem Lorbek, Terence Morris y Jordi Trias, Ndong ha completado la rotación interior de un Barça imperial, intratable, que se ha proclamado campeón de todas las competiciones a las que se ha presentado: Supercopa, Copa del Rey y Euroliga. Pero antes de formar parte del engranaje azulgrana, antes de ser una ficha más en la maquinaria que Xavi Pascual (entrenador culé) hace funcionar con la precisión de un reloj suizo, el cinco senegalés se batió el cobre en ligas menores para luego recorrer medio mundo en busca de su gran oportunidad.
Alemania, primer destino
Con 22 años, y tras pasar una amplia etapa en un seminario católico de Senegal desde el que aspiraba a convertirse en periodista, Ndong dio el salto a Alemania para enrolarse en el Rattlesdorf (segunda división), equipo en el que jugó una temporada antes de pasar, para seguir los pasos de un entrenador, al Troester Breitengrussbach, conjunto en el que despuntó (promedia 19,2 y 13,2 rebotes y 2,8 tapones por partido) y llamó la atención de uno de los grandes clubes germanos: el Bamberg, con el que llegó a ser subcampéon de la bundesliga.
Tras destacar el Alemania, pese a una grave lesión de rodilla, el Dijon francés se hizo con los servicios de Ndong, que en la competición gala explotó al máximo todos sus recursos. Tanto elevó su nivel que las puertas de la NBA, vía los Clippers de Los Angeles, se abrieron para alguien que, pocos años antes, soñaba con ser una estrella de fútbol. Su paso por la competición norteamericana, en la franquicia pobre de LA, resultó frustrante: pocas oportunidades, poca confianza y pocos minutos de juego, desilusiones que encaminaron -de nuevo- su carrera hacia Europa.
Su siguiente escala fue San Petersburgo para jugar en el Spartak, equipo que figuraba como colista de la liga rusa cuando Ndong se incorporó y que, meses después, peleó por el título de campeón ante históricos de Moscú como el Dynamo o el CSKA. Y sus números allí no pasaron desapercibidos aquí. En 2005 el Unicaja Málaga cerró su fichaje y le permitió cumplir otro sueño profesional: jugar en la ACB, donde ahora, en las filas del Barça, busca otro título más para su colección.
Trayectorias paralelas
Casi un año después del nacimiento de Ndong, el 20 de agosto de 1978, vino al mundo en Dakar Taph Savané. 11 centímetros más bajo que su compatriota, el pívot del Gran Canaria 2014 también muestra una hoja de servicios plagada de diferentes destinos y una trayectoria de primer nivel. Licenciado en Económicas por la Navy, tras su paso por la NCAA el center del equipo claretiano eligió España como siguiente parada y Menorca como primer punto de una curiosa ruta insular, que completan su paso por el Tenerife Baloncesto y el Granca.
Políglotas ambos (Ndong habla seis idiomas y Savané cinco), en los playoffs de la pasada temporada, en la serie que enfrentó a Granca y Unicaja, ya mantuvieron un intenso e igualado duelo a nivel individual pero que, en lo colectivo, se saldó con la victoria del equipo andaluz. En aquella eliminatoria, Ndong promedió 11 puntos, 7,3 rebotes y 15,3 puntos devaloración, mientras que Savané hizo una media de 10,3 puntos, 5,6 rebotes y 17 puntos de valoración.
Este viernes, en el Palau, Savané y Ndong abren un nuevo capítulo de su particular pulso. En juego está el pase a las semifinales, la posibilidad, para el ganador, de fardar y presumir este verano -en el regreso a casa- ante el perdedor y el orgullo de dos colosos de Senegal.