Igual que cuando se habla de “el gol de Antonio Mata” no hay que dar muchas más explicaciones para saber que es el tanto marcado al Bröndby en el Parken de Copenhague, los veteranos aficionados blanquiazules saben que “la foto de Rommel” es esa que captó Juan Correa y que apareció a toda página en la portada del 'Diario de Avisos'. En la imagen, el delantero panameño celebra el 2-0 al Mallorca que catapultaba al Tenerife hacia el liderato de la Segunda División. El gol y la foto nacieron el 18 de diciembre de 1988 en el Heliodoro. Y ahí mismo, en el Heliodoro y muy cerca de donde fue captada, permanece para la eternidad, convertida ahora en un mosaico que ennoblece los exteriores del recinto, junto a la histórica puerta de Herradura. Y muchas veces, acompañada de algunas flores que honran la memoria del inolvidable delantero panameño.
La foto nació una tarde en la que reventó el Heliodoro para ver al líder. Y esta vez el líder no era el equipo visitante, sino el sorprendente Tenerife de Benito Joanet, que acumulaba cinco victorias consecutivas y recibía a un Mallorca con Ezaki, Álvaro Cervera y Stojadinovic, pero sin Nadal. Y que era el segundo clasificado y el máximo favorito al ascenso. Ausente por contrato Benigno Lema, cedido a los blanquiazules por el conjunto balear, el equipo local salió con: Belza; Isidro (Toño, 85’), Herrero, Quique Medina, Pedro Martín, Luis Delgado; David, Guina, Víctor; Chalo (Noriega, 71’) y Rommel Fernández. Y aunque el Tenerife dominó la primera parte, el marcador no se movió. Sí lo hizo a los diez minutos de la reanudación tras una jugada de estrategia que ese curso se convirtió en marca de la casa: córner que saca Guina y gol de Rommel. La acción no tenía ni complicación ni antídoto.
El 1-0 obligó a estirarse al Mallorca. Fue entonces, a falta de siete minutos, con el Tenerife refugiado junto al área de Belza, cuando el Tenerife robó un balón en mediocampo y David metió un pase al espacio a Rommel, que se encontró con un latifundio para correr y allá al fondo Ezaki Badou, el portero rival. Y el panameño, que vivió siempre del remate de cabeza, firmó con los pies una definición de crack: carrera veloz, perfil adecuado para encarar y toque suave al palo largo. Y sin interrumpir la galopada se deslizó sobre el césped y se plantó delante del fotógrafo para componer esa imagen inmortal: rodillas en tierra, pecho erguido, el escudo a la vista, los brazos al cielo, los puños cerrados y el gol gritado en la garganta. “Desde ese momento supe que la tenía; había que ir al periódico y revelar, pero sabía que tenía la foto buena”, recordaba dos décadas después Juan Correa.
“Entonces era distinto. No existían las cámaras digitales y había que esperar a que acabara el partido, ir al periódico, revelar, que no ocurriera ningún accidente... pero ya en el campo sabía que tenía esa foto. Y que era buena”, agrega Juan Correa. Al día siguiente ocupó toda la portada del 'Diario de Avisos'. Luego, la imagen se reprodujo en posters y hasta en un mosaico. Hoy es inmortal. Es la foto de Rommel.
(*) Capítulo del libro ‘El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo’, del que son autores los periodistas Juan Galarza y Luis Padilla, publicado por AyB Editorial.