7.143 aficionados. Esos fueron los testigos en vivo que vieron cómo Las Palmas consumaba el descenso a Segunda División, algo que era cuestión de semanas y que el conjunto amarillo certificó en la primera ocasión que tuvo con un sonrojante partido ante el Alavés, con el que cayó goleado por 0-4.
La noticia no estuvo solo en el terreno de juego, sino también en las gradas, donde los apenas siete millares de aficionados protestaron a lo largo del partido. El ambiente ya estaba enrarecido desde antes del pitido inicial y de hecho los alrededores del Estadio de Gran Canaria aparecían con carteles en el que se leían “Culpables, fuera de nuestra Unión Deportiva Las Palmas”, que venían acompañados de fotografías del presidente del club, Miguel Ángel Ramírez, del vicepresidente, Nicolás Ortega, del director de comunicación, Larry Álvarez, del director general de Gestión, Patricio Viñayo, director deportivo, Toni Cruz, y del secretario técnico, Luis Helguera.
Durante el partido en las gradas se desplegaron dos grandes pancartas, en una de ella, en la Grada Sur, se leía el siguiente mensaje: “esta directiva nos trata como visitantes. Respeto por este escudo y esta afición”, acompañada de una gran foto del escudo de Las Palmas.
La otra, también en la misma grada, la afición reflejaba lo siguiente: “1 minuto de silencio por...directiva sorda, prepotente, engrandecida y trapichera. Mercenarios arrastrando y humillando nuestros colores y escudo. Afición avergonzada, aficionados engañados y sentimientos ultrajados. Dimisiones ya”.
A esto hay que añadir que la grada Ultra Naciente estuvo ausente durante la primera parte, entrando tan solo en la segunda. Tras cantar el himno y pedir que el presidente del club dejara su cargo, volvieron a irse del estadio.