El CD Tenerife 21/22 le ha echado el candado a su portería. El grupo que dirige Luis Miguel Ramis no solo acumula 383 minutos sin recibir un gol, sino que, de momento, firma el arranque liguero más sólido de su historia: un gol en contra tras la disputa de cinco jornadas. Batido por Álex Mula (67’) en el partido inaugural del curso, que acabó con triunfo blanquiazul en Fuenlabrada (1-2), el guardameta Juan Soriano ha logrado mantener su portería a cero desde entonces, al empatar su equipo ante el Real Sporting (0-0) y el Real Oviedo (0-0), ganando posteriormente a la SD Ponferradina (2-0) y al Real Valladolid (0-2).
En 69 temporadas en las categorías nacionales, solo existe un precedente similar. Fue en el curso 79/80, cuando el equipo dirigido por Olimpio Romero militaba en el grupo I de la Segunda División B empató en la jornada inaugural ante el Torrejón (1-1), para ganar luego sucesivamente a Huesca (0-1), Orense (2-0), Pontevedra (0-1) y Ferrol (1-0). La racha se rompería en la sexta fecha, cuando el equipo blanquiazul fue goleado (3-0) por el CD Mirandés, curiosamente el rival que este domingo se mide al CD Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López, aunque entonces la derrota se produjo en Anduva.
Manolo Domínguez (La Vera, Puerto de la Cruz, 1951) era el portero de aquel equipo plagado de canteranos, en el que Mini, Julio Durán, Meneses y Manolo eran fijos en una defensa, en la que un entonces joven Diego Rodríguez (19 años) tuvo presencia creciente. “Solo recibimos gol frente al Torrejón y luego encadenamos cuatro partidos sin conocer la derrota. Éramos un equipo formado por futbolistas de la casa, y en esos cuatro enfrentamientos dejamos la portería a cero”, declaró Domínguez cuarenta y dos años después.
Aquel buen inicio catapultó al CD Tenerife al liderato, aunque finalmente acabaría el curso en la tercera posición, siendo las dos plazas de ascenso para Baracaldo y Atlético Madrileño. Eso sí, el conjunto blanquiazul sería el equipo menos batido de la categoría y Domínguez, que recibió 30 goles en 36 partidos, recibió el trofeo John Haig al jugador más regular del campeonato.
“Los viajes eran mortales. Íbamos en avión hasta Madrid y siempre teníamos la misma guagua esperando, que nos llevaba por toda la península, en este caso por la zona norte. Hacíamos muchísimos kilómetros para llegar a los campos”, recordó Domínguez, que acabó el curso y fue traspasado al RCD Espanyol de Barcelona, entonces en Primera División: “Del interés del conjunto catalán me enteré jugando en Sestao. Alguien se puso en contacto conmigo, precisamente la persona que me llevó al RCD Español”.
Julio Durán, que al acabar la temporada también fue traspasado, en este caso al Club Atlético de Madrid, coincide en que en aquella plantilla había muy buenos futbolistas, “no solo los que salimos a Primera División, sino los que se quedaron; había plantilla para conseguir el ascenso y lo más importante es que en su inmensa mayoría eran de aquí”.
Y a Domínguez, lo valora Durán — actual director de la Escuela de Formación y Tecnificación de la Fundación del CD Tenerife— como “un porterazo, nuestro capitán y muy buena gente”. “Debajo de los palos era muy intuitivo y seguro, un portero muy completo para su época que no cometía errores groseros. Y, además, un tipo de grupo, siempre dispuesto a solucionar problemas de la plantilla”, precisó.
Formado en el CD Puerto Cruz, Domínguez se muestra ahora “orgulloso” por el arranque liguero del CD Tenerife de Luis Miguel Ramis. “Estoy siguiendo la trayectoria del equipo y la cosa pinta mejor, no hay que lanzar las campanas al vuelo, pero se le ve un equipo consistente, defensivamente bastante bueno. Si la puerta la dejas a cero siempre tienes opciones del llegar y marcar. El año pasado cometía muchos errores y ahora tiene más solidez defensiva”, opinó.
La solidez a la que alude el exfutbolista blanquiazul solo tiene ese precedente de la campaña 79/80, aunque cerca de aquel registro estuvieron los dos goles recibidos por los blanquiazules en las cinco jornadas iniciales de las temporadas 69/70 y 00/01. En el primer caso, con Javier García Verdugo como técnico y el equipo en el grupo VIII de Tercera División, camino de un subcampeonato que no tuvo el ascenso como premio; y en el segundo caso, con Rafa Benítez en el banquillo del Estadio y en una campaña que finalizó con un ascenso a Primera División, sellado en Leganés (0-1) con un gol de Hugo Morales.