Álvaro Cervera deberá disfrazarse de Tom Cruise para lograr un imposible. Porque salvar del descenso al Tenerife 24-25 es un imposible. O al menos lo ha sido en los últimos treinta años, desde que en el curso 95-96 se empezaron a otorgar tres puntos por victoria. En este período, nadie ha logrado la permanencia en Segunda División tras sumar doce puntos o menos en sus 19 primeros partidos ligueros. Nadie. Once equipos se vieron en una situación similar a la que ahora vive el conjunto blanquiazul y los once bajaron de categoría.
El análisis de lo ocurrido en las últimas tres décadas en Segunda División, desde que en el curso 95-96 se empezaron a conceder tres puntos por victoria, deja una primera conclusión: es muy raro tener un inicio tan malo como el del Tenerife 24-25. Así, sobre 656 posibilidades, sólo hay cuatro casos de equipos con peor trayectoria que la del grupo dirigido por Cano y Mel. Y dos más tuvieron un comienzo similar. Y aunque el final de todos fue el mismo, algunos bajaron sin mostrar una mínima reacción y otros pelearon la permanencia hasta el último aliento.
Y como no hay opción de analizar qué hicieron aquellos que se salvaron, recordaremos a los que rozaron el milagro. Y ahí sobresale el Córdoba 04-05, que tras 19 partidos sumaba seis créditos [una victoria, tres empates y quince derrotas, con sólo siete goles a favor], estaba ¡a catorce puntos de la permanencia! y consumía su tercer entrenador, Rafael González, Crispi, tras las destituciones de Esteban Vigo y Roberto Fernández. La solución fue una revolución: ¡once altas y una docena de bajas! Y avanzada la segunda vuelta, otro relevo en el banquillo.
De los once fichajes del mercado de invierno, ocho fueron titulares [el portero argentino Saja, los defensas Marc Bertrán y Pierini, los centrocampistas Cristian Álvarez, Ruano, Marchori y Leopoldo Jiménez y el delantero brasileño Anderson Costa] y los otros tres, incluyendo al tinerfeño Meji Hernández, tuvieron protagonismo. Aquel Córdoba llegó vivo a la penúltima jornada, pero cayó en casa (3-4) ante un Valladolid que se puso 0-3 en 25 minutos. “El Arcángel se llenó y todo el público se quedó hasta el final para aplaudirnos”, recuerda Marc Bertrán.
El Deportivo 19-20 también rozó el milagro. El curso anterior se había quedado a ocho minutos del ascenso tras caer en Mallorca en la final de la promoción y salió como favorito: venció en su debut liguero ¡y luego encadenó 19 jornadas sin ganar!, llegando a estar a nueve puntos de la permanencia. No hubo revolución, aunque sí seis fichajes que sumaron, destacando Sabin Merino y el turco Colak. Y un punto de inflexión: una agónica victoria (2-1) ante el Tenerife, con un gol postrero de Nolaskoain (96’) antes del parón navideño.
A partir de ahí, y con la llegada de Fernando Vázquez al banquillo, llegó a sumar ¡siete victorias ligueras consecutivas! Y escaló hasta la decimocuarta plaza, hasta que el parón por el Covid-19 frenó la euforia y obligó a disputar el resto de la competición a puerta cerrada y sin público. Y aunque llegó vivo a la última jornada, su duelo final ante el Fuenlabrada se aplazó por una epidemia en el rival y descendió sin jugar, al ganar sus rivales directos. Sumó 51 puntos tras una segunda vuelta notable [36 puntos], pero no le alcanzó para salvarse.
Para encontrar un equipo con una trayectoria parecida –no idéntica– a la del Tenerife 24-25 y que lograra la permanencia hay que fijarse en el Poli Ejido 01-02, aunque los andaluces sumaban 13 puntos [dos victorias, siete empates y diez derrotas] en sus 19 primeros partidos. Reaccionaron con Castro Santos como nuevo técnico y con la solidez que le dieron tres de sus nueve fichajes: el portero Segura y los centrales Sandro y Urbano. Y con eso llegaron a los 50 puntos tras sumar 36 en una segunda vuelta en la que ¡sólo recibieron 18 goles!
A ese ejemplo se puede agarrar el Tenerife 24-25 que desde este lunes tiene a Álvaro Cervera como nuevo entrenador, dispuesto a emular –con gafas, eso sí– a Tom Cuise y superar una misión imposible. O al menos, una misión que nadie ha logrado realizar con éxito hasta ahora. Ahí está el reto.