El Tenerife reconfirmó en el Heliodoro, de regreso a la Liga, la mejoría iniciada en Burgos y sacó adelante la visita del Huesca con una victoria aseada en la que hizo valer su mayor capacidad de pegada ante un rival tan correcto como plano. Los goles de Waldo –redivivo luego de seis jornadas ausente– y Teto –cada vez mas titular, con el Heliodoro metido en el bolsillo– ponen más distancia que nunca en este curso con la zona roja y arman de argumentos a los de Ramis a una semana del clásico.
El cuarto pleno de la temporada en el Heliodoro anduvo entre la chispa con la que atacaron los blanquiazules el arranque del partido y la inocencia con la que manejaron –ya fijado el 2-0– las últimas contras con las que cogió al Huesca cuando los de Ziganda andaban sin gasolina para esfuerzos de vuelta. Entre tanto, no perdió la paciencia el Tenerife, fiado al juego directo y a las segundas jugadas, y sacó provecho de la pegada de Waldo para deshacer el empate. Detrás, un partido sin tacha de la línea de zagueros hizo el resto, aunque, otra vez, el éxito nació del compromiso y la eficacia global.
Puede que la semana sin Liga tras asaltar la casa del líder le haya venido mejor que nada al Tenerife. No le afectó al rendimiento y por el camino acabó de recuperar a Shashoua y Waldo. El inglés no llegó ni a calentar y no parece que se lo tomara bien, pero tal y como discurrió el guion, Ramis prefirió guardar el tarro de las esencias para la cita contra Las Palmas, un duelo de exigencia máxima en el que sí sería un factor diferencial.
Así que solo regresó al once Waldo, con el mismo espíritu con el que le pilló la lesión en Albacete y con la misma verticalidad. Casi sin oportunidad de jugar en carrera al espacio, se distinguió más y mejor asociado a la corta con Mellot o cayendo hacia el área para sumar por dentro cuando el Tenerife quiso hacer daño por las calles de los interiores.
El premio, curiosamente, lo agarró cuando le lucía la fatiga para el cambio. Abierto un ataque a la caída de Aitor Buñuel por su flanco, la puso al área, despejó blando Jorge Pulido y la agarró en la frontal Waldo con un disparo seco al palo largo de Andrés. En esa suerte puede que sea el mejor rematador, junto con Gallego, de este Tenerife que va repartiendo sus goles con el mismo sentido comunitario con el que afronta cada victoria.
El gol de Waldo premió los méritos del equipo de Ramis, que fue acumulando razones desde el primer acto. En esa fase lució –sin premio– este Iván Romero, que tiene la extraña capacidad de ganar pugnas a centrales que le sacan media cabeza para generarse una ventaja y hasta una ocasión, la mejor de este sábado un tiro (m.18) tras arrancar un giro de espaldas a la puerta que obligó a Andrés cuando cogía el camino del gol.
Romero pinta en este otoño tan titular como Enric Gallego. El delantero se pega a la banda cuando el Tenerife llega con la pelota dominada al campo rival y Romero inventa el resto. Con más automatismos, aquello sería una mina de oportunidades francas, porque habilita también la llegada en carrera de los medios –hoy José Ángel en una atajada por el portero (m.43)– y descubre recursos para un equipo tan entregado al fútbol directo.
El gol de Waldo llegó sin tiempo para que al Tenerife le madrugara la ansiedad, casi de regreso de la caseta. Le dio, así, un poso extra de tranquilidad, permitió el relevo rápido del propio Waldo y de Aitor Sanz –comprometido por una tarjeta tempranísima para frenar una carrera de Soko con pinta de letal– y obligó a Ziganda a proponer más atrevimiento –al cabo insustancial salvo un disparo de Joaquín (m.63) que salvó Mellot con Soriano vencido– después de una primera parte sin errores gruesos, pero incapaz de nada que no fuera pillar las espaldas de los laterales, un camino en el que solo un par de veces pilló a Buñuel y nunca a Mellot. El uno está a un pasito de las prestaciones con la que se graduó en Osasuna y el francés está lanzado a un traspaso a la élite, como Milla en su día.
Son obligadas, en un relato justo del encuentro, tres menciones obligadas. Carlos Ruiz, sobresaliente salvo una contra del Huesca que le pilló sobrepasado. Como Sergio González, en la versión sobresaliente del defensa que vive con éxito de la anticipación para impedir la tragedia de que te encare el delantero.
Y Teto, premiada con un gol su capacidad de remate en lo que luce mucho guardando el balón con el arte de devolverlo siempre mejor de cómo le llega. Sin quererlo, un error del animador del Heliodoro –empeñado en cantar tres veces a Iván Romero como autor del 2-0– obligó a la parroquia a corregir el fallo coreando el nombre del chico con un volumen desconocido en años. Tan sencillo como parece el muchacho, lejos del artificio de otros canteranos que eclosionaron antes, no se merecía menos.
(2) CD TENERIFE: Soriano; Mellot (Nacho, m.85), Sergio González, Carlos Ruiz (Sipcic, m.85), Aitor Buñuel; Teto, Aitor Sanz (Javi Alonso, m.56), José Ángel, Waldo (Elady, m.56); Iván Romero (Mo Dauda, m.71) y Enric Gallego.
(0) SD HUESCA: Andrés; Ratiu, Jorge Pulido, Rubén Pulido, Florian Miguel (Lombardo, m.76); Soko (Joaquín, m.63), Hashimoto, Cristian Salvador (Timor, m.85), Marc Mateu; Juan Carlos (Juan Villar, m.76) y Kevin Carlos (Escriche, m.46).
GOLES: 1-0, m.52: Waldo. 2-0, m.80: Teto.
ÁRBITRO: José Antonio López Toca (Comité Cántabro). Amonestó a Aitor Sanz (m.5), Waldo (m.52) y Aitor Buñuel (m.64) y a los visitantes Kevin Carlos (m.39), Salvador (m.70) y Jorge Pulido (m.85).
INCIDENCIAS: Partido de la décimo sexta jornada de LaLiga SmartBank 22-23 disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez Lopez ante 11.443 espectadores.