Sin su entrenador a pie de campo y sin presiones de última hora, lo de este Tenerife redivivo en la última recta del curso se explicó este domingo por el papel de sus secundarios habituales. Con el once de salida se entregó a un partido sin miedos para doblegar al Ferrol que solo le rentó a poco del final con los goles de Teto y Bodiger y las asistencias de Ethyan y Nacho.
El 2-0 premió la voluntad de los locales para hacerse con los puntos como castigó le falta de pegada del equipo de Cristóbal Parralo, tan decidido a ganar, tan romo cuando cayó liberado para rematar en el área de Soriano. Lejos de la letalidad con la que castigó al Tenerife en A Malata, hoy solo obligó al portero con un remate forzado de Jon García (m.43) al que respondió enrabiscado.
Desde la distancia de su sanción, Garitano repitió con Gallego y Ángel como delanteros para confirmar que solo ha empezado a entender el fútbol de otra manera con su equipo liberado de mayores obligaciones que un final de temporada decoroso. La apuesta por hacer compatibles a sus dos únicos puntas –el tercero anda cedido en Huesca y hay un cuarto por si acaso– le obligó de salida a opacar a Roberto López tirándolo a la derecha de los pivotes, en lo que Luismi Cruz se veía desnaturalizado arrancando desde la izquierda.
Le arregló la descompensación –después de un arranque brioso de los departamentales sometiendo a Buñuel a las conducciones de Bernal– la frescura de piernas para cazar recuperaciones en la segunda línea en una vuelta tras otra con la que le nació a Luismi la inspiración para conectar con Ángel y a Roberto la oportunidad de hacerse protagónico agenciándose un remate, así el tiro violento (m.27) que repelió la cruceta izquierda de Cantero.
Fue este Tenerife del primer acto un equipo sobresaliente, por su voluntad de hacerse con esa segunda victoria seguida que prolongara la utopía de una promoción imposible y porque no se achicó cuando el partido se deshilachó con uno y otro entregados a un ida y vuelta fervoroso, en medio de un ambiente festivo inexplicable si no se pone en su contexto.
La cosa es que andando el primer sexto, se asomaron a la Tribuna baja los muchachos del Tenerife B, recién llegados de Lanzarote con el ascenso a la Segunda Federación en el bolsillo. Ajenos a cualquier protocolo y al desarrollo de la obra en el césped, se arrancaron desde el tendido de sombra a concelebrar con el Heliodoro el salto de categoría. Y la parroquia, que ya andaba ilusionada con el empuje de los mayores, se volvió estrábica, un ojo en los acelerones de Luismi y otro en la fiesta de los chicos de Mazinho –que también son de Sesé Rivero la mayoría y duele tener que recordarlo a los desmemoriados habituales–, obligando a la grada a hacer una ola fuera de guion.
De vuelta al partido tras la vuelta de honor del segundo equipo en el entreacto, Garitano obró más cambios. A su debido tiempo, a contracorriente de la opinión general, los relevos de efectivos. Desde el minuto 46, un 4-1-3-2 que fijó a Aitor como único medio de cierre y por delante a Corredera y Roberto a los flancos y Luismi haciendo de diez para conectar con Gallego y Ángel.
El cambio de disposición dejó sin capacidad de recuperación a los blanquiazules y acomodó al Ferrol, que volvió a caer en el área de Soriano con la ineficacia ya comentada. Cuando cogió a Aitor en inferioridad y le aparecieron los remates definió de mala manera, siempre tiros por fuera de los palos.
Sin los robos con los que se alimentó hasta el descanso, tuvo que esperar el Tenerife para recuperar el orden y el medio campo. En lo que entraron Teto y Nacho con un cuarto de hora por delante, aparecieron las piernas pesadas y el desorden. Con el canterano y el madrileño de corto, el esquema mutó al poco en el 4-4-2 de siempre, así que Teto duró en el puesto en el que luce mejor un ratito, luego se tiró a la izquierda y con la reaparición postrera de Álvaro Jiménez acabó el partido arrumbado a la banda de Tribuna.
Tanto cambio no le afectó la lucidez. Cuando se vio a campo abierto descargó con sentido o la jugó al espacio con criterio. Y cuando Nacho dio razón de ser al flanco izquierdo del Tenerife, entre Teto y otro chico de la factoría de Sesé Rivero –este Ethyan González– alcanzó el representativo el punto de ebullición.
La jugada del 1-0 fue cosa de estos tres. Un eslalon elegante de Nacho, un balón al área a Ethyan y un centro con veneno a los pies de Cantero, donde esperaba Teto para cazar su tercer gol del curso. El segundo también arrancó de los pies de Nacho, ahora una falta lateral ejecutada con un centro sedoso que esperaba otro inhabitual, Bodiger, para reclamarse con un cabezazo soberbio. Qué día de bofetadas sin manos.
(2) CD TENERIFE: Soriano; Aitor Buñuel (Nacho, m.72), Sergio González, Loïc, Mellot; Luismi Cruz (Teto, m.72), Alex Corredera (Bodiger, m.81), Aitor Sanz, Roberto López; Ángel (Ethyan, m.81) y Enric Gallego (Álvaro Jiménez, m.88).
(0) RACING CLUB FERROL: Cantero; Cubero, Jon García, Castro, Brais Martínez (Moi Delgado, m.79); Alex López (Señe, m.62), Bernal; Nico Serrano, Chuca (Heber, m.70), Iker; y Álvaro Giménez.
GOLES: 1-0, m.88: Teto. 2-0, m.90+3: Bodiger.
ÁRBITRO: Miguel González Díaz (Comité Asturiano). Amonestó a los visitantes Brais Martínez (m.59) y Álvaro Giménez (m.64).
INCIDENCIAS: Partido de la trigésimo séptima jornada de la Liga Hypermotion (Segunda División) disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 12.438 espectadores, unos 300 seguidores del Racing Ferrol. Se guardó un minuto de silencio por los exjugadores tinerfeñistas Luis Gil y José Cristóbal Correa, el exempleado Santos Olmo y el periodista Gregorio Dorta.