La portada de mañana
Acceder
La declaración de Aldama: “el nexo” del caso Ábalos apunta más arriba aún sin pruebas
De despacho a habitaciones por 1.100 euros: los ‘coliving’ se escapan de la regulación
Opinión - ¿Misiles para qué? Por José Enrique de Ayala

El Tenerife entrega dos puntos por sus errores en Villarreal

El Tenerife no mereció más que un empate en Villarreal después de adelantarse con los goles de Elady (de penalti) y Mellot. Con media hora por jugarse, concedió una pena máxima por un doble error de Javi Alonso y Aitor Buñuel, dio aire al filial groguet, perdió más que ganó con los cambios, volvió a encajar a la salida de una falta y dejó un poso de lástima, llorando por la leche derramada.

Será difícil que los de Ramis vuelvan a encontrarse con un partido tan plácido como el que manejó mientras jugó a lo que quiso y tuvo capacidad de pegada. Le dio para encontrarse muy pronto con el gol y la tranquilidad en una primera entrega tranquila en la que el Villarreal condescendió con la propuesta de los blanquiazules, luego pareció que apuntillaba con el cabezazo de Mellot y el 0-2, pero le asomó un error fatal con una eternidad por delante que mal negoció como en sus peores tardes.

El empate deja al Tenerife con la cara desencajada, porque aún en ventaja fue incapaz de dominar el medio juego, incluso con los cambios que metió Ramis, que oscurecieron la versión de la primera mitad. Ni Aitor Sanz ni Larrea sobrevivieron al cambio de ritmo que le metió el grupo de Miguel Álvarez, Shashoua ya acumula cuatro comparecencias insípidas y el debut de Dani Selma quedó en pura estadística. Miedoso, el Tenerife se apagó sin motivo.

La entrada en escena y el acto primero del equipo de Ramis fue de nota alta. El Villarreal decidió esperarlo en su campo para tratar de encontrar la productividad en las vueltas y la consecuencia fue que el Tenerife anduvo más cómodo y fluido, incluso habiendo perdido a Waldo –con molestias musculares– en el calentamiento.

El recambio en la banda derecha fue Mo Dauda, en su aparición más completa del curso: atento a las coberturas –salvo una que habilitó el único remate limpio de los locales hasta la continuación (Collado, m.25)–, luego será protagonista con la pelota que le puso a Mellot para fijar el 2-0.

Vivió muy cómodo el Tenerife entre la displicencia del rival y la repetida capacidad de Iván Romero para mejorar todo lo que toca: descarga, asiste, controla o conduce… en lo que le dio la condición física, provocó el penalti que acertó Elady y tiró de los suyos campo adelante para fijar al Villarreal en su zona, incapaz de meter otra marcha, solo parecido a eficaz las pocas veces que consiguió ponerla al área haciendo virtud de los cambios de orientación.

Con el 0-1 le amaneció al Tenerife el partido cómodo que no imaginó, con los laterales proyectados –Buñuel un extremo para que Dauda la buscara por el carril del ocho–, José Ángel lanzando la salida jugada y Javi Alonso cinco pasos por delante para barrer la salida del Villarreal cuando recuperaba. Soriano y los centrales vivieron sin sobresaltos y solo Garcés no encontró una conexión potable con Elady o Romero.

Álvarez ya había cambiado de lateral derecho tras el primer golpe del Tenerife, aunque el problema de los suyos era grupal. Tanto que pudo agravarse con una contra (m.42) en la que Elady se emborrachó para sacarse un tiro prometedor pero errado. Descartó filtrarla a la caída de los delanteros y acabó en nada la vuelta.

El gol de Mellot vino a agrandar la herida de su rival. Una jugada eterna madurada por el francés, dos cambios orientados y un centro venenoso de Dauda de palo a palo que encontró un remate cómodo del mismo Mellot. Llegó tarde Iker Álvarez para sacarla de la puerta, siguió la jugada y tuvo que corregir el VAR lo que era evidente. Que no fue el estoque que matara al Villarreal se demostró luego.

Los cambios que metieron en el partido a Ontiveros y Álex Forés cambiaron de marcha a los locales, un empuje justito para provocar la primera metedura de pata del Tenerife, una cesión temeraria de Javi Alonso a su área, donde Buñuel negoció la pugna con Collado derribándolo. Ontiveros, que no perdonó, puso la primera pica.

La segunda fue definitiva. El árbitro no entendió falta en una carga a Romero cuando arrancaba una transición, pero sí el derribo a Carlo en la vuelta del Villarreal al área de Soriano. El tiro libre quedó a lo que quiso Ontiveros, un toque preciso a la zona crítica para que se apareciera Collado con un remate de cabeza espléndido que pudo al salto de Sergio.

Con un cuarto de hora por delante, el Tenerife de la primera entrega había desaparecido del todo, entregando el medio juego por la contribución destemplada de Aitor Sanz y Larrea e incapaz de armar nada con sentido cuando cayó cerca del área amarilla –inane Shashoua y ya agotado Romero–, puede que echando de menos unos minutos de Corredera que atemperaran el dispendio de precipitaciones que firmó el grupo de Ramis, un final hiriente en el que el balón le quemaba. Y justo el día que pudo invertir el sentido de sus aspiraciones.

(2) VILLARREAL B CF: Iker Álvarez; Carreira (Leal, m.16), Dela, Pablo Íñiguez, Tasende; Hassan (Arana, m.84), Del Moral, Carlo, Diego Collado; Fer Niño (Álex Forés, m.59) y Pacheco (Ontiveros, m.59).

(2) CD TENERIFE: Soriano; Mello, Sipcic, Sergio, Aitor Buñuel; Mo Dauda (Shashoua, m.67), Javi Alonso (Larrea, m.67), José Ángel (Aitor Sanz, m.60), Elady; Iván Romero y Borja Garcés (Dani Selma, m.86).

GOLES: 0-1, m.13: Elady, de penalti. 0-2, m.54: Mellot. 1-2, m.61. Ontiveros, de penalti. 2-2, m.80: Collado.

ÁRBITRO: Óliver de la Fuente Ramos (Comité castellano y leonés). Amonestó a Carlo (m.18) y Arana (m.90+1) y a los visitantes Sipcic (m.52), Elady (m.75) y Sergio (m.79).

INCIDENCIAS: Partido de la vigésima jornada de LaLiga SmartBank 22-23 disputado en la Ciudad Deportiva José Manuel Llaneza ante 1.465 espectadores.