El rider tinerfeño Diego Cabrera, ha afirmado que ha experimentado en primera persona que “lo que no te mata te hace más fuerte”. Hace cinco años sufrió un derrame cerebral surfeando en Chile y lo acusaron de estar “loco” por volver a la competición. Hoy es uno de los mejores del mundo.
Diego, de 27 años, recomienda sin dudar la práctica del bodyboard, convencido de que su percance fue “un caso especial”.
“Este deporte es de riesgo y puedes sufrir cortes y golpes fuertes porque las piedras están cerca de las olas, aunque yo no sé de nadie más que haya sufrido un derrame cerebral practicándolo. Pasé dos meses muy complicados en un hospital chileno y otros seis en rehabilitación en Tenerife, sin salir mucho a la calle”, ha recordado.
El bodyboarder tinerfeño indica que “psicológicamente me quedé un poco tocado, aunque ya estoy bien. No sabía si podría volver a entrar al agua y a surfear sin miedo y al mismo nivel, pero comprobé por mí mismo que aquello, lejos de matarme, me hizo más fuerte aún”.
Cabrera señala que a raíz de su accidente cambió su manera de surfear, lo cual también le benefició.
“Empecé a hacerlo de una manera más controlada y fluida y no tan animal como antes, y eso me vino bien para progresar. Ahora estoy mejor que nunca y me siento agradecido a la vida, porque creo que fue necesario pasar por ese trance para luchar con los mejores hoy en día”, ha relatado.
Sus familiares y amigos, sin embargo, le pidieron a Diego que se olvidase del bodyboard, pero él se empeñó en demostrarles que se había recuperado plenamente.
“Cuando decidí seguir adelante me decían que estaba loco y que tenía que plantearme bien qué quería hacer con mi vida, pero gracias a Dios y a la corta edad que tenía cuando ocurrió aquel accidente me restablecí por completo”, ha revelado.
El surfero tinerfeño, situado en la cresta de la ola mundial, compagina la práctica del bodyboard con su trabajo junto a sus familiares.
“Cuando estoy en Tenerife les echo una mano en el restaurante familiar especializado en pescado en el pueblo sureño de La Caleta, y con ello me costeo mis viajes. Mi padre es cocinero y quiere que siga sus pasos, pero yo me dedico al economato y a llevar las cuentas. Lo mío son las olas, no la cocina”, asegura entre risas.
Cabrera está compitiendo a un alto nivel en el evento que se está disputando en la ola galdense de El Frontón, y si gana la prueba se proclamaría subcampeón del circuito mundial.
“La ola de El Frontón tiene todo lo que puede reunir la mejor ola del mundo. Te exige mucho porque es muy peligrosa y tiene un gran potencial, y requiere de una sabiduría especial para surfearla. Creo que nadie está tranquilo cuando entra al agua en Gáldar”, ha asegurado.
También considera que esa ola norteña a veces da incluso mucho miedo, debido a la cercanía de las rocas.
“La ola tiene demasiadas toneladas de agua que caen sobre las rocas, y hay que tener equilibrio entre la mente y el riesgo, porque un mal golpe te puede dejar fuera del campeonato e incluso del deporte”, asevera.
Cabrera, que se declara un amante de entrenar en aguas de todas nuestras Islas, tiene claro que estará practicando el bodyboard hasta que su cuerpo diga basta, “porque me apasiona y no sé qué sería de mi vida sin él”, ha finalizado.