La Unión Deportiva Las Palmas anda metida en líos. Y no por un problema reciente. Para encontrar el inicio de la descomposición del equipo hay que remontarse al pasado verano. Justo hasta la renovación de Juan Manuel Rodríguez, una acción en la que no creían ninguna de las partes involucradas: en el club desconfiaban ya de las artes del técnico y el entrenador no sintonizaba con ninguno de sus superiores. La relación no llegó a Navidad porque tres semanas antes, en una mañana para olvidar en Barranco Seco, saltó todo por los aires. Con estos antecedentes, no debe extrañar que el conjunto grancanario esté a un punto de los puestos de descenso a Segunda B y que Javier Vidales [el relevo en el banquillo] esté en la picota. Es lo que sucede cuando las cosas se hacen mal, cuando las decisiones se toman por contar con el beneplácito popular, cuando la planificación es errónea y cuando se pierde el rumbo en una hoja de ruta propia.
Lo que sucedió con Juan Manuel Rodríguez ya se ha contado. De diferentes maneras, desde puntos de vista divergentes y bajo versiones discrepantes. El entrenador salió porque la Unión Deportiva no ganaba, porque los futbolistas dejaron de creer en los métodos de trabajo del técnico, porque algunos incluso se hartaron de las formas del preparador y porque en el club hacía mucho que él mismo no armonizaba con nadie. Su renovación y posterior destitución generó que la UD Las Palmas perdiera el tiempo. En concreto cinco meses. Javier Vidales [solución de la casa] tomó el relevo, pero apenas ha podido reconducir la situación y los problemas parece que se han multiplicado. Tanto que una derrota ante el Xerez Deportivo [este sábado, en el Estadio de Gran Canaria, a partir de las 17.30 horas] podría provocar la destitución del entrenador asturiano.
Vidales ya superó un ultimátum con la visita, hace 10 días, del Deportivo Alavés [tras ganar 2-1] y ahora vuelve a andar por la cuerda floja. Entre una cita y otra, la situación de crisis ha dejado un buen número de detalles, que permiten interpretar y entender cómo la UD Las Palmas ha llegado a una situación de peligro y qué puede pasar a corto plazo en un club habituado, en los últimos años, a sostenerse en medio de la agitación. De todos los movimientos, de todos los rumores y de todas las filtraciones que se han sucedido en las últimas dos semanas destaca el evidente pulso que ha mantenido en pie Javier Vidales, fiel a unas ideas, con Juanito [director deportivo del club].
Un día antes del partido ante el Deportivo Alavés, La Provincia / Diario de Las Palmas publicaba una entrevista en la que Javier Vidales afirmaba que, en caso de ser destituido como entrenador, también abandonaría su cargo como secretario técnico [algo que no hizo Juanito cuando dimitió como técnico]. Esa misma semana, el preparador asturiano ensayaba en un entrenamiento con una variación táctica en su teórico once titular: el 1-4-3-3 dejaba paso a otras opciones [posiblemente bajo recomendación superior]. Sin embargo, 24 horas antes del encuentro ante el conjunto vasco recibí una información reveladora: Vidales mantendría el mismo dibujo, Dani López dejaría su puesto en el once titular y en la plantilla existía una duda generalizada sobre las posibilidades de éxito de los planes del propio entrenador.
Aplausos en la caseta
La UD Las Palmas ganó al Deportivo Alavés. Vidales mantuvo el 1-4-3-3 y Dani López no fue titular. Todo cuadraba [según me habían anunciado el día anterior] excepto las declaraciones del propio técnico en rueda de prensa: “El jueves, cuando les dije a los futbolistas que mantendría el 4-3-3, aplaudieron”, afirmó el entrenador asturiano en una proclamación que no casaba bien con las supuestas dudas que existían en la plantilla ante un sistema, que prolongaba el flojo bagaje de puntos obtentido antes con Juan Manuel Rodríguez al mando.
La victoria sobre el Alavés reforzó a Vidales, que se mantuvo en el cargo de entrenador y que preparó el duelo ante el Sevilla Atlético sin estar bajo sospecha. Todo se mantuvo en aparente calma hasta que la UD Las Palmas fue incapaz de superar al peor colista de la historia de Segunda división. El empate ante el filial hispalense, sin embargo, agotó buena parte del crédito del técnico asturiano y, sobre todo, le hizo ceder en un pulso que mantenía con un director deportivo que, desde hace tiempo, le sugería un cambio de rumbo ante los malos resultados obtenidos [la Unión Deportiva sólo ha ganado uno de los últimos 11 encuentros que ha disputado].
Este lunes mantuvo una reunión con Juanito en la que, sobre la mesa, se le propusieron y exigieron cambios. Vidales parece haber aceptado las recomendaciones. Ahora resta saber si el resultado de una sinergia positiva [y lógica] entre director deportivo y entrenador es favorable para la UD Las Palmas, la única víctima de un pulso insensato y que le ha hecho perder aún más el tiempo y puntos. Muchos y valiosos puntos. Sólo toca esperar que, al final, no sean definitivos.