La odisea náutica de Violette Dorange, la joven que zarpará desde Gran Canaria para cruzar el Atlántico en solitario

LAURA HERRERA/EFE-CANARIAS AHORA

Santa Cruz de Tenerife —

Con solo 18 años, la francesa Violette Dorange está a punto de emprender una aventura casi inédita: cruzar el océano Atlántico a vela en solitario, un reto al que no tiene temor alguno tras haber conseguido llegar de Francia a Canarias sin piloto automático debido a una avería, permanentemente al timón, tan cansada que llegó a sufrir alucinaciones.

“No tengo miedo de cruzar sola el Atlántico”, asegura en una entrevista con Efe Dorange en sus últimas horas de descanso antes de afrontar la segunda etapa de la regata Mini-Transat, que llevará a partir de este sábado 2 de noviembre 82 regatistas desde Las Palmas de Gran Canaria a Le Marín (Martinica), en las Antillas Francesas

Su mayor preocupación, en este momento, son “los problemas materiales”. Los barcos que participan en la Mini-Transat no disponen de ordenadores a bordo, conexión por satélite, ni envío de fotos o vídeos, sino que su único vínculo con tierra y con la organización y dirección de la carrera consiste en un boletín diario emitido por radio VHF en el que se traslada a los regatistas la previsión meteorológica y las distancias hasta la meta.

La segunda etapa de esta regata transatlántica, la que une las islas de Gran Canaria y Martinica, “es completamente diferente a la primera”, que la condujo desde La Rochelle (Francia) hasta el puerto de La Luz, destaca Dorange. La primera parte de esta prueba de navegación en solitario, detalla, fue más técnica, mientras que la segunda va a consistir en “deslizarse” sobre el mar.

“Lo que me espera, además de unas condiciones complicadas, son los vientos alisios. Nunca he navegado con ellos y va a ser un desafío fantástico”, añade Violette, quien en 2016 logró ser en la primera mujer en cruzar el Canal de la Mancha en un Optimist.

Para la joven francesa, traspasar el Atlántico “es un sueño”. Pero también tiene un objetivo profesional que la ha animado a prepararse y a competir en esta edición de la Mini Transat: especializarse como navegante para que se convierta en su profesión.

“Voy a dar todo lo que pueda y no echaré de menos nada en el resultado final”, añade, antes de en que “lo único que espera es llegar” a la isla y “la posición ya se verá”.

Violette Dorange, quien ha estado durante estas tres semanas de escala en Las Palmas de Gran Canaria acompañada durante los primeros días por su padre y estos últimos por su madre Carole, empezó a navegar con siete años en vela ligera y ha practicado durante ocho en categoría Optimist, además de tres años en 4.20, donde consiguió ser subcampeona del mundo joven en el año 2017.

Hace un año la “skipper” adquirió el barco con el que compite en la Mini-Transat 2019. Con él, se ha preparado para la Mini-Transat, una competición en la que para inscribirse se exige a todo aspirante acreditar que acumula ya 1.500 millas en regatas y, al menos, 1.000 millas de navegación en solitario.

“A mi barco le apodan el submarino porque la parte delantera se adentra mucho en el mar y entra mucha agua”, explica Violette, para recordar que una de las características de los veleros de clase mini, de 6,50 metros de eslora, es que “son incómodos, en la cabina no hay nada”.

“Descansamos en los sacos de dormir y en el material que llevamos”, detalla.

La regatista francesa, que en la actualidad cursa estudios de ingeniería en la ciudad de Rennes, tuvo problemas electrónicos durante la travesía La Rochelle-Las Palmas de Gran Canaria debido a un fallo en los paneles solares que no permitió utilizar el sistema de piloto automático. Ello la obligó a estar siempre junto al timón del barco, condenando su tiempo de descanso.

“El cansancio fue tanto que llegué a tener alucinaciones”, reconoce.

Violette Dorange destaca el hecho de que cada vez sean más los jóvenes que, como ella, “participan en aventuras y en eventos para superarse a sí mismos” y, además, considera que este tipo de experiencias son “muy importantes” para las próximas generaciones, porque “también les acercan más al respeto y cuidado del medio ambiente y la naturaleza”.

Hace unos años, otra joven, de solo 13 años, desafió también a los mares y emprendió una polémica vuelta al mundo a vela en solitario. La hazaña de Laura Dekker casi le cuesta la custodia a sus padres, que entablaron una batalla judicial con la justicia holandesa para permitirle llevar a cabo la circunnavegación del globo, pese a ser menor de edad y a los peligros que la esperaban.

La próxima edición de la Mini-Transat aún tendrá que esperar para conocer si la joven promesa de las regatas Violette Dorange volverá a participar en ella, dado que su siguiente objetivo es competir en la regata en solitario de “Le Figaro”.

Asimismo, Dorange asegura que le gustaría “regresar a Canarias y conocer las demás islas” de archipiélago, “hacer senderismo y otras actividades relacionadas con la naturaleza”.

La última etapa de esta edición de la regata transatlántica zarpará este sábado a las 14.00 horas desde la bahía Las Palmas de Gran Canaria con rumbo a la isla de Le Marin, al otro lado del Atlántico, a donde se espera que lleguen, entre doce y quince días después, los más de ochenta navegantes que participan.