La poesía amenaza al fundamentalismo
Ana Tristán y Sergio Escribano
El terrorismo vuelve a la pantalla, así se podría titular este artículo. Algo que tiene que ver con la campaña mediática que trae en paralelo cada acto terrorista de toda la vida, hoy nos habla de otra realidad.
Poca gente habla ya de la crisis de las insituciones, pero lo cierto es que, gobierno tras gobierno, las fuerzas del bipartidismo han ido amoldando los poderes del Estado a sus intereses. Ejemplo de ello es la Ley de Seguridad Ciudadana y su ampliación con la reforma del código penal de 2015 por el que según el artículo 578 (por poner un ejemplo) un tweet o un comentario en facebook sobre determinados temas (la corona – hablar de grupos terroristas o entrar en sus páginas web) incurre una en acto de incitación al terrorismo.
Quiero aclarar desde ya que tales intereses del Estado no tienen por qué no estar afinados con los de la sociedad, aunque es fácil pensar que esta armonía sólo se concibe en el plano mediático dando como resultado que la única forma de comunicarse con los políticos es mediante el poder de los medios de comunicación, que tienden a reproducir, con sus medios y prejuicios, lo que, de alguna manera, ocurre en nuestra realidad.
Ana Tristán y Sergio Escribano
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