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La blandura quita dos puntos al Tenerife

Luismi Cruz supera a dos jugadores del Cádiz

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El Tenerife quiso y no pudo en Carranza. Enfrentaba a un Cádiz con el agobio de los recién descendidos y el recelo de su parroquia y solo le dio para conectarle dos directos, uno en cada tiempo. Pero con el 0-2 se achicó: aculado, concedió un penalti incomprensible, llegó tarde con algún cambio y concedió el empate de Mwape con la marca aflojada y el tiempo casi consumido. Todo lo que mereció lo desperdició sin excusa.

Al cabo, la mejora de los blanquiazules se va tropezando con una carta variada de limitaciones. Tuteó al Almería, pero no fue letal y se ablandó ante el remate que le quitó los puntos. Y este sábado, después de ser eficaz dio aire al Cádiz con la patada de Alves a Ramos para el penalti del 1-2 y –ya con viento a favor– concedió el empate con un despiste de Gayá en la marca de Mwape que no pudo corregir a tiempo Mellot.

En lo que llora por la leche derramada, pasan las semanas y vuelan los puntos. Los goles de Diarra y Luismi –y esta caricatura de Cádiz en lo que el penalti lo espabilaba–

esconderán el debate, pero después de tres jornadas, Cano solo tira de Cantero como segundo recurso, Waldo no sale de la oscuridad y se achican las capacidades de Maikel Mesa. Y entre tanto, aflora una de las verdades del fútbol: solo los jugadores adecuados hacen bueno un sistema.

El sistema, por si fuera poco, incluyó una novedad. Cano apostó calzar a Bodiger entre Juande y Rubén Alves y armó un 5-4-1 con el que consiguió cerrar los pasillos interiores, proteger a los centrales naturales y dar algo de manga ancha a Mellot y David. Delante una línea de cuatro aplicada a defender y arriba Ángel, al que nunca le llegó una pelota digna de remate.

Abrochadito de esta guisa, el Cádiz empezó empujando y cuando llegó la fatalidad que va haciéndose costumbre en este Tenerife (un choque de Juande con Fali que sacó a los dos del partido), tanto debutó Gayá como se desnudó el Cádiz, incapaz de jugar a la corta más de tres pases pese al efecto champán de la entrada de Ontiveros, lo que dura el gas salido de la botella. Con el malagueño por Fali, agitó algo el ataque cadista y revalorizó a David, siempre puntual para barrer los balones comprometidos que no atinaban a negociar los tres centrales.

Pasado el momento de Ontiveros, el Tenerife se vio con campo para probar a Waldo a la carrera al espacio. En una de esas, el extremo ganó el esprint hasta la línea de puerta y provocó el córner con el que alumbró el 0-1.

El Tenerife de Cano, al menos, tiene claro que de los saques de esquina se saca más directos al área que jugados a dos toques cortos. Así que Lusmi la puso al área chica, la prolongó de cabeza Gayá y la apuntilló Diarra –listo, ganando la espalda– rematando sin marca ante el portero.

El bálsamo de Diarra tranquilizó al Tenerife, acrecentó el cabreo del cadismo y llevó al Tenerife hasta un descanso sin sobresaltos. Y de regreso del entreacto, no parecieron los blanquiazules incómodos con el guion. Revelada la incapacidad de Alcaraz y Escalante para romper con conducciones, tampoco le lucieron a Paco López las permutaciones de papeles del trío de atacantes detrás de Chris Ramos.

Consumido otro rato de frustración local, apareció el factor Luismi Cruz después de una asociación fallida con Ángel que le puso otra vez con el balón en sus pies. Obligado a improvisar en un metro, metió un caño para salvar a Glauder y Chust y se descubrió solo ante David Gil hasta acabar de pulir la pieza: una vaselina a la media salida del portero.

Entre los cambios de López y la bronca ambiental, el Cádiz se avino a entregarse a la heroica de aquella forma, la de hoy con centros al área a lo que diera la insistencia de Ramos. En una de esas llegó a destiempo Rubén Alves, cayó por una patada y engañó al árbitro: simulación y tarjeta amarilla. Desde el Var corrigieron el error: adiós, tarjeta; hola, penalti. Como ya andaba en el campo Álex Fernández, sería gol seguro. Y lo fue.

El viento del Carranza roló de levante a poniente, Ocampo se recordó quién era y el Tenerife puso el resto, pese al gol que bien anularon al uruguayo por un fuera de juego previo de Mwape (m.85).

Aunque el mismo Mwape se redimió con la mitad de los diez minutos de alargue consumidos. En el enésimo balón a la hoya, Tomeu no dejó de serlo y –peor aún– Gayá perdió la marca. Cuando quiso impedir la tragedia Mellot, el delantero era un armario de tres cuerpos cayendo desde la azotea, decidido hacia el remate con todo que fue el 2-2.

(2) CÁDIZ CF: David Gil; Zaldúa (Iván Alejo, m.60), Víctor Chust, Glauder, Iza Carcelén (José Matos, m.81); Fali (Ontiveros, m.12); Sobrino (Mwepu m.81), Alcaraz (Alarcón, m.68), Escalante (Álex Fernández, m.68), Ocampo; Chris Ramos.

(2) CD TENERIFE: Tomeu Nadal; Mellot, Juande (Gayá, m.12), Rubén Alves, David (Guerrero, m.75); Bodiger Diarra; Luismi Cruz (Álex Corredera, m.88), Maikel Mesa (Teto, m.88), Waldo (Enric Gallego, m.75); y Ángel (Cantero, m.62).

GOLES: 0-1, Diarra (m.26). 0-2, Luismi Cruz (m.54). 1-2, Álex Fernández, de penalti (m.74). 2-2, Mwepu (m.90+4).

ÁRBITRO: Salvador Lax Franco (comité murciano). Expulsó al entrenador de porteros del Tenerife, Zeben Díaz. Amonestó a Ontiveros (m.22), Ocampo (45+7), Alcaraz (52), Alarcón (84) y a los visitantes Tomeu Nadal (64) y Cantero (90+1).

INCIDENCIAS: Partido de la tercera jornada de LaLiga Hypermotion (Segunda División) 24-25. Estadio Nuevo Mirandilla, ante 16.518 espectadores.

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