30 de mayo

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Celebrábamos en mayo de 2020 el Día de Canarias más especial de estos casi cuarenta años de autonomía y lo hacíamos en un clima de enorme incertidumbre tras dos meses de confinamiento estricto como consecuencia de la irrupción del COVID-19. Una de las pocas cosas claras en aquel entonces era la determinación de toda la sociedad canaria por vencer a la pandemia, por tratar de vislumbrar un horizonte que fuese más allá de una situación desconocida, desbordante y, sobre todo, triste, muy triste.

Llegamos a este 30 de mayo aún en plena lucha contra el COVID-19, pero de manera muy diferente. Hoy, las palabras de nuestro día a día son, por fortuna, otras: hablamos de apertura, de comienzo, de esperanza, de reactivación.

Ese mensaje de optimismo, no obstante, no nos hace olvidar a las más de 700 personas fallecidas en nuestro archipiélago desde que el 31 de enero de 2020 se diagnosticó el primer caso de la enfermedad. Por ellos, por ellas hemos de continuar unidos sin bajar la guardia, porque aún no está andado todo el camino.

Un año después de que el Parlamento de Canarias acogiese, por primera vez en su historia, el acto institucional del 30 de Mayo, nos situamos en este Día de Canarias 2021 celebrando, en primer lugar, el valor y determinación del pueblo de Canarias, que ha sabido crecerse ante uno de los mayores desafíos de su historia reciente. La ciudadanía de las ocho islas ha dado ejemplo diario de resistencia y madurez, asumiendo con enorme responsabilidad una situación que ha impuesto condiciones y normas en muchos casos realmente complicadas.

Celebramos hoy también la tenacidad de los hombres y mujeres que en este largo año se han mantenido firmes en su lucha, desde primera línea, contra la pandemia. Para siempre quedarán en nuestra retina las imágenes de la solidaridad, del acompañamiento, de la protección, del apoyo.

Eso es Canarias. Canarias es esa gente anónima que no duda ni por un instante en ofrecerse para echar una mano en lo que resulte necesario. Canarias son tantas y tantas personas que han sacado lo mejor de sí mismas para salvar vidas. Canarias es la respuesta colectiva a un enemigo común.

Canarias es, también, espacio de libertad y convivencia. Cuando nuestro foro de diálogo y representación por excelencia, el Parlamento de Canarias, se prepara para cumplir cuarenta años en esta décima legislatura, podemos decir con orgullo que hemos sabido manejar con acierto y habilidad los mecanismos que nos otorga el sistema democrático para demostrarle al mundo que en estas ocho islas, las diferencias y discrepancias construyen debates que enriquecen.

Canarias es Europa. Nuestra lejanía no resta ni un ápice de sentimiento europeísta y, desde la defensa del papel indiscutible que juegan las regiones en la construcción de un proyecto europeo cuya solidez se exige más necesaria que nunca, reclamamos, en un proceso justo de recuperación, ser escuchados y tenidos en cuenta. Solamente así se estará a la altura de los desafíos que afrontamos, desafíos como pueden serlo el reto demográfico o los movimientos migratorios.

Canarias es respeto, concordia y tolerancia. Como pueblo emigrante, sabemos lo que significa partir hacia lo desconocido, tener que abandonar nuestro hogar para labrarnos un futuro mejor. Por tanto, ante la crisis humanitaria que afrontamos, la respuesta debe ser acorde a los valores de un territorio, Europa, que ha de garantizar los derechos, la libertad y la dignidad de las personas Canarias es capacidad de reinventarnos, de convertir en oportunidades las adversidades. Por esa razón, este punto de inflexión que representa el COVID- 19 debe ser el momento para resetearnos, para decidir lo que queremos para nuestra tierra a partir de ahora y defender cuanto seamos capaces de mejorar.

Nuestros aciertos y errores de hoy forjarán la Canarias del mañana, la que dejaremos de herencia a nuestros hijos y nietos.