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Adopciones ilegales

Al igual que miles de personas aún siguen buscando a sus hijos/as y hermanos/as en el territorio español y Archipiélago canario, mi amiga Paqui, que reside en Tenerife, también insiste en la búsqueda de su hermano, desaparecido tras un accidente de tráfico ocurrido el 14 de mayo de 1972, en el término municipal de San Roque (Cádiz). En ese coche viajan los padres de Paqui y sus cinco hermanos. Sus padres quedaron grave, pero ella y sus hermanos, con heridas leves. Su hermano José María, que tenía un mes de vida, sostenido en los brazos de Paqui, entro en el hospital vivo y con respiración normal. Sus padres fueron trasladados al hospital de Algeciras, con diversas lesiones, pero conscientes en todo momento. Mientras que Paqui y sus hermanos de 9, 7, 5 2 y un mes, se quedaron en Cádiz. Cuando su familia fue a recogerlos, le comentaron que el menor de los hermanos, había muerto.

Su tía pidió ver el cuerpo del niño, y tras insistir de forma reiterada, le sacaron un niño de un frigorífico, todo vendado y que a penas se le veía la cara. Cómo era lógico, su tía no lo pudo reconocer. Más tarde, le comunicaron que el niño tenía que ser trasladado al cementerio de Algeciras, con el objetivo de ser enterrado, pero con sin poder verlo y con el féretro cerrado. Al pasar 20 años del suceso, la madre de Paqui decide poner los restos de su hijo con los de sus abuelos, pero para sorpresa de la madre, cuando el sepulturero abre el pequeño féretro, no había nada. Ningún resto óseo, y nada de vendas. El sepulturero le dijo que eso era normal. Más tarde, citan al supuesto menor muerto, al servicio militar, otra sorpresa.

Del mismo modo, el certificado de la muerte de su hermano no lo firma médico, solamente un forense que no pone su número de colegiado ni firma personal. De la misma manera, la familia accidentada no consta, según el archivo del hospital, el ingreso de los siete miembros de la familia de Paqui, ocurrido el 14 de mayo de 1972. Así, pues, como el caso de Paqui, son miles de niños desaparecidos en España y Canarias. Ahora, y gracias a la colaboración altruista de Antonio Barroso, presidente de la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Ilegales (Anadir) y las hermanas Díaz Carrasco, la investigación sigue su curso legal, pero será y sigue siendo, un largo caminos para miles de familias que buscan a sus seres queridos.

Rafael Lutzardo

Al igual que miles de personas aún siguen buscando a sus hijos/as y hermanos/as en el territorio español y Archipiélago canario, mi amiga Paqui, que reside en Tenerife, también insiste en la búsqueda de su hermano, desaparecido tras un accidente de tráfico ocurrido el 14 de mayo de 1972, en el término municipal de San Roque (Cádiz). En ese coche viajan los padres de Paqui y sus cinco hermanos. Sus padres quedaron grave, pero ella y sus hermanos, con heridas leves. Su hermano José María, que tenía un mes de vida, sostenido en los brazos de Paqui, entro en el hospital vivo y con respiración normal. Sus padres fueron trasladados al hospital de Algeciras, con diversas lesiones, pero conscientes en todo momento. Mientras que Paqui y sus hermanos de 9, 7, 5 2 y un mes, se quedaron en Cádiz. Cuando su familia fue a recogerlos, le comentaron que el menor de los hermanos, había muerto.

Su tía pidió ver el cuerpo del niño, y tras insistir de forma reiterada, le sacaron un niño de un frigorífico, todo vendado y que a penas se le veía la cara. Cómo era lógico, su tía no lo pudo reconocer. Más tarde, le comunicaron que el niño tenía que ser trasladado al cementerio de Algeciras, con el objetivo de ser enterrado, pero con sin poder verlo y con el féretro cerrado. Al pasar 20 años del suceso, la madre de Paqui decide poner los restos de su hijo con los de sus abuelos, pero para sorpresa de la madre, cuando el sepulturero abre el pequeño féretro, no había nada. Ningún resto óseo, y nada de vendas. El sepulturero le dijo que eso era normal. Más tarde, citan al supuesto menor muerto, al servicio militar, otra sorpresa.