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Agradecimiento

Porque, ya ven, todos creíamos que los áticos, compasivos, se lo habían quedado un tiempito pero resulta que no, que pretende meter baza para que el personal crea que sigue mandando aquí. Me vino bien, pues, el recordatorio y lamento no entender de coches y no poder corresponderle al ignorar cuál es, exactamente, cuál es el Citroen CX al que, dice, aventajo yo en tamaño de morro. De niño me decían los amigos “cabezúo”, a secas; y si se metían a comparar mi considerable testa con algo, aseguraban que tenía yo más cabeza que un saco de tachas. Así que lo del morro es nuevo y me hubiera gustado aclarar ese extremo si no fuera porque el dicho comunicante se refugia en el anonimato. Aunque, la verdad, tampoco interesa semejante intercambio ya que sus escritos tienen menos fondo que una lata de anchoas; por seguir con las comparaciones.Pero hizo bien en recordarme que soy bitemático total pues el macho acaba de hacer otra de las suyas al cesar a Jacinto Quevedo en el Museo de la Ciencia cuyo Patronato controla.De Quevedo habla por sí solo el propio Museo que concibió, el más visitado con mucho de las Islas y de los primeros de España. Prefiero recordar bitemáticamente cómo intentó Soria hacer fracasar el proyecto; cómo don Olarte lo salvó al acogerlo la Consejería de Turismo; cómo el macho Soria, ya en el Cabildo, trató de cargárselo de nuevo proponiendo sustituirlo por una pinacoteca y la manía que le cogió a Quevedo porque la gente se le reviró y tuvo que recular. Por fin consiguió su venganza y que sea enhorabuena, pues deben reconocerse los éxitos ajenos: con su perseverancia ha demostrado que no es bueno tener en Gran Canaria instituciones dependientes del Gobierno. Espero que sobreviva el Museo.Y ya que hablo de cultura soriásica, fíjense donde ha puesto al CAAM después de sus prometedores inicios. Si bien el referente de la sensibilidad cultural del macho siempre será el solar del antiguo Asilo de Ancianos, que fuera reconvertido en Centro Insular de Cultura y que felizmente es hoy un aparcamiento. Por el que me pasaré esta misma mañana, a ver si me entero de cuál es el Citroen CX; que ya resulta como de la familia, oye.

Porque, ya ven, todos creíamos que los áticos, compasivos, se lo habían quedado un tiempito pero resulta que no, que pretende meter baza para que el personal crea que sigue mandando aquí. Me vino bien, pues, el recordatorio y lamento no entender de coches y no poder corresponderle al ignorar cuál es, exactamente, cuál es el Citroen CX al que, dice, aventajo yo en tamaño de morro. De niño me decían los amigos “cabezúo”, a secas; y si se metían a comparar mi considerable testa con algo, aseguraban que tenía yo más cabeza que un saco de tachas. Así que lo del morro es nuevo y me hubiera gustado aclarar ese extremo si no fuera porque el dicho comunicante se refugia en el anonimato. Aunque, la verdad, tampoco interesa semejante intercambio ya que sus escritos tienen menos fondo que una lata de anchoas; por seguir con las comparaciones.Pero hizo bien en recordarme que soy bitemático total pues el macho acaba de hacer otra de las suyas al cesar a Jacinto Quevedo en el Museo de la Ciencia cuyo Patronato controla.De Quevedo habla por sí solo el propio Museo que concibió, el más visitado con mucho de las Islas y de los primeros de España. Prefiero recordar bitemáticamente cómo intentó Soria hacer fracasar el proyecto; cómo don Olarte lo salvó al acogerlo la Consejería de Turismo; cómo el macho Soria, ya en el Cabildo, trató de cargárselo de nuevo proponiendo sustituirlo por una pinacoteca y la manía que le cogió a Quevedo porque la gente se le reviró y tuvo que recular. Por fin consiguió su venganza y que sea enhorabuena, pues deben reconocerse los éxitos ajenos: con su perseverancia ha demostrado que no es bueno tener en Gran Canaria instituciones dependientes del Gobierno. Espero que sobreviva el Museo.Y ya que hablo de cultura soriásica, fíjense donde ha puesto al CAAM después de sus prometedores inicios. Si bien el referente de la sensibilidad cultural del macho siempre será el solar del antiguo Asilo de Ancianos, que fuera reconvertido en Centro Insular de Cultura y que felizmente es hoy un aparcamiento. Por el que me pasaré esta misma mañana, a ver si me entero de cuál es el Citroen CX; que ya resulta como de la familia, oye.